El despertar del Málaga antes de un tramo decisivo
Sacrificio, velocidad, confianza, ambición y un once asentado definen la reacción del equipo, con dos triunfos balsámicos antes del parón y el mes más duro
Hay triunfos y triunfos. El 0-4 del Málaga en Huelva no sólo es valorable por lo abultado del tanteo, sino porque dio motivos para irse de descanso con una sensación de sosiego. Unido al 2-1 al Valladolid, ya nadie se acuerda de la falta de gol ni de la escasa proyección ofensiva que mostraba el equipo. No cabe duda de que ha sido el parón más dulce, antes de que mañana el equipo prepare el mes más duro. Ya hay una base de trabajo, un estilo de juego perfeccionable. El despertar se puede sintetizar en diez claves.
1.- Nuevos movimientos. El Málaga sorprendió en Huelva con multitud de en-víos al espacio aprovechando las diagonales de sus extremos, Duda y Eliseu, lo que permitió que cada uno disfrutase al menos de un 'mano a mano' ante Riesgo. El cambio de banda de Eliseu fue providencial, así como el convencimiento de este de buscar esos desmarques en ruptura, así como las apariciones desde el palo opuesto al de la jugada para definir en el área. Tapia no se ha obsesionado por la carencia de extremos derechos (sólo está Cheli). Más que jugadores que desborden, que no es el perfil de los que tiene, buscará futbolistas peligrosos con sus movimientos 'a banda cambiada'.
2.- Una pareja asentada. Cualquiera hubiera apostado más por Salva y Luque durante el verano, pero lo cierto es que, de las parejas ensayadas, la de mejor rendimiento ha sido la formada por Baha y Adrián. Es un dúo con mucha movilidad y sacrificio. Ambos saben aguantar bien el balón de espaldas para descargar el juego, los dos han visto puerta, y en Huelva sus movimientos conectaron con los de los extremos, ya sea para dejar espacios libres en la zona de ataque o para desplazarse a un costado y centrar.
3.- Equilibrio. A Tapia se le tilda de defensivo, pero las goleadas más amplias de los últimos tiempos del Málaga en la élite llevan su firma. Eso sí, lograr un triunfo contundente no obliga a ser osado en el planteamiento. El técnico propone un sistema equilibrado, en el que no todos los hombres se lanzan a una ofensiva alocada. Las subidas de los laterales están muy controladas, incluso en La Rosaleda, y tampoco los medios centro se suelen asomar al balcón del área. De ellos, sólo Apoño luce un disparo intimidador. En el Málaga el ataque suele ser más bien una cuestión de cuatro... Y la defensa, de once.
4.- Solidez defensiva. Es de lo que más se vanagloria el técnico, que ante todo persigue que el Málaga sea un equipo que conceda pocas ocasiones a sus rivales. Desde ahí resulta fácil el éxito deportivo. El Valencia aprovechó al máximo sus aproximaciones, y el 'Recre' sólo inquietó en un tiro lejano de Poli o en otro alto de Barber. Tampoco el Almería ni el Valladolid tuvieron un amplio ramillete de oportunidades ante Arnau. Superado el desconcierto del 4-0 en el Calderón, el Málaga luce como un equipo con pocas fisuras cuando se ordena en tres líneas sin el balón, y el regreso de Hélder Rosário, para formar junto a Weligton, parece haber reforzado aún más este dispositivo, que no acusa cambios en la pareja de 'pivotes'.
5.- Velocidad. El Málaga no tiene demasiados recursos para el ataque estático, ni siquiera para el juego combinativo. Sus goles en jugada son producto de la profundidad y verticalidad, con influencia clara de Eliseu. La velocidad es quizás la cualidad que mejor define el estilo ofensivo el equipo, y basta repasar los tantos conseguidos (exceptuando, lógicamente, los de córner) o las ocasiones claras generadas para encontrar en casi todos como origen un buen pase al espacio.
