Serguei Brovtsyn | 03/12/2009
¿Cómo está Apoño?
En uno de sus mejores momentos del año. Estoy cogiendo ritmo, que me hacía falta, y sobre todo, ayudando al equipo. Eso es lo que importa.
Lleva 180 minutos seguidos sobre el campo...
Sí, me estoy olvidando de la lesión poco a poco aunque a última hora me cueste un poco más. Eso se arregla con minutos y si hay un momento para que todos demos el máximo, es ahora.
¿Lo ha pasado muy mal?
Bastante. Ha sido mi lesión más grave y espero no volver a tenerla nunca. Jugaba, pero me volvía a romper una y otra vez. Poco positivo se puede sacar de una situación así.
¿Cuál es su próximo objetivo? En Sevilla estuvo cerca de marcar con un gran tiro.
A punto, pero Javi Varas hizo una gran parada. Pues sí, sería una alegría tremenda que el equipo ganase con un gol mío.
Ya no tiene miedo de armar la pierna derecha.
Ninguno. Cuando veo un tiro claro, no me lo pienso.
¿Ha recuperado las sensaciones del año pasado?
Sí, estoy cerca. Siempre he sido el mismo, pero con las lesiones es difícil. En Sevilla todos dimos un buen nivel, pero debemos seguir creciendo ante Osasuna.
¿Le ayuda sentirse protegido por Juanito?
Mucho. No le voy a descubrir yo, es un gran pivote defensivo. Y, sobre todo, sabemos dialogar. Él me guía y yo a él. Ahora mismo formamos una buena pareja.
¿Es clave mantener la calma en un momento de tanta tensión?
Para jugar al fútbol, hay que estar tranquilos. Los nervios no deben poder con uno y sí debemos saber centrarnos...
A usted, sin embargo, lo sacaron de quicio ante el Zaragoza. ¿Recuerda todavía ese salivazo tristemente famoso?
Sí, aunque ya pedí perdón por ello. Sólo espero que nunca vuelva a pasar.
¿No es de los que apaga la televisión para no escuchar las críticas?
No, yo lo vi una y otra vez para sentirme mal conmigo mismo y aprender. No volverá a pasar.
¿Le ha cambiado aquello?
Claro. Pasé unos días muy malos y los medios de comunicación hablaron muy mal de mí. Creo que me equivoqué, pero no soy así. Ni me quiero pelear, ni me quiero meter en líos. Y sí ayudar a todos los compañeros sobre el terreno de juego. Entonces no lo estaba haciendo y por eso lo siento.
Hablando del equipo, ¿se ha visto en una situación tan frustrante en cuanto a la falta de resultados?
La verdad es que no. Pero lo fundamental es que se crean las ocasiones de gol y el equipo juega bien. Los resultados están a la vuelta de la esquina.
Si hay alguien en el vestuario al que le puede preocupar la situación de Muñiz, ése es Apoño.
Desde luego. Son muchos años juntos, fue mi gran valedor y el que me sacó de Segunda B. Si no es por él, quién sabe dónde estaría ahora. Pero no estoy preocupado porque esto lo vamos a sacar adelante entre todos. Y él seguirá en el Málaga. Quiere mucho a este equipo, se desvive por esto en cada entrenamiento y es un entrenador que se ha ganado la confianza.
¿Qué cree que tiene Muñiz que no tendría otro técnico?
Las ganas de trabajar. Otro entrenador vendría con la cabeza gacha y podría pensar que no hay remedio. Muñiz sabe que sí. Mientras peor están las cosas, más trabaja él y siempre intenta ayudarnos.
Lo positivo es, de nuevo, el subidón de fútbol en Sevilla.
Venimos de hacer un gran partido en el que merecimos ganar, pero también de cuatro partidos sin encajar una derrota. Ya no nos acordamos de lo que es perder...
Pero llega un Osasuna peligroso, con jugadores guerreros como su amigo Aranda.
Lo conozco muy bien porque nos parecemos en el campo. A ese tipo de jugadores siempre hay que tenerlos vigilados. Es peligrosísimo.
¿Qué le pareció el sorteo de Copa del Rey?
Muy igualado. Esta Copa me transmite buenas vibraciones y creo que podríamos ir a por el título. Y si nos cruzamos con el Atlético, a ver si puedo vengar al Marbella (risas).
¿Cómo está Apoño?
