Los de Muñiz sacaron un meritorio empate pese a jugar 50 minutos con un futbolista menos
Dicen que la barrera que separa al amor del odio es muy fina. Cierto. Pero no crean que la línea que define al héroe frente al villano es mucho mayor. El Ono Estadi presenció ayer como un hombre al que tomaron como el malo de la película desde antes de comenzar el partido, se transformó después en su gran protagonista. Y curiosamente el chaval dio primero la de arena para luego redimirse de una forma colosal. Espléndida. Y que, precisamente por ello, dolió mucho más entre la afición bermellona.
Hablamos, claro, de Gustavo Munúa. El meta uruguayo llegaba a Mallorca señalado por toda la afición local. "El enemigo de Dudú. A por él". Y así fue. Al uruguayo se le pitó cuando saltó al campo. Recibió más silbidos cuando hizo paradas. Le cantaron "muérete" desde el minuto uno. Y él respondía con algún que otro gesto, indiferencia a veces y, sobre todo, paradas.
A todo esto, el Málaga se estaba jugando media vida en el Ono Estadi, el campo inexpugnable. El feudo donde el Mallorca se ha ganado ese cuarto puesto de equipo ´Champions´. La nave pilotada por Manzano mete miedo en un campo que, la verdad, decepciona mucho. No me imagino una grada semivacía en La Rosaleda si el Málaga anduviese en la cuarta plaza. Esto sería más bien una fiesta cada domingo. Pero en fin, así son en la isla.
Volviendo al partido, el protagonista seguía siendo el mismo: Munúa. Blanco de las iras del público, respondió sobre todo con dos paradas espectaculares –una de ellas clarísima en un cabezazo de Adúriz que el uruguayo mandó a córner. El Málaga creaba peligro por la banda derecha con Gámez y con un Baha muy trabajador. Hasta que llegaron los dos momentos estelares del meta malaguista.
El primero, al ´tragarse´ un centro de Mattioni por la derecha. El balón fue rebotando hasta que Adúriz lo remató a placer a gol. Salvó Stepanov… con la mano. Penalti y tarjeta. La segunda amarilla, o sea, a la calle. Risas entre el público bermellón, que se frotaba las manos con el 1-0. Frente al marco, el ´Chori´ Castro –que por cierto cuajó un gran partido. Bajo palos, Munúa. Ganó el meta, que detuvo de maravilla un penalti lanzado a su derecha. Fue el fin del primer tiempo.
La situación para Muñiz no era halagüeña. Con uno menos y frente a un equipo imbatible en casa. Pero los albicelestes fueron a por el partido. Con un par. Duda tuvo una falta que por poco sorprende a Aouate. Los locales, con un gran Mattioni y un no menos eléctrico Castro, respondían con peligro a los arreones del Málaga. Pasaban los minutos, aumentaba la tensión y el partido se convertía casi en un thriller.
Hasta que Muñiz movió la última ficha. Sacó del campo a Caicedo y metió a Obinna. El nigeriano volvió literalmente loca a la defensa, hasta el punto de parecer a veces que era el Mallorca quien jugaba con diez. De hecho, pudo tener la gloria en sus botas cuando recogió un saque de puerta, dejó sentado a Aouate y remató a placer. No cayó en la cuenta de que estaba Rubén, que desvió a córner. Eso sí, el nigeriano se pudo redimir después al mandar a la red un centro de Gámez mal rechazado por Martí. Era el premio merecidísimo a una insistencia tenaz frente a un rival que suele apabullar a los demás en su campo.
Pero, a veces, en estas películas suele aparecer un protagonista inesperado que acaba por resolverla, para bien o para mal. En esta ocasión le tocó a Mejuto. Corría el minuto 92. En un centro al área, Munúa salió a por el cuero, pero tropezó con Keita que rodaba por el suelo en el área pequeña. Cayó al suelo y Adúriz remató a placer. Nadie lo celebró. Todos dieron por sentado que estaba anulado. Y Mejuto dio gol. El cabreo de todo el malaguismo en general fue tremendo. Los jugadores salieron a comerse literalmente al colegiado. Porque todo el mundo sabe que el portero en el área pequeña es intocable. Pero la decisión ya no la movía nadie, porque Mejuto se saltó aquella clase. La gloria estuvo muy cerca, pero una vez más hubo ´algo´ que privó a los blanquiazules de ella. En esta ocasión fue el colegiado.
Total, que todo sigue igual. El Málaga se mantiene al borde del precipicio, pero al menos ha sumado un punto frente a un rival que no fue capaz de ganar con uno más, pese a estar en tan temible feudo. La próxima entrega de la saga, ahora con las gradas teñidas de blanquiazul, será crucial.
http://www.laopiniondemalaga.es/malagacf/2010/04/25/mejuto-priva-malaga-tres-puntos-frente-mallorca/335945.html