6.- Ambición ofensiva. La tuvo en grandes dosis el Málaga en el Colombino, porque ni siquiera con el 0-2 sesteó o se mostró conformista. Quizás fue una respuesta natural para recomponer la imagen temerosa de la salida anterior, en Almería, cuando no tuvo ocasiones. Contra el Valladolid, el equipo regaló metros a raíz del 2-1, pero condicionado por los cambios ofensivos de Mendilibar, ante los que tuvo que reaccionar Tapia.
7.- Confianza. Tampoco se puede ocultar que el abismo que media entre el Málaga de las últimas tres jornadas y el que empezó la Liga viene dado por la inyección de moral que se empezó a conquistar con un buen partido frente al Valencia, pese a la derrota por 0-2. Ganar al Valladolid hizo el resto. Las facilidades del Recreativo, débil en la presión, ayudaron más aún. De la duda se ha pasado a un equipo crecido.
8.- Sacrificio. Pocas veces se ha cuestionado al equipo por no darlo todo en el campo, pero tanto en las derrotas como en las victorias es encomiable el trabajo de todos, incluso los delanteros, que apenas se reservan en la presión. Todo parte de un buen vestuario, unido y sin divismo.
9.- Mejor a balón parado. Dos jornadas seguidas marcando de saque de esquina (Lolo y Baha) reflejan un avance, aunque sea pronto para valorar con rigor este extremo. Pero baste recordar que sólo de córner el Málaga de la última campaña no pasó de esta cifra en cuarenta y dos partidos.
10.- Acoplamiento. A diferencia de la temporada anterior, muchos de los fichajes llegaron comenzada la campaña. Algunos, incluso, como Luque o Pablo de Barros, a escasos días del primer partido liguero. El retraso se pagó en el arranque, sin que se adivinara una alineación, pero Tapia estuvo en Huelva en disposición de repetir el mismo once por tercer partido seguido. Problemas de última hora con Lolo y De Barros se lo impidieron.
http://www.diariosur.es/20081013/deportes/malagacf/despertar-malaga-antes-tramo-20081013.html
Sacrificio, velocidad, confianza, ambición y un once asentado definen la reacción del equipo, con dos triunfos balsámicos antes del parón y el mes más duro
Hay triunfos y triunfos. El 0-4 del Málaga en Huelva no sólo es valorable por lo abultado del tanteo, sino porque dio motivos para irse de descanso con una sensación de sosiego. Unido al 2-1 al Valladolid, ya nadie se acuerda de la falta de gol ni de la escasa proyección ofensiva que mostraba el equipo. No cabe duda de que ha sido el parón más dulce, antes de que mañana el equipo prepare el mes más duro. Ya hay una base de trabajo, un estilo de juego perfeccionable. El despertar se puede sintetizar en diez claves.
1.- Nuevos movimientos. El Málaga sorprendió en Huelva con multitud de en-víos al espacio aprovechando las diagonales de sus extremos, Duda y Eliseu, lo que permitió que cada uno disfrutase al menos de un 'mano a mano' ante Riesgo. El cambio de banda de Eliseu fue providencial, así como el convencimiento de este de buscar esos desmarques en ruptura, así como las apariciones desde el palo opuesto al de la jugada para definir en el área. Tapia no se ha obsesionado por la carencia de extremos derechos (sólo está Cheli). Más que jugadores que desborden, que no es el perfil de los que tiene, buscará futbolistas peligrosos con sus movimientos 'a banda cambiada'.
2.- Una pareja asentada. Cualquiera hubiera apostado más por Salva y Luque durante el verano, pero lo cierto es que, de las parejas ensayadas, la de mejor rendimiento ha sido la formada por Baha y Adrián. Es un dúo con mucha movilidad y sacrificio. Ambos saben aguantar bien el balón de espaldas para descargar el juego, los dos han visto puerta, y en Huelva sus movimientos conectaron con los de los extremos, ya sea para dejar espacios libres en la zona de ataque o para desplazarse a un costado y centrar.
