Cuando el colegiado señaló el descanso todos los malaguistas nos las prometíamos muy felices. No sólo se ganaba por 0-1, sino que parecía que no salir de Valladolid con los tres puntos en la mochila era poco menos que imposible.
El Málaga debió irse al descanso con un 1-4 a su favor. Obinna lo evitó. Falló tan claros goles el nigeriano que se hundió moralmente y se perdió en el segundo tiempo sin que Muñiz se diera cuenta de ello. Bueno, lo cierto es que el entrenador del Málaga demostró en Pucela su extraordinaria falta de capacidad de reacción (algo que todos llevamos comprobando un montón de semanas). Los dos hechos citados fueron los culpables directos de la debacle del Málaga en la segunda parte, un equipo que pese a que salió con un 0-1 a su favor estaba tocado anímicamente por no haber machacado a un Valladolid que estaba hundido como pocas veces he visto a un equipo de fútbol.
Punto mísero e inservible. Cada vez más lejos de la salvación. No acierto a comprender cómo si Muñiz veía a su equipo hundido y al rival renacido no hizo ningún cambio y esperó que nos empataran el partido para hacer las lógicas sustituciones.
No ganar ayer parecía imposible en el descanso, y al final casi ponemos dos velas a San Judas Tadeo para no perder. Propongo que Muñiz, Rodríguez y Sandro vayan todos los días a la parroquia de los Mártires y le organicen una novena al patrono de los imposibles, que es allí donde se venera.
Seguimos en la UVI con respiración asistida; lo peor es que acaban de darnos la extremaunción. Eso no significa que estemos muertos, pero es como cuando a aquel pobre muy pobre le llevaron a su lecho de dolor tras una penosa enfermedad un plato de jamón de pata negra: 'Ahora es cuando me voy a morir', dijo antes de comérselo.
http://malagacf.sur.es/noticias/2009-12-14/parecia-imposible-ganar-20091214.html