La suicida decisión de Muñiz de cambiar a ocho jugadores respecto a la alineación inicial del domingo (sólo la salida de Toribio y por sanción estaba suficientemente justificada, las demás lo dudo mucho), incluyendo una defensa casi salida de Tercera, tuvo como efecto final que el Málaga perdió una oportunidad de oro para puntuar en Valencia. La actitud del técnico del Málaga es una de esas cosas que casi nadie puede explicarse y, ni mucho menos, justificar. Pensó Muñiz que el partido importante era el del Tenerife, y dio por perdidos los tres puntos ante un Valencia, que, además, llegaba con toda su artillería recuperada. Lo que no contaba Muñiz es que el rival, pese a ir tercero, no está nada fino, entre otras cosas porque Emery es otro más del grupo de entrenadores mediocres que asolan la Primeraa, y lo demostró ante un Málaga tan cargado de suplentes como de buena voluntad.
Los malaguistas hicieron lo que pudieron, incluso más de lo que se esperaba, porque tal como empezaron las cosas el 1-0 es un marcador más que decente, pero sus carencias eran excesivas, sobre todo en el primer tiempo, cuando el balón no nos duraba ni diez segundos. Conforme fueron incorporándose jugadores titulares, el Málaga fue subiéndose a las barbas al Valencia, pero no fue suficiente. Una pena, porque los puntos de anoche valían lo mismo que los del Tenerife. Una pena y un desencanto. Mucho tiene que justificar Muñiz con partes médicos en la mano para que nos creamos los motivos para lo que hizo. Una lástima la renuncia a la victoria que hizo el técnico malaguista. Los dos (él y Unai) se pueden dar la mano...
http://malagacf.sur.es/noticias/2010-03-25/explique-muniz-20100325.html