3.- Equilibrio. A Tapia se le tilda de defensivo, pero las goleadas más amplias de los últimos tiempos del Málaga en la élite llevan su firma. Eso sí, lograr un triunfo contundente no obliga a ser osado en el planteamiento. El técnico propone un sistema equilibrado, en el que no todos los hombres se lanzan a una ofensiva alocada. Las subidas de los laterales están muy controladas, incluso en La Rosaleda, y tampoco los medios centro se suelen asomar al balcón del área. De ellos, sólo Apoño luce un disparo intimidador. En el Málaga el ataque suele ser más bien una cuestión de cuatro... Y la defensa, de once.
4.- Solidez defensiva. Es de lo que más se vanagloria el técnico, que ante todo persigue que el Málaga sea un equipo que conceda pocas ocasiones a sus rivales. Desde ahí resulta fácil el éxito deportivo. El Valencia aprovechó al máximo sus aproximaciones, y el 'Recre' sólo inquietó en un tiro lejano de Poli o en otro alto de Barber. Tampoco el Almería ni el Valladolid tuvieron un amplio ramillete de oportunidades ante Arnau. Superado el desconcierto del 4-0 en el Calderón, el Málaga luce como un equipo con pocas fisuras cuando se ordena en tres líneas sin el balón, y el regreso de Hélder Rosário, para formar junto a Weligton, parece haber reforzado aún más este dispositivo, que no acusa cambios en la pareja de 'pivotes'.
5.- Velocidad. El Málaga no tiene demasiados recursos para el ataque estático, ni siquiera para el juego combinativo. Sus goles en jugada son producto de la profundidad y verticalidad, con influencia clara de Eliseu. La velocidad es quizás la cualidad que mejor define el estilo ofensivo el equipo, y basta repasar los tantos conseguidos (exceptuando, lógicamente, los de córner) o las ocasiones claras generadas para encontrar en casi todos como origen un buen pase al espacio.
6.- Ambición ofensiva. La tuvo en grandes dosis el Málaga en el Colombino, porque ni siquiera con el 0-2 sesteó o se mostró conformista. Quizás fue una respuesta natural para recomponer la imagen temerosa de la salida anterior, en Almería, cuando no tuvo ocasiones. Contra el Valladolid, el equipo regaló metros a raíz del 2-1, pero condicionado por los cambios ofensivos de Mendilibar, ante los que tuvo que reaccionar Tapia.
7.- Confianza. Tampoco se puede ocultar que el abismo que media entre el Málaga de las últimas tres jornadas y el que empezó la Liga viene dado por la inyección de moral que se empezó a conquistar con un buen partido frente al Valencia, pese a la derrota por 0-2. Ganar al Valladolid hizo el resto. Las facilidades del Recreativo, débil en la presión, ayudaron más aún. De la duda se ha pasado a un equipo crecido.
8.- Sacrificio. Pocas veces se ha cuestionado al equipo por no darlo todo en el campo, pero tanto en las derrotas como en las victorias es encomiable el trabajo de todos, incluso los delanteros, que apenas se reservan en la presión. Todo parte de un buen vestuario, unido y sin divismo.
9.- Mejor a balón parado. Dos jornadas seguidas marcando de saque de esquina (Lolo y Baha) reflejan un avance, aunque sea pronto para valorar con rigor este extremo. Pero baste recordar que sólo de córner el Málaga de la última campaña no pasó de esta cifra en cuarenta y dos partidos.
10.- Acoplamiento. A diferencia de la temporada anterior, muchos de los fichajes llegaron comenzada la campaña. Algunos, incluso, como Luque o Pablo de Barros, a escasos días del primer partido liguero. El retraso se pagó en el arranque, sin que se adivinara una alineación, pero Tapia estuvo en Huelva en disposición de repetir el mismo once por tercer partido seguido. Problemas de última hora con Lolo y De Barros se lo impidieron.
http://www.diariosur.es/20081013/deportes/malagacf/despertar-malaga-antes-tramo-20081013.html