La primera forma de vida artificial
Aseguró que en 2009 presentaría al mundo la primera forma de vida artificial creada en un laboratorio. John Craig Venter, uno de los 'padres' del genoma humano, ha cumplido su promesa con sólo unos meses de retraso; o quizás todavía no, si hacemos caso a algunos de sus colegas. En la revista 'Science' anuncia el nacimiento de lo que él llama la primera «célula sintética», aunque sólo su genoma lo es. Venter y los 25 científicos de elite que ha reclutado para su proyecto no han logrado una célula artificial generada por completo a partir de elementos inertes. Se trata de un híbrido, con la estructura natural de una bacteria y material genético artificial.
Para lograrlo, los investigadores primero generaron un cromosoma sintético, una réplica a imagen y semejanza del genoma de la bacteria ('Mycoplasma mycoides') y después lo trasplantaron a otra bacteria viva ('M. capricolum') que actuó como recipiente para crear una nueva. Una vez implantado, el ADN de síntesis se activó y empezó a funcionar en la nueva célula.
Venter defiende su hito: «Es el primer organismo sintético que se ha fabricado jamás y lo afirmamos porque se deriva de un cromosoma totalmente artificial, fabricado con cuatro botellas de sustancias químicas en un sintetizador que arrancó con la información de un ordenador».
Sea o no totalmente artificial, este paso nunca se había dado antes y abre un mundo de infinitas posibilidades en el que la imaginación humana parece la única barrera. La nueva célula generada es el pistoletazo de salida para la fabricación de microorganismos 'a la carta' en el laboratorio. Bacterias diseñadas para desarrollar medicamentos más eficaces, fabricar nuevos biocombustibles y formas de energía alternativas o quizá para comerse residuos tan peligrosos en el mar como el petróleo.
El equipo de Venter también ha hecho planes. Uno de sus proyectos es diseñar algas que capturen dióxido de carbono; otro, fabricar nuevos hidrocarburos. Trabajan en fórmulas con las que acelerar la fabricación de vacunas. Obtener nuevas sustancias químicas o ingredientes alimenticios o limpiar el medio ambiente también forma parte de los sueños de este científico, tan prodigioso como polémico. No sólo él cree en su visión. El científico, premio Príncipe de Asturias en 2001 por sus descubrimientos sobre el genoma humano, tiene un acuerdo con la multinacional BP, la compañía responsable del vertido del Golfo de México, uno de los mayores desastres ecológicos de los últimos tiempos.
Aseguró que en 2009 presentaría al mundo la primera forma de vida artificial creada en un laboratorio. John Craig Venter, uno de los 'padres' del genoma humano, ha cumplido su promesa con sólo unos meses de retraso; o quizás todavía no, si hacemos caso a algunos de sus colegas. En la revista 'Science' anuncia el nacimiento de lo que él llama la primera «célula sintética», aunque sólo su genoma lo es. Venter y los 25 científicos de elite que ha reclutado para su proyecto no han logrado una célula artificial generada por completo a partir de elementos inertes. Se trata de un híbrido, con la estructura natural de una bacteria y material genético artificial.
Para lograrlo, los investigadores primero generaron un cromosoma sintético, una réplica a imagen y semejanza del genoma de la bacteria ('Mycoplasma mycoides') y después lo trasplantaron a otra bacteria viva ('M. capricolum') que actuó como recipiente para crear una nueva. Una vez implantado, el ADN de síntesis se activó y empezó a funcionar en la nueva célula.
Venter defiende su hito: «Es el primer organismo sintético que se ha fabricado jamás y lo afirmamos porque se deriva de un cromosoma totalmente artificial, fabricado con cuatro botellas de sustancias químicas en un sintetizador que arrancó con la información de un ordenador».
Sea o no totalmente artificial, este paso nunca se había dado antes y abre un mundo de infinitas posibilidades en el que la imaginación humana parece la única barrera. La nueva célula generada es el pistoletazo de salida para la fabricación de microorganismos 'a la carta' en el laboratorio. Bacterias diseñadas para desarrollar medicamentos más eficaces, fabricar nuevos biocombustibles y formas de energía alternativas o quizá para comerse residuos tan peligrosos en el mar como el petróleo.
El equipo de Venter también ha hecho planes. Uno de sus proyectos es diseñar algas que capturen dióxido de carbono; otro, fabricar nuevos hidrocarburos. Trabajan en fórmulas con las que acelerar la fabricación de vacunas. Obtener nuevas sustancias químicas o ingredientes alimenticios o limpiar el medio ambiente también forma parte de los sueños de este científico, tan prodigioso como polémico. No sólo él cree en su visión. El científico, premio Príncipe de Asturias en 2001 por sus descubrimientos sobre el genoma humano, tiene un acuerdo con la multinacional BP, la compañía responsable del vertido del Golfo de México, uno de los mayores desastres ecológicos de los últimos tiempos.
