El primer ministro italiano fue hospitalizado con un corte en el rostro tras recibir un golpe
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, fue agredido y herido este domingo al término de un mitin en la plaza del Duomo de Milán y tuvo que ser hospitalizado sangrando por la boca.
Con la boca ensangrentada Berlusconi fue sacado inmediatamente en un coche oficial del lugar en el que se celebró un mitin de su partido y fue trasladado al hospital San Raffaele de la capital lombarda.
El incidente ocurrió después de que Berlusconi bajó del estrado donde había pronunciado un discurso y se dirigió a saludar a los asistentes al acto antes de subir al coche oficial, momento en el que un hombre aprovechó para agredirle.
El agresor fue detenido por la Policía y Berlusconi, antes de entrar en el coche, se mostró a sus seguidores para asegurarles que estaba bien.
Todo esto se produjo después de que durante su discurso, televisado en directo, el político fuera interrumpido por las protestas de un grupo de personas, lo que hizo que Berlusconi elevara su tono y les gritara, hasta en tres ocasiones, "vergüenza".
Durante su discurso en el acto de su partido, Pueblo de la Libertad (PDL), Berlusconi se enfrentó verbalmente al grupo de opositores que le profirieron gritos de "dimisión" y "payaso".
En su discurso, el primer ministro volvió a arremeter contra la "izquierda marxista" italiana y contra los jueces.
"Veis aquí: hay chicos que protestan. Veis por qué estamos aquí y estamos en la calle, porque nosotros estas cosas no las haremos nunca con vosotros. Porque nosotros somos gente libre, tenemos un espíritu liberal", afirmó el primer ministro.
"Nosotros os dejaremos expresar vuestras cosas en un diálogo entre nosotros. Por esto nos debemos diferenciar de vosotros, porque vosotros querríais transformar Italia en una plaza chillona, que insulta, que condena. Vergüenza, vergüenza, vergüenza", añadió.
En un acto que sirvió para entregarle el carné número 1 del PDL y en el que Berlusconi volvió a sacarse del bolsillo varias de sus habituales bromas, el primer ministro reivindicó los éxitos de su Ejecutivo en la lucha contra la mafia.
El político y empresario insistió además en las acusaciones de politización que viene lanzando con mayor frecuencia en los últimos días contra los jueces de Italia, sobre todo después de que el Tribunal Constitucional invalidara el pasado octubre la ley que le otorgaba inmunidad.
"El jefe del Gobierno, según lo describe la oposición es un monstruo. Pero no creo que lo sea, no sólo porque soy guapo, sino porque soy un buen tío", comentó el primer ministro italiano.
"Entrecomillan frases que nunca he soñado con decir y hacen llover sobre mí acusaciones diversas", añadió.
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