El lunes, último día del plazo, el Málaga atendió la última petición de su entrenador, Antonio Tapia: «Quiero un 'pivote' de posición y con estatura». La sorpresa en el club fue mayúscula. Hacía menos de una semana que había llegado el brasileño De Barros. Para ello se negoció con el Alavés por Astudillo. No es más que el último ejemplo de una planificación desconcertante y plagada de vaivenes que ha culminado en una plantilla plagada de extremos izquierdos y centrocampistas defensivos. Sin un solo organizador.
La gran mayoría de los aficionados del Málaga no sabe a qué atenerse. La descompensación en la plantilla es evidente y ya quedó de manifiesto el domingo en el Calderón con futbolistas en posiciones en la que rara vez han actuado. Es el momento del análisis de una zigzagueante política de fichajes orientada claramente por el entrenador y seguida a rajatabla por el club.
EL DIRECTOR DEPORTIVO
Una elección sobre la marcha
Fernando Sanz sabía desde el día contra el Hércules, casi un mes antes de que acabara la Liga, que Juan Ramón Muñiz dejaba el club. Era un secreto a voces. Se marchaba el entrenador, pero también el director deportivo. También se sabía que Antonio Tapia iba a ser el recambio en el banquillo. Pero, ¿y al frente de la secretaría técnica? Sanz lo tuvo claro cuando supo que Ricardo Rodríguez no iba a acompañar al asturiano y estaba sin equipo. Al día siguiente, en el trayecto en autobús hacia el Puerto, decidió ofrecerle el cargo. ¿Estaba previsto? Y si era así, ¿por qué no se lo propuso antes?
CARPINTERO
De la revisión del contrato al descarte
Una de las primeras muestras del desconcierto en el plano deportivo tuvo como protagonista a Carpintero. El leonés se había ganado a pulso su renovación merced a su regularidad (tenía una cláusula en función de los partidos disputados), pero llegó a casa eufórico cuando Sanz le comunicó que iban a revisar y ampliarle el contrato. Sólo tres días después Tapia le expuso que no entraba en sus planes. «No entiendo absolutamente nada», le dijo 'Carpin' a su amigo Antonio Hidalgo. Después el ahora centrocampista del Córdoba fue el primero en conocer la decisión del catalán de no seguir en el club.
SALVA
Primero, fuera; después, dentro
El primer marrón que le cayó a Ricardo Rodríguez fue comunicarle a Salva que no entraba en los planes del club. Tres semanas después los dirigentes recularon. El futbolista recalcó en rueda de prensa: «A mí nadie me ha dicho que no contaran conmigo, ni el presidente, ni el director deportivo ni el entrenador». No es verdad y él lo sabe. Tapia buscaba otro tipo de delantero. Pero Salva no tenía ofertas. El anuncio del descarte tendría que haber sido tras conocer si existía alguna salida.
CHELI
De no contar al único en su puesto
Otro de los 'puntos negros' en todo lo vivido los dos últimos meses es Cheli. Figuraba en la lista inicial de descartes, pero de repente se quedó en la plantilla. ¿La razón? A juicio de los técnicos -y en particular de Tapia- era prioritario apuntalar otras posiciones. O mejor dicho, la incorporación de determinados hombres del gusto del entrenador. Y ello implicaba rechazar de antemano la búsqueda de dos futbolistas para la banda derecha.
ALTAS Y BAJAS
Retraso por el empeño en varios jugadores
Sin las ideas claras. «No podemos hablar de lista de bajas, porque primero tenemos que ver el mercado», explicó Tapia nada más aterrizar en La Rosaleda. Ese 'mercado' contemplaba la salida de sus equipos de diversos jugadores a los que pretendía (Luque, Nacho, Miguel Ángel, Manolo...) y provocó un retraso en la planificación. Cuando empezaron a salir estos nombres, muchos en el club -y por supuesto en el entorno- coincidieron en apuntar que los dos primeros actuaban en la banda izquierda. «No, no, Calleja y Eliseu cuentan para el club», recibieron como respuesta. Nadie se explicaba cómo iban a coincidir tantos zurdos.
