El franco-tunecino Benachour, el canterano Toribio y el malagueño Fernando son las piezas claves del nuevo sistema de Muñiz, que ha permitido la reacción del Málaga en la tabla. En cuatro partidos con el novedoso dibujo el equipo ha logrado 7 puntos
Pocas personas pueden imaginar los quebraderos de cabeza que ha tenido Juan Ramón Muñiz a la hora de encontrar el sistema de juego adecuado al perfil de los jugadores de la plantilla.
El técnico asturiano ha necesitado toda la primera vuelta, justamente hasta la jornada 19, cuando el equipo se midió al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, para dar con la tecla en el dibujo táctico. Hasta entonces, el Málaga había jugado con el clásico 4-2-3-1, el 5-3-2 e incluso con el 4-1-4-1. Fue la lesión de Apoño frente al Getafe, en la jornada 18, la que propició una vuelta de tuerca y, con ello, regresar al dibujo que más le gusta a Muñiz y con el que suele sacarle mayor partido a sus equipos, sobre todo fuera de casa: el 4-2-3-1.
Había que hallar nuevos inquilinos para la línea medular, que dieran más movilidad al juego ofensivo. El entrenador gijonés había hecho pruebas con numerosos jugadores. Con Apoño lesionado desde la pretemporada, la dupla defensiva Xavi Torres-Juanito, que comenzó el campeonato, no funcionó, porque ambos jugadores tienen las mismas características. Entonces, Muñiz apostó por mantener al malagueño y sacrificó al alicantino, que desde la décima jornada sólo ha jugado un encuentro. La alternativa a Xavi Torres fue Benachour, un mediapunta al que intentó reconvertir a mediocentro, una idea que a su vez ´salió rana´.
Eran momentos en los que se echaba de menos a Apoño, que junto a Lolo había formado la pasada campaña un tándem casi perfecto en la doble faceta de destrucción del juego del rival y creación del propio. Muñiz no se atrevió a darle la alternativa al joven Edu Ramos –sólo jugó la última media hora ante el Xerez, en la que rindió a un buen nivel– y el churrianero dos semanas después fue convocado por la selección española sub´17, con la que se lesionó. Consecuencia: ocho partidos sin poder disponer de él. Más tarde, no quiso dotar de esa responsabilidad a Edu Ramos, considerada una de las joyas de la cantera. Y justo en el ecuador de la competición: ´eureka´. Muñiz prueba con Dani Toribio (21 años), jugador del Atlético Malagueño fichado esta campaña procedente del Tarrasa y formado en La Masía –cantera del FC Barcelona–, le coloca al lado al veterano malagueño Fernando Fernández, de 30 años –mediapunta, que había actuado de extremo derecho– como mediocentro y pone a Selim Benachour, de 28 años –había jugado de mediocentro– en su posición natural de mediapunta.
El Málaga, con este triángulo mágico, representa un bloque compacto en el aspecto defensivo, una especie de seguro de vida atrás. De hecho, el conjunto albiceleste ha logrado siete puntos en cuatro partidos con este novedoso sistema de juego, con derrota ante el Real Madrid (2-0), triunfos frente al Atlético de Madrid (0-2) y el Racing de Santander (0-3), ambos fuera de casa y empate en La Rosaleda contra el Deportivo de La Coruña (0-0).
Con este genial trío, acompañado en las bandas de la medular por Javi López y Duda, el Málaga suma tres partidos consecutivos sin encajar un gol –321 minutos–, lo que da una idea de hasta qué punto se trata de un equipo bien ensamblado. Ni el Atlético de Madrid ni el Dépor ni el Getafe han sabido hincarle el diente.
Con Toribio, Fernando y Benachour, el Málaga ha encontrado el equilibrio en la transición defensa-ataque, no sólo para mostrarse más seguro atrás, sino también para no perder excesivos balones y propiciar contraataques envenenados.
http://www.laopiniondemalaga.es/todo-deporte/2010/02/17/triangulo-magico/321683.html