El salto final
Este trabajo es el salto final para el que se habían preparado estos investigadores durante años. En enero de 2008 anunciaron la primera creación de un genoma sintético, el de una bacteria con más de 570.000 pares de base. Lo hicieron con un sistema complejo de ingeniería genética que permite sintetizar segmentos artificiales de ADN, unirlos y clonarlos, utilizando dos recipientes biológicos, una bacteria y la levadura. O, como prefiere explicar Venter, al compararlo con el funcionamiento de un ordenador: «Si nuestro código genético y los cromosomas son los programas fundamentales de nuestro sistema operativo, hemos reproducido en el laboratorio el sistema operativo humano. Sólo nos queda ponerlo en marcha». Y eso es lo que acaban de conseguir. En esta ocasión han jugado al bricolaje genético con otra bacteria, la 'M. mycoides'.
El grupo de Venter, en el que se encuentran el Nobel de Medicina Hamilton Smith y Dan Gibson, autor principal del estudio de 'Science', había afirmado que éste era el paso definitivo para asistir al nacimiento de un organismo artificial.
Científicos españoles reconocen el valor técnico de la investigación, aunque no creen que se pueda afirmar que se ha creado la primera forma de vida artificial. Luis Serrano, vicerrector del Centro de Regulación Genómica de Barcelona (CRG), no duda en considerar el estudio de «excelente», pero aún le queda un paso más para crear vida artificial. «Sólo ha reemplazado el ADN, no ha creado una célula nueva sintética».
Como en 'Parque Jurásico'
Si se buscan analogías, Serrano opta por compararlo con el guión de 'Parque Jurásico', versión bacterias. «En lugar de poner ADN de dinosaurio en un huevo de avestruz, se ha introducido el genoma de una bacteria en otra, pero definitivamente no se ha creado una célula sintética».
En opinión de Manuel Porcar, coordinador del grupo de Biología Sintética del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia, se trata también de «un paso significativo» hacia la recreación de vida artificial. Afirmar que se ha creado una célula bacteriana de síntesis le parece «exagerado». La estrategia utilizada en el experimento sí supone «un gran avance» para el progreso de la biología sintética. «Por primera vez, un cromosoma sintético resulta ser funcional. Pero el precio de la producción industrial de ADN aún es caro y las técnicas de ensamblaje, verificación e inserción deben aún simplificarse para producir a gran escala organismos sintéticos», recuerda.
Las posibilidades son infinitas. La célula de Venter es sólo un ejercicio experimental, una prueba de lo que puede ser el futuro. «Sólo por motivos filosóficos y de ciencia básica ya es interesante», reflexiona Serrano.
Aseguró que en 2009 presentaría al mundo la primera forma de vida artificial creada en un laboratorio. John Craig Venter, uno de los 'padres' del genoma humano, ha cumplido su promesa con sólo unos meses de retraso; o quizás todavía no, si hacemos caso a algunos de sus colegas. En la revista 'Science' anuncia el nacimiento de lo que él llama la primera «célula sintética», aunque sólo su genoma lo es. Venter y los 25 científicos de elite que ha reclutado para su proyecto no han logrado una célula artificial generada por completo a partir de elementos inertes. Se trata de un híbrido, con la estructura natural de una bacteria y material genético artificial.
Para lograrlo, los investigadores primero generaron un cromosoma sintético, una réplica a imagen y semejanza del genoma de la bacteria ('Mycoplasma mycoides') y después lo trasplantaron a otra bacteria viva ('M. capricolum') que actuó como recipiente para crear una nueva. Una vez implantado, el ADN de síntesis se activó y empezó a funcionar en la nueva célula.
Venter defiende su hito: «Es el primer organismo sintético que se ha fabricado jamás y lo afirmamos porque se deriva de un cromosoma totalmente artificial, fabricado con cuatro botellas de sustancias químicas en un sintetizador que arrancó con la información de un ordenador».
Sea o no totalmente artificial, este paso nunca se había dado antes y abre un mundo de infinitas posibilidades en el que la imaginación humana parece la única barrera. La nueva célula generada es el pistoletazo de salida para la fabricación de microorganismos 'a la carta' en el laboratorio. Bacterias diseñadas para desarrollar medicamentos más eficaces, fabricar nuevos biocombustibles y formas de energía alternativas o quizá para comerse residuos tan peligrosos en el mar como el petróleo.
El equipo de Venter también ha hecho planes. Uno de sus proyectos es diseñar algas que capturen dióxido de carbono; otro, fabricar nuevos hidrocarburos. Trabajan en fórmulas con las que acelerar la fabricación de vacunas. Obtener nuevas sustancias químicas o ingredientes alimenticios o limpiar el medio ambiente también forma parte de los sueños de este científico, tan prodigioso como polémico. No sólo él cree en su visión. El científico, premio Príncipe de Asturias en 2001 por sus descubrimientos sobre el genoma humano, tiene un acuerdo con la multinacional BP, la compañía responsable del vertido del Golfo de México, uno de los mayores desastres ecológicos de los últimos tiempos.