LATERAL IZQUIERDO
Otra vez experimentos con Nacho
Una vez más, un año más, el Málaga vio limitada la posición de lateral izquierdo. Tapia, que transigió en su día con ello en el verano de 2005, recalcó que se conformaba con Rossato. «Si me traéis a Nacho, él puede jugar ahí y también puedo utilizar a Calleja», explicó en las primeras conversaciones. Al club le vino como anillo al dedo: buscar un lateral izquierdo en el mercado entraña no pocas dificultades. Y aun así hubo tres o cuatro opciones. Nadie se detuvo a pensar que Nacho nunca ha jugado ahí con regularidad y que cuando lo hizo, en la última etapa de Tapia en el Málaga, fue un fiasco. Igual que Gerardo o Alexis. El propio Nacho confesó hace diez días que estaba en pleno proceso de adaptación a esa posición. El domingo, en el Calderón, quedó claro. El último día del plazo se estudió la opción de firmar un lateral izquierdo pese a que Tapia no quería. No quedaba margen de tiempo.
LUQUE Y DUDA
Dos con salida por la puerta de atrás
Al margen de la llegada de Nacho, presentado como lateral izquierdo, el club también cerró la de Luque, uno de los futbolistas con paso más discreto por el Málaga en la etapa en Primera. Con más madurez y con muchos goles en sus últimos años en Segunda, muy pocos aficionados entendieron este regreso. Era el cuarto volante zurdo. Para colmo, en el camino se cruzó el futbolista que había relegado al ostracismo a Luque, el mismo que se marchó al Sevilla -de ahí los pitos en su presentación-, Duda. La explicación fue de lo más singular: «Es un buen jugador y, si se presenta una oportunidad, siempre es bueno contar con un buen jugador». La planificación quedó hecha trizas. Ningún club firma por firmar, aunque sea un buen jugador, si el puesto está ampliamente cubierto. Conclusión: el club comenzaba a quedarse sin fichas libres.
POLIVALENCIA
En otros puestos, pero de forma esporádica
El argumento expuesto por Tapia y por otros dirigentes, incluido Sanz, fue llamativo: «Todo el mundo habla de cinco jugadores en la izquierda, pero todos son polivalentes y pueden jugar en otras posiciones». Ojo al verbo empleado, 'pueden'. Ninguno reconoció que para hablar de polivalencia hay que contar con datos suficientes que la avalen. Es decir, una cierta regularidad en puestos distintos. Pero la realidad es que Duda casi nunca jugó fuera de su posición, salvo en el Cádiz -en su primer año y en Segunda B- y por necesidades del guión. Ni Nacho. Ni Luque. Ni Calleja. Incluso a Lolo los técnicos del Sevilla prefirieron colocarlo como central y no utilizarlo como medio centro. Ni Adrián, que llegó más tarde, es extremo derecho.
DEBATE
Tapia quería un medio; el resto, un punta
Al Málaga le quedaban tres plazas libres. Sólo tres. Una de ellas era para un delantero (llegó Adrián), y otra, para un extremo derecho. ¿Y la tercera? Tapia pedía un futbolista para el centro del campo. Otros técnicos preferían un punta más. Cuando se celebró aquel cónclave técnico, un lunes, el Málaga contaba en la medular con Pere Martí (lesionado), Lolo, Miguel Ángel, Apoño más las opciones (expuestas por Tapia) de Nacho, Duda y Silva. En punta sólo estaban Fernando (lesionado), Baha y Salva (con molestias), al margen de la apuesta personal del entrenador por Duda. Al final todos lograron su objetivo: Tapia, su centrocampista, y el resto, otro delantero (Alberto Luque). Pero el equipo se queda sin un futbolista que compita con Cheli. Inexplicable.
BANDA DERECHA
Pedro Ríos y su valor real en el mercado
Precisamente la banda derecha ha sido otro foco de debate. El elegido por Tapia era Pedro Ríos. Los técnicos preferían otras opciones. Por eso se intentó con el barcelonista Pedrito, con Pablo Álvarez y con otros futbolistas cuyos nombres no han salido a la palestra. El club se ha mostrado inflexible pese a la postura del Xerez. El futbolista debía pagar de su bolsillo la carta de libertad. No se le valoraba más.
DE BARROS
Nada que ver con el perfil previsto
La llegada del brasileño De Barros fue otra de las sorpresas mayúsculas. Meses atrás había sido ofrecido y no gustaba. Pero más que nada porque de lo que pedía Tapia, de las características que debía tener -el perfil era el racinguista Colsa-, a las virtudes del futbolista del Zaragoza media un abismo. Quería un jugador con criterio, llegada, dominio del juego aéreo. Las referencias sobre él no son esas. Encima, después de que Tapia y todos los técnicos aseguraran que venía para reforzar el centro del campo, el presidente dijo que también podía actuar en la banda derecha. Y el lunes el técnico pidió un centrocampista de posición y que fuera bien por alto. ¿Pero no era De Barros?