En uno de sus mejores momentos del año. Estoy cogiendo ritmo, que me hacía falta, y sobre todo, ayudando al equipo. Eso es lo que importa.
Lleva 180 minutos seguidos sobre el campo...
Sí, me estoy olvidando de la lesión poco a poco aunque a última hora me cueste un poco más. Eso se arregla con minutos y si hay un momento para que todos demos el máximo, es ahora.
¿Lo ha pasado muy mal?
Bastante. Ha sido mi lesión más grave y espero no volver a tenerla nunca. Jugaba, pero me volvía a romper una y otra vez. Poco positivo se puede sacar de una situación así.
¿Cuál es su próximo objetivo? En Sevilla estuvo cerca de marcar con un gran tiro.
A punto, pero Javi Varas hizo una gran parada. Pues sí, sería una alegría tremenda que el equipo ganase con un gol mío.
Ya no tiene miedo de armar la pierna derecha.
Ninguno. Cuando veo un tiro claro, no me lo pienso.
¿Ha recuperado las sensaciones del año pasado?
Sí, estoy cerca. Siempre he sido el mismo, pero con las lesiones es difícil. En Sevilla todos dimos un buen nivel, pero debemos seguir creciendo ante Osasuna.
¿Le ayuda sentirse protegido por Juanito?
Mucho. No le voy a descubrir yo, es un gran pivote defensivo. Y, sobre todo, sabemos dialogar. Él me guía y yo a él. Ahora mismo formamos una buena pareja.
¿Es clave mantener la calma en un momento de tanta tensión?
Para jugar al fútbol, hay que estar tranquilos. Los nervios no deben poder con uno y sí debemos saber centrarnos...
A usted, sin embargo, lo sacaron de quicio ante el Zaragoza. ¿Recuerda todavía ese salivazo tristemente famoso?
Sí, aunque ya pedí perdón por ello. Sólo espero que nunca vuelva a pasar.
¿No es de los que apaga la televisión para no escuchar las críticas?
No, yo lo vi una y otra vez para sentirme mal conmigo mismo y aprender. No volverá a pasar.
¿Le ha cambiado aquello?
Claro. Pasé unos días muy malos y los medios de comunicación hablaron muy mal de mí. Creo que me equivoqué, pero no soy así. Ni me quiero pelear, ni me quiero meter en líos. Y sí ayudar a todos los compañeros sobre el terreno de juego. Entonces no lo estaba haciendo y por eso lo siento.
Hablando del equipo, ¿se ha visto en una situación tan frustrante en cuanto a la falta de resultados?
La verdad es que no. Pero lo fundamental es que se crean las ocasiones de gol y el equipo juega bien. Los resultados están a la vuelta de la esquina.
Si hay alguien en el vestuario al que le puede preocupar la situación de Muñiz, ése es Apoño.
Desde luego. Son muchos años juntos, fue mi gran valedor y el que me sacó de Segunda B. Si no es por él, quién sabe dónde estaría ahora. Pero no estoy preocupado porque esto lo vamos a sacar adelante entre todos. Y él seguirá en el Málaga. Quiere mucho a este equipo, se desvive por esto en cada entrenamiento y es un entrenador que se ha ganado la confianza.
¿Qué cree que tiene Muñiz que no tendría otro técnico?
Las ganas de trabajar. Otro entrenador vendría con la cabeza gacha y podría pensar que no hay remedio. Muñiz sabe que sí. Mientras peor están las cosas, más trabaja él y siempre intenta ayudarnos.
Lo positivo es, de nuevo, el subidón de fútbol en Sevilla.
Venimos de hacer un gran partido en el que merecimos ganar, pero también de cuatro partidos sin encajar una derrota. Ya no nos acordamos de lo que es perder...
Pero llega un Osasuna peligroso, con jugadores guerreros como su amigo Aranda.
Lo conozco muy bien porque nos parecemos en el campo. A ese tipo de jugadores siempre hay que tenerlos vigilados. Es peligrosísimo.
¿Qué le pareció el sorteo de Copa del Rey?
Muy igualado. Esta Copa me transmite buenas vibraciones y creo que podríamos ir a por el título. Y si nos cruzamos con el Atlético, a ver si puedo vengar al Marbella (risas).
http://www.as.com/futbol/articulo/nos-acordamos-perder/dasftb/20091203dasdaiftb_1/Tes