Aseguró que en 2009 presentaría al mundo la primera forma de vida artificial creada en un laboratorio. John Craig Venter, uno de los 'padres' del genoma humano, ha cumplido su promesa con sólo unos meses de retraso; o quizás todavía no, si hacemos caso a algunos de sus colegas. En la revista 'Science' anuncia el nacimiento de lo que él llama la primera «célula sintética», aunque sólo su genoma lo es. Venter y los 25 científicos de elite que ha reclutado para su proyecto no han logrado una célula artificial generada por completo a partir de elementos inertes. Se trata de un híbrido, con la estructura natural de una bacteria y material genético artificial.
Para lograrlo, los investigadores primero generaron un cromosoma sintético, una réplica a imagen y semejanza del genoma de la bacteria ('Mycoplasma mycoides') y después lo trasplantaron a otra bacteria viva ('M. capricolum') que actuó como recipiente para crear una nueva. Una vez implantado, el ADN de síntesis se activó y empezó a funcionar en la nueva célula.
Venter defiende su hito: «Es el primer organismo sintético que se ha fabricado jamás y lo afirmamos porque se deriva de un cromosoma totalmente artificial, fabricado con cuatro botellas de sustancias químicas en un sintetizador que arrancó con la información de un ordenador».
Sea o no totalmente artificial, este paso nunca se había dado antes y abre un mundo de infinitas posibilidades en el que la imaginación humana parece la única barrera. La nueva célula generada es el pistoletazo de salida para la fabricación de microorganismos 'a la carta' en el laboratorio. Bacterias diseñadas para desarrollar medicamentos más eficaces, fabricar nuevos biocombustibles y formas de energía alternativas o quizá para comerse residuos tan peligrosos en el mar como el petróleo.
El equipo de Venter también ha hecho planes. Uno de sus proyectos es diseñar algas que capturen dióxido de carbono; otro, fabricar nuevos hidrocarburos. Trabajan en fórmulas con las que acelerar la fabricación de vacunas. Obtener nuevas sustancias químicas o ingredientes alimenticios o limpiar el medio ambiente también forma parte de los sueños de este científico, tan prodigioso como polémico. No sólo él cree en su visión. El científico, premio Príncipe de Asturias en 2001 por sus descubrimientos sobre el genoma humano, tiene un acuerdo con la multinacional BP, la compañía responsable del vertido del Golfo de México, uno de los mayores desastres ecológicos de los últimos tiempos.
El salto final
Este trabajo es el salto final para el que se habían preparado estos investigadores durante años. En enero de 2008 anunciaron la primera creación de un genoma sintético, el de una bacteria con más de 570.000 pares de base. Lo hicieron con un sistema complejo de ingeniería genética que permite sintetizar segmentos artificiales de ADN, unirlos y clonarlos, utilizando dos recipientes biológicos, una bacteria y la levadura. O, como prefiere explicar Venter, al compararlo con el funcionamiento de un ordenador: «Si nuestro código genético y los cromosomas son los programas fundamentales de nuestro sistema operativo, hemos reproducido en el laboratorio el sistema operativo humano. Sólo nos queda ponerlo en marcha». Y eso es lo que acaban de conseguir. En esta ocasión han jugado al bricolaje genético con otra bacteria, la 'M. mycoides'.
El grupo de Venter, en el que se encuentran el Nobel de Medicina Hamilton Smith y Dan Gibson, autor principal del estudio de 'Science', había afirmado que éste era el paso definitivo para asistir al nacimiento de un organismo artificial.
Científicos españoles reconocen el valor técnico de la investigación, aunque no creen que se pueda afirmar que se ha creado la primera forma de vida artificial. Luis Serrano, vicerrector del Centro de Regulación Genómica de Barcelona (CRG), no duda en considerar el estudio de «excelente», pero aún le queda un paso más para crear vida artificial. «Sólo ha reemplazado el ADN, no ha creado una célula nueva sintética».
Como en 'Parque Jurásico'
Si se buscan analogías, Serrano opta por compararlo con el guión de 'Parque Jurásico', versión bacterias. «En lugar de poner ADN de dinosaurio en un huevo de avestruz, se ha introducido el genoma de una bacteria en otra, pero definitivamente no se ha creado una célula sintética».
En opinión de Manuel Porcar, coordinador del grupo de Biología Sintética del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia, se trata también de «un paso significativo» hacia la recreación de vida artificial. Afirmar que se ha creado una célula bacteriana de síntesis le parece «exagerado». La estrategia utilizada en el experimento sí supone «un gran avance» para el progreso de la biología sintética. «Por primera vez, un cromosoma sintético resulta ser funcional. Pero el precio de la producción industrial de ADN aún es caro y las técnicas de ensamblaje, verificación e inserción deben aún simplificarse para producir a gran escala organismos sintéticos», recuerda.
Las posibilidades son infinitas. La célula de Venter es sólo un ejercicio experimental, una prueba de lo que puede ser el futuro. «Sólo por motivos filosóficos y de ciencia básica ya es interesante», reflexiona Serrano.