El mítico baloncestista anuncia a los 62 años que padece una rara forma de leucemia
Casi un año ha tardado Kareem Abdul-Jabbar, el máximo anotador de la historia de la NBA y uno de los jugadores más emblemáticos del baloncesto, en anunciar públicamente que padece una rara forma de leucemia. Cuando apareció ayer en varias televisiones de Estados Unidos para hacer pública su dolencia, el rostro ligeramente envejecido de aquel gigantón que jugaba siempre con gafas se mostró muy confiado en que saldrá victorioso de su particular lucha contra el cáncer.
El ex jugador, de 62 años, cuya carrera sobre la cancha es también una de las más longevas de la historia de la NBA -se retiró nada menos que a los 42 años-, explicó que ha decidido dar este paso con la intención de «educar» y arrojar luz sobre este tipo de leucemia. De hecho comentó que, aparte de visitar a su médico personal regularmente y revisar sus niveles de sangre de forma periódica, la enfermedad no ha afectado demasiado a su vida diaria.
Los especialistas que lo tratan señalan que su tipo de leucemia es curable con una medicación. «Hay esperanza. Esta condición puede ser tratada. Uno puede seguir viviendo una vida productiva, completa. Vivo para probarme que puedo lograrlo», subrayó.
Pero además de cuidarse, Jabbar quiere aprovechar su problema para concienciar de que se pueden ganar muchas batallas contra el cáncer. «Creo que es posible para alguien en mi posición ayudar a salvar vidas». La leucemia mieloide crónica que padece el ex jugador comienza a desarrollarse en la médula ósea, el tejido blando en el interior de los huesos que ayuda a formar las células sanguíneas. Luego, el cáncer crece a partir de las células que producen los glóbulos blancos.
Abdul-Jabbar ha admitido que, en el momento de conocer la noticia, se asustó: «La palabra leucemia asusta. En mucho casos es mortal y es algo que se debe aceptar de manera seria y determinada para superarla». Pero el mítico pívot que siempre tuvo fama de saludable estaba lejos de rendirse, como lo demuestra su pasión por el yoga, práctica de la que fue pionero en su época de jugador. «Si no llega a ser por mi conciencia de mantener una buena salud, podría haber pasado por alto los síntomas de la enfermedad», explica. «Pero sentí que no debía ignorarlos».
Abierto a la esperanza
Jabbar, con antecedentes familiares de cáncer, manifestó que comenzó a tener sofocos y a sudar demasiado, por lo que decidió someterse a una revisión. El 90% de los pacientes diagnosticados con esta variedad de leucemia y que han recibido el tratamiento del fármaco Imatinib, puesto en circulación hace ocho años, han sobrevivido a esta enfermedad, que antes era mortal en un plazo medio de cinco años.
Tras una gran carrera en el baloncesto universitario, el ex pívot brilló sobre todo en su etapa con los Lakers, a los que ayudó a conquistar cinco títulos de la NBA. Fue uno de los más grandes baloncestistas en una de las épocas doradas de este deporte en Estados Unidos. Junto a Magic Johnson formó parte de aquel inolvidable equipo de Los Ángeles que maravilló al mundo.
Fue un hombre reservado que evitaba a la prensa y que a veces parecía distante. «Soy el peor entre los chicos malos», declaró en una ocasión. Hasta quienes odian el deporte tienen que reconocer que estuvo soberbio en el papel de copiloto del avión abocado al desastre en 'Aterriza como puedas'.
Casi un año ha tardado Kareem Abdul-Jabbar, el máximo anotador de la historia de la NBA y uno de los jugadores más emblemáticos del baloncesto, en anunciar públicamente que padece una rara forma de leucemia. Cuando apareció ayer en varias televisiones de Estados Unidos para hacer pública su dolencia, el rostro ligeramente envejecido de aquel gigantón que jugaba siempre con gafas se mostró muy confiado en que saldrá victorioso de su particular lucha contra el cáncer.
El ex jugador, de 62 años, cuya carrera sobre la cancha es también una de las más longevas de la historia de la NBA -se retiró nada menos que a los 42 años-, explicó que ha decidido dar este paso con la intención de «educar» y arrojar luz sobre este tipo de leucemia. De hecho comentó que, aparte de visitar a su médico personal regularmente y revisar sus niveles de sangre de forma periódica, la enfermedad no ha afectado demasiado a su vida diaria.
Los especialistas que lo tratan señalan que su tipo de leucemia es curable con una medicación. «Hay esperanza. Esta condición puede ser tratada. Uno puede seguir viviendo una vida productiva, completa. Vivo para probarme que puedo lograrlo», subrayó.
Pero además de cuidarse, Jabbar quiere aprovechar su problema para concienciar de que se pueden ganar muchas batallas contra el cáncer. «Creo que es posible para alguien en mi posición ayudar a salvar vidas». La leucemia mieloide crónica que padece el ex jugador comienza a desarrollarse en la médula ósea, el tejido blando en el interior de los huesos que ayuda a formar las células sanguíneas. Luego, el cáncer crece a partir de las células que producen los glóbulos blancos.
Abdul-Jabbar ha admitido que, en el momento de conocer la noticia, se asustó: «La palabra leucemia asusta. En mucho casos es mortal y es algo que se debe aceptar de manera seria y determinada para superarla». Pero el mítico pívot que siempre tuvo fama de saludable estaba lejos de rendirse, como lo demuestra su pasión por el yoga, práctica de la que fue pionero en su época de jugador. «Si no llega a ser por mi conciencia de mantener una buena salud, podría haber pasado por alto los síntomas de la enfermedad», explica. «Pero sentí que no debía ignorarlos».
Abierto a la esperanza
Jabbar, con antecedentes familiares de cáncer, manifestó que comenzó a tener sofocos y a sudar demasiado, por lo que decidió someterse a una revisión. El 90% de los pacientes diagnosticados con esta variedad de leucemia y que han recibido el tratamiento del fármaco Imatinib, puesto en circulación hace ocho años, han sobrevivido a esta enfermedad, que antes era mortal en un plazo medio de cinco años.
Tras una gran carrera en el baloncesto universitario, el ex pívot brilló sobre todo en su etapa con los Lakers, a los que ayudó a conquistar cinco títulos de la NBA. Fue uno de los más grandes baloncestistas en una de las épocas doradas de este deporte en Estados Unidos. Junto a Magic Johnson formó parte de aquel inolvidable equipo de Los Ángeles que maravilló al mundo.
Fue un hombre reservado que evitaba a la prensa y que a veces parecía distante. «Soy el peor entre los chicos malos», declaró en una ocasión. Hasta quienes odian el deporte tienen que reconocer que estuvo soberbio en el papel de copiloto del avión abocado al desastre en 'Aterriza como puedas'.