Mejuto González estaba a favor del 'grande'. Se le vio enseguida, y además lo hizo de una forma tan sibilina que sólo los 'grandes árbitros' pueden y saben hacerlo. Pronto una amarilla a Setepanov en una jugada sin ruido. Sale Iván y otra amarilla. Era cuestión de tiempo que uno de los dos se marchara con la roja a la caseta. Así fue. No terminó el primer tiempo, y Stepanov (mala suerte la de este gran jugador desaprovechado por Muñiz) se tuvo que ir tras una 'cantada' de Munúa, que al final lo arregló con un paradón, pero el equipo se quedó con diez.
Era una pena, porque el Málaga controlaba el partido, pero quedaban más de 50 minutos y jugar con uno menos en un campo maldito esta temporada para los visitantes era mucha desventaja. Sin embargo, Muñiz reaccionó bien y reestructuró a un equipo que se vació. En el segundo tiempo el Málaga demostró un amor propio y una vergüenza profesional dignas de resaltar, pero. Estábamos con 10. Era cuestión de tiempo, porque el equipo se cansaría. Eso lo pensábamos todos, pero el Málaga sacó fuerzas de flaqueza y Obinna pegó un aviso y poco después marcó un gol que hizo saltar a los aficionados malaguistas de sus sillones. Faltaban cuatro minutos, y ganar en Mallorca era un paso de gigante para quedarnos en Primera. Era vital, porque ya ven el Valladolid (para que luego digan que un entrenador no influye en un equipo), pero cuando menos se esperaba, una jugada extraña, que podía haber sido sancionada con falta porque al portero, dice el reglamento, no se le puede tocar en el área pequeña, nos arrebató la victoria.
http://malagacf.sur.es/noticias/2010-04-26/escaso-premio-20100426.html