El vestuario tiene fe en Apoño. A pesar de ser una persona muy especial, le tienen mucho cariño al centrocampista malagueño. Además, en el vestuario saben, tanto técnicos como jugadores, que es un futbolista diferente, que les da cosas que nadie más puede darles. "Los compañeros me cuidan y me miman, la verdad es que sí", dijo Apoño este mediodía en los micrófonos de Canal Sur Radio. Le dan los galones, que traducido resulta que el balón pasa por sus pies y que los penaltis los tira él y nadie más. Eso es un año en el que Baha y Luque también querían asumir esa resposabilidad. Entienden que ahora mismo Apoño es el hombre de los 11 metros. "Como Apoño ha estado tiempo lesionado, en los entrenos los ensayaba yo y la verdad es que los metía todos. Me preguntó Muñiz durante el partido antes de que lo tirase Apoño que por qué no lo tiraba yo. Le dije que el año pasado los metía Apoño y yo respeto a mis compañeros, tenía que tirarlo él", confesó Albert Luque.
Para Apoño no está siendo un año fácil. No suele perderse tantos partidos por problemas físicos. Es cierto que le falta cierta disciplina para recuperarse como es debido, pero cuando está en el campo se entrega y va al 100 por 100. No se esconde nunca. Apoño ya lleva nueve goles de penalti en competición oficial con el Málaga. El primero lo marcó en una eliminatoria de Copa ante el Celta. Era su puesta de largo en La Rosaleda en una ronda a partido único contra los vigueses. Fue un triunfo que llegaba en mitad de la racha de siete triunfos de Liga del Málaga de Muñiz en Segunda. 1-2 fue el marcador final. El primer tanto lo marcó su amigo Raúl Gaitán con un obús indescriptible desde 35 metros. Luego llegó un penalti y Apoño agarró el balón. Nadie se lo podía quitar. Marcaron estos dos malagueños, hechos en la casa, pero procedentes del Marbella, donde el propio Muñiz les había sacado un rendimiento hasta entonces desconocido.
Sin embargo, Antonio Hidalgo asumió el papel de lanzador de penaltis oficial del Málaga en Segunda. Tras el ascenso, sin los lesionados Fernando (uno de los mejores lanzadores históricos de Primera División) y Salva, Apoño pidió protagonismo en el mismísimo Bernabéu. No entiende de miedo escénico. Lanzó ocho penaltis en Liga y marcó siete consecutivos hasta que se topó con Aranzubia en La Rosaleda. Compartió en un partido contra el Espanyol su rol dominante con Baha. Era el segundo penalti que le señalaban al equipo y el marroquí quería dedicar un tanto a su mujer y futuro hijo. Le costó entenderlo, pero finalmente Apoño le dio el balón. Hubo otro penalti que tiró y marcó Albert Luque, pero sin Apoño en el campo.
Las víctimas de Apoño:
-Celta (Copa): fue el 2-1 en La Rosaleda. Resultado final: 2-1
-Real Madrid (Liga): fue el 2-3 en el Bernabéu. Rtdo. final: 4-3
-Osasuna (Liga): fue el 1-0 en La Rosaleda. Rtdo. final: 4-2
-Numancia (Liga): fue el 1-0 en La Rosaleda. Rtdo. final: 2-0
-Betis (Liga): fue el 0-1 en el Ruiz de Lopera. Rtdo. final: 1-2
-Espanyol (Liga): fue el 2-0 en La Rosaleda. Rtdo. final: 4-0
-Valladolid (Liga): fue el 0-2 en Zorrilla. Rtdo. final: 1-3
-Osasuna (Liga): fue el 0-1 en el Reyno de Navarra. Rtdo final: 2-3
-Zaragoza (Copa): fue el 1-1 en La Romareda. Rtdo. final: 1-1
Para Apoño no está siendo un año fácil. No suele perderse tantos partidos por problemas físicos. Es cierto que le falta cierta disciplina para recuperarse como es debido, pero cuando está en el campo se entrega y va al 100 por 100. No se esconde nunca. Apoño ya lleva nueve goles de penalti en competición oficial con el Málaga. El primero lo marcó en una eliminatoria de Copa ante el Celta. Era su puesta de largo en La Rosaleda en una ronda a partido único contra los vigueses. Fue un triunfo que llegaba en mitad de la racha de siete triunfos de Liga del Málaga de Muñiz en Segunda. 1-2 fue el marcador final. El primer tanto lo marcó su amigo Raúl Gaitán con un obús indescriptible desde 35 metros. Luego llegó un penalti y Apoño agarró el balón. Nadie se lo podía quitar. Marcaron estos dos malagueños, hechos en la casa, pero procedentes del Marbella, donde el propio Muñiz les había sacado un rendimiento hasta entonces desconocido.
Sin embargo, Antonio Hidalgo asumió el papel de lanzador de penaltis oficial del Málaga en Segunda. Tras el ascenso, sin los lesionados Fernando (uno de los mejores lanzadores históricos de Primera División) y Salva, Apoño pidió protagonismo en el mismísimo Bernabéu. No entiende de miedo escénico. Lanzó ocho penaltis en Liga y marcó siete consecutivos hasta que se topó con Aranzubia en La Rosaleda. Compartió en un partido contra el Espanyol su rol dominante con Baha. Era el segundo penalti que le señalaban al equipo y el marroquí quería dedicar un tanto a su mujer y futuro hijo. Le costó entenderlo, pero finalmente Apoño le dio el balón. Hubo otro penalti que tiró y marcó Albert Luque, pero sin Apoño en el campo.
Las víctimas de Apoño:
-Celta (Copa): fue el 2-1 en La Rosaleda. Resultado final: 2-1
-Real Madrid (Liga): fue el 2-3 en el Bernabéu. Rtdo. final: 4-3
-Osasuna (Liga): fue el 1-0 en La Rosaleda. Rtdo. final: 4-2
-Numancia (Liga): fue el 1-0 en La Rosaleda. Rtdo. final: 2-0
-Betis (Liga): fue el 0-1 en el Ruiz de Lopera. Rtdo. final: 1-2
-Espanyol (Liga): fue el 2-0 en La Rosaleda. Rtdo. final: 4-0
-Valladolid (Liga): fue el 0-2 en Zorrilla. Rtdo. final: 1-3
-Osasuna (Liga): fue el 0-1 en el Reyno de Navarra. Rtdo final: 2-3
-Zaragoza (Copa): fue el 1-1 en La Romareda. Rtdo. final: 1-1