Vino con la pegatina de mejor árbitro europeo del momento y se fue con el cartel de peor colegiado que pasó por La Rosaleda en años. La elección de Alberto Undiano Mallenco para dirigir el Málaga-Real Madrid del epílogo de la temporada no fue mera cuestión aleatoria. No. Eligieron al más capacitado para aplicar justicia, pero el 16 de mayo de 2010 no fue el día de Undiano. No quiso ver un clamoroso penalti de Sergio Ramos a Caicedo que hubiera acarreado su expulsión, no le enseñó la segunda amarilla a Guti, no echó a Cristiano y expulsó injustamente a Duda. Cuatro errores garrafales que han pasado a estado gaseoso gracias a que el Málaga no descendió.
Dos semanas después, el navarro se sincera en ‘El diván de Olga Viza’, de Marca. En el ambiente taurino propio del mítico Café Iruña de Pamplona, Undiano habla de cornadas y de toros: "El partido de La Rosaleda fue un Miura. Llevo diez años en Primera y es en la única que recuerdo que en su última jornada no había ningún equipo descendido. Los partidos más difíciles son aquellos de equipos implicados en el descenso. Los futbolistas se están jugando un salto cualitativo muy grande, lo ves en sus rostros. Recuerdo ese último encuentro a los jugadores del Málaga que, como ese día no hay marcadores ni reloj, venían cada 30 segundos a preguntarme que cuánto faltaba para el final".
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