Poco a poco perdió su nivel en el Espanyol y, pese a su esfuerzo de cada día, el factor psicológico influye en su baja aportación La falta de confianza lastra su rendimiento, sobre todo en La Rosaleda
La afición del Málaga rechaza a Valdo. Ya se había observado en su última actuación en Liga en La Rosaleda, contra el Almería, pero el pasado domingo fue perder por primera vez el balón y ya se escucharon los pitos. De aquel prometedor internacional sub-21 que descolló en Osasuna queda actualmente muy poco. Ha perdido el sitio. La falta de confianza, derivada de su último año en el Espanyol, ha lastrado su rendimiento hasta convertirlo aparentemente en un futbolista irrecuperable.
Hace exactamente siete años el Málaga presentó como fichaje estelar a un jugador malagueño que había emigrado de niño a la capital de España, Manu. El fuengiroleño llegó bendecido por el máximo responsable deportivo, Carlos Rincón, como refuerzo para la posición de extremo derecho. Sin embargo, durante meses hubo que reciclarlo. Él había brillado más jugando por la izquierda, bien pegado a la banda, bien en posiciones interiores. Sus escasas actuaciones en el filial del Real Madrid obedecían a la indiscutible titularidad de un futbolista de color y de origen leonés, Valdo.
En aquel flanco del Castilla los técnicos apostaban cuando querían un jugador de brega por el malagueño Sousa, pero se inclinaban habitualmente por Valdo, un futbolista de depurada técnica y que además ofrecía calidad, si se entiende esta como la capacidad para decidir y definir en el instante clave. Al futbolista con antecedentes de Cabo Verde le llegó muy pronto el momento de abandonar el nido blanco. Osasuna se impuso en la puja. Muchos entendieron entonces que parecía un error por las características del joven volante derecho y por el estilo de juego del conjunto navarro. Pero se adaptó. Como luego ha sucedido con Juanfran.
Cuesta abajo
La cuesta abajo se produjo a raíz de su salida de Osasuna con destino al Espanyol con la carta de libertad en el bolsillo. Los intentos de convencerlo por parte del club navarro fueron infructuosos. En el viejo El Sadar Valdo dio un salto en su progresión. Aquella última temporada el equipo notó su ausencia durante casi toda la segunda vuelta. No obstante, en cuanto entró en acción, en las últimas jornadas, el panorama cambió para el cuadro rojillo. En siete partidos como titular él firmó dos goles. Y Osasuna, quince. Que le pregunten a Milosevic.
No fue extraño su fichaje por el Espanyol. Valdo es un futbolista que casa con el estilo de Ernesto Valverde. Fue indiscutible (de hecho, logró cuatro tantos) hasta que una lesión lo cortó en seco. Desde entonces, no ha sido el mismo. Al año siguiente, ya con 'Tintín' Márquez, fue un futbolista más inseguro, sin la solvencia de antaño. Tres partidos como titular en la primera vuelta y uno más, en el arranque de la segunda. La llegada de Mauricio Pochettino acabó con él. Sólo en las tres últimas jornadas fue convocado. Pero no llegó a jugar, ni siquiera en aquella despedida y cierre de Montjuic en el intrascendente duelo con el Málaga.
Con Valdo fueron claros desde el principio: Pochettino no contaba con él. Su agente, Pedro Bravo, no tardó en buscarle destino y encontró a Sandro, un futbolista que siempre había creído en el leonés y que sigue convencido de que tarde o temprano recuperará su mejor versión. También el cuerpo técnico, con Juan Ramón Muñiz a la cabeza, comprueba en los entrenamientos que él trata de rendir como se espera. Pero en el fondo le sucede curiosamente igual que a Manu en sus últimos tiempos. La inseguridad y la falta de confianza le afectan en exceso.
Menos actuaciones
Desde aquel ya lejano partido con el Almería el asturiano había optado por evitarle jugar en La Rosaleda. Lo utilizó en la prolongación dos veces con el Zaragoza, primero en la Copa y luego en la Liga. La semana pasada aprovechó el compromiso copero con el Getafe para situarlo titular. Su actuación fue satisfactoria para los técnicos.
Sin embargo, a Valdo le pesa La Rosaleda. La falta de confianza ha hecho que pierda el sitio. Y la grada ya no le perdona. Ni su trabajo a diario, ni los ánimos de sus compañeros. El leonés necesita que la cabeza le funcione para que las piernas le respondan. De lo contrario, regresará al Espanyol con una segunda vuelta casi en blanco y sin ofrecer las virtudes que exhibía hace sólo dos años.
http://malagacf.sur.es/noticias/2010-01-12/valdo-pierde-sitio-20100112.html