SILVA
Una plaza más para fichar a Luque y Kepa
La llegada de Adrián y De Barros y el interés por reforzar dos plazas -la banda derecha y la delantera- llevaron a plantear prescindir de un futbolista. Y comenzó la negociación con Silva para que se marchara al Xerez. Para ello se ha accedido a ampliarle el contrato un año más cuando ni se planteaba inicialmente. Según el club, la intención era disponer de dos plazas para las posiciones referidas al comienzo de este punto. Pero paralelamente se negociaba con dos puntas, Alberto Luque y Kepa, porque Sanz quería dar un golpe de efecto. ¿Y el extremo derecho?
ÚLTIMO DÍA
'Triple salto mortal' con otro medio centro
El último día fue un galimatías en La Rosaleda. El primer efecto de la desconcertante planificación se produjo tras la derrota con el Calderón. El último día el Málaga tenía una plaza libre y llegó a plantearse traer un lateral izquierdo, otro centrocampista y un extremo derecho. La prioridad era esto último (se negoció hasta el final con Taarabt, del Tottenham), pero se buscó con afán... ¿otro 'pivote'! Para ello se negoció con el Alavés para incorporar a Astudillo. Había que prescindir de un futbolista. El club vitoriano pidió un jugador de esas características. Sobre la mesa se puso el nombre de Apoño, renovado por cuatro años el día del Costa del Sol. El Málaga dice que no contempló su salida, pero el Alavés argumenta lo contrario.
Opina
La gran mayoría de los aficionados del Málaga no sabe a qué atenerse. La descompensación en la plantilla es evidente y ya quedó de manifiesto el domingo en el Calderón con futbolistas en posiciones en la que rara vez han actuado. Es el momento del análisis de una zigzagueante política de fichajes orientada claramente por el entrenador y seguida a rajatabla por el club.
EL DIRECTOR DEPORTIVO
Una elección sobre la marcha
Fernando Sanz sabía desde el día contra el Hércules, casi un mes antes de que acabara la Liga, que Juan Ramón Muñiz dejaba el club. Era un secreto a voces. Se marchaba el entrenador, pero también el director deportivo. También se sabía que Antonio Tapia iba a ser el recambio en el banquillo. Pero, ¿y al frente de la secretaría técnica? Sanz lo tuvo claro cuando supo que Ricardo Rodríguez no iba a acompañar al asturiano y estaba sin equipo. Al día siguiente, en el trayecto en autobús hacia el Puerto, decidió ofrecerle el cargo. ¿Estaba previsto? Y si era así, ¿por qué no se lo propuso antes?
CARPINTERO
De la revisión del contrato al descarte
Una de las primeras muestras del desconcierto en el plano deportivo tuvo como protagonista a Carpintero. El leonés se había ganado a pulso su renovación merced a su regularidad (tenía una cláusula en función de los partidos disputados), pero llegó a casa eufórico cuando Sanz le comunicó que iban a revisar y ampliarle el contrato. Sólo tres días después Tapia le expuso que no entraba en sus planes. «No entiendo absolutamente nada», le dijo 'Carpin' a su amigo Antonio Hidalgo. Después el ahora centrocampista del Córdoba fue el primero en conocer la decisión del catalán de no seguir en el club.
SALVA
Primero, fuera; después, dentro
El primer marrón que le cayó a Ricardo Rodríguez fue comunicarle a Salva que no entraba en los planes del club. Tres semanas después los dirigentes recularon. El futbolista recalcó en rueda de prensa: «A mí nadie me ha dicho que no contaran conmigo, ni el presidente, ni el director deportivo ni el entrenador». No es verdad y él lo sabe. Tapia buscaba otro tipo de delantero. Pero Salva no tenía ofertas. El anuncio del descarte tendría que haber sido tras conocer si existía alguna salida.
CHELI
De no contar al único en su puesto
Otro de los 'puntos negros' en todo lo vivido los dos últimos meses es Cheli. Figuraba en la lista inicial de descartes, pero de repente se quedó en la plantilla. ¿La razón? A juicio de los técnicos -y en particular de Tapia- era prioritario apuntalar otras posiciones. O mejor dicho, la incorporación de determinados hombres del gusto del entrenador. Y ello implicaba rechazar de antemano la búsqueda de dos futbolistas para la banda derecha.
ALTAS Y BAJAS
Retraso por el empeño en varios jugadores
Sin las ideas claras. «No podemos hablar de lista de bajas, porque primero tenemos que ver el mercado», explicó Tapia nada más aterrizar en La Rosaleda. Ese 'mercado' contemplaba la salida de sus equipos de diversos jugadores a los que pretendía (Luque, Nacho, Miguel Ángel, Manolo...) y provocó un retraso en la planificación. Cuando empezaron a salir estos nombres, muchos en el club -y por supuesto en el entorno- coincidieron en apuntar que los dos primeros actuaban en la banda izquierda. «No, no, Calleja y Eliseu cuentan para el club», recibieron como respuesta. Nadie se explicaba cómo iban a coincidir tantos zurdos.
LATERAL IZQUIERDO
Otra vez experimentos con Nacho
Una vez más, un año más, el Málaga vio limitada la posición de lateral izquierdo. Tapia, que transigió en su día con ello en el verano de 2005, recalcó que se conformaba con Rossato. «Si me traéis a Nacho, él puede jugar ahí y también puedo utilizar a Calleja», explicó en las primeras conversaciones. Al club le vino como anillo al dedo: buscar un lateral izquierdo en el mercado entraña no pocas dificultades. Y aun así hubo tres o cuatro opciones. Nadie se detuvo a pensar que Nacho nunca ha jugado ahí con regularidad y que cuando lo hizo, en la última etapa de Tapia en el Málaga, fue un fiasco. Igual que Gerardo o Alexis. El propio Nacho confesó hace diez días que estaba en pleno proceso de adaptación a esa posición. El domingo, en el Calderón, quedó claro. El último día del plazo se estudió la opción de firmar un lateral izquierdo pese a que Tapia no quería. No quedaba margen de tiempo.
LUQUE Y DUDA
Dos con salida por la puerta de atrás
Al margen de la llegada de Nacho, presentado como lateral izquierdo, el club también cerró la de Luque, uno de los futbolistas con paso más discreto por el Málaga en la etapa en Primera. Con más madurez y con muchos goles en sus últimos años en Segunda, muy pocos aficionados entendieron este regreso. Era el cuarto volante zurdo. Para colmo, en el camino se cruzó el futbolista que había relegado al ostracismo a Luque, el mismo que se marchó al Sevilla -de ahí los pitos en su presentación-, Duda. La explicación fue de lo más singular: «Es un buen jugador y, si se presenta una oportunidad, siempre es bueno contar con un buen jugador». La planificación quedó hecha trizas. Ningún club firma por firmar, aunque sea un buen jugador, si el puesto está ampliamente cubierto. Conclusión: el club comenzaba a quedarse sin fichas libres.
POLIVALENCIA
En otros puestos, pero de forma esporádica
El argumento expuesto por Tapia y por otros dirigentes, incluido Sanz, fue llamativo: «Todo el mundo habla de cinco jugadores en la izquierda, pero todos son polivalentes y pueden jugar en otras posiciones». Ojo al verbo empleado, 'pueden'. Ninguno reconoció que para hablar de polivalencia hay que contar con datos suficientes que la avalen. Es decir, una cierta regularidad en puestos distintos. Pero la realidad es que Duda casi nunca jugó fuera de su posición, salvo en el Cádiz -en su primer año y en Segunda B- y por necesidades del guión. Ni Nacho. Ni Luque. Ni Calleja. Incluso a Lolo los técnicos del Sevilla prefirieron colocarlo como central y no utilizarlo como medio centro. Ni Adrián, que llegó más tarde, es extremo derecho.
DEBATE
Tapia quería un medio; el resto, un punta
Al Málaga le quedaban tres plazas libres. Sólo tres. Una de ellas era para un delantero (llegó Adrián), y otra, para un extremo derecho. ¿Y la tercera? Tapia pedía un futbolista para el centro del campo. Otros técnicos preferían un punta más. Cuando se celebró aquel cónclave técnico, un lunes, el Málaga contaba en la medular con Pere Martí (lesionado), Lolo, Miguel Ángel, Apoño más las opciones (expuestas por Tapia) de Nacho, Duda y Silva. En punta sólo estaban Fernando (lesionado), Baha y Salva (con molestias), al margen de la apuesta personal del entrenador por Duda. Al final todos lograron su objetivo: Tapia, su centrocampista, y el resto, otro delantero (Alberto Luque). Pero el equipo se queda sin un futbolista que compita con Cheli. Inexplicable.
BANDA DERECHA
Pedro Ríos y su valor real en el mercado
Precisamente la banda derecha ha sido otro foco de debate. El elegido por Tapia era Pedro Ríos. Los técnicos preferían otras opciones. Por eso se intentó con el barcelonista Pedrito, con Pablo Álvarez y con otros futbolistas cuyos nombres no han salido a la palestra. El club se ha mostrado inflexible pese a la postura del Xerez. El futbolista debía pagar de su bolsillo la carta de libertad. No se le valoraba más.
DE BARROS
Nada que ver con