De no fructificar las negociaciones, el club estaría abocado al traspaso de Gámez, y este depende de que salga el portugués
La tardanza en el desenlace de las negociaciones entre Fernando Sanz y el jeque Abdullah ben Nasser Al Thani obliga al Málaga a pensar en un 'plan B', la alternativa al proyecto planteado con la entrada de un inversor. Curiosamente, esa segunda vía quedaría supeditada a un nombre ajeno al club de La Rosaleda: el lateral derecho portugués Miguel, del Valencia.
Si el Málaga no cuenta con la deseada inyección económica, su situación será muy complicada. Sanz ya era consciente de ello y por esa razón optó por buscar aliados. Ante la falta de opciones en Málaga e incluso en Andalucía, no dudó en lanzar sus redes en el exterior. El presidente blanquiazul tiene más que asumidas las limitaciones de la entidad -en gran medida por el pago obligado cada año de los casi tres millones correspondientes al convenio de acreedores- y desde que empezó la temporada pasada comprobó que el riesgo era extremo y que la situación de inferioridad respecto a la mayoría de los rivales de la Primera División no podía repetirse.
Enorme riesgo
El 'plan B' entraña un enorme riesgo y exige, como ya apuntó Juan Ramón Muñiz en una entrevista con SUR días después de la permanencia, «trabajo e imaginación». El presupuesto para los emolumentos de los jugadores del primer equipo volverá a ser de 12 millones, pero a día de hoy la plantilla ya está compuesta por 24 jugadores -si se incluye a Toribio, con el que está cerrado el acuerdo de renovación- y, lo que es peor, con una cantidad ya garantizada de 10,5 millones. Por lo tanto, el margen de maniobra es mínimo.
De este modo, el panorama sólo se despejaría mediante dos fórmulas. La primera consiste en obtener un éxito en la negociación para prescindir de aquellos jugadores con contrato en vigor y descartados por los técnicos. Sólo en el caso de los tres cedidos (Miguel Ángel, Pere Martí y Edinho) la cifra ascendería a 1,2 millones. No obstante, esta vía parece muy complicada, porque la situación en el fútbol no invita a creer que los jugadores vayan a dar facilidades, más si cabe ante las escasas perspectivas económicas y deportivas que se les presentan en otros clubes.
Vistas estas dificultades, la segunda opción parece la más factible: un traspaso. Y en este caso la lista de candidatos es muy reducida. Posiblemente el único que le puede dejar un beneficio claro al Málaga es Jesús Gámez. Y tampoco es un secreto que el Valencia lo pretende a toda costa por expreso deseo de su entrenador, Unai Emery.
La destitución del hasta hace unos días director deportivo del Valencia, el ex internacional Fernando -cuyo enfrentamiento con la cúpula del club se ha agudizado en las últimas horas-, apenas varía las intenciones de la entidad de Mestalla respecto al lateral derecho fuengiroleño.
No obstante, Jesús Gámez es el primer objetivo para reforzar la cobertura -en Valencia también se valoran sus actuaciones como central-, pero su llegada depende de la salida de otro futbolista. El conjunto levantino no moverá ficha hasta que consiga encontrarle acomodo al díscolo futbolista portugués Miguel, y todo va a depender presumiblemente del rendimiento del compatriota de Duda durante el Mundial de Sudáfrica.
Ese es un serio obstáculo para el Málaga, porque este efecto dominó se demoraría hasta mediados de julio y todo parece indicar que, en caso de que no se consume la venta del club de La Rosaleda, urge disponer de cierta liquidez para cerrar diversas operaciones relacionadas con jugadores que se incorporen al equipo.
http://malagacf.sur.es/noticias/2010-06-10/lateral-valencianista-miguel-pieza-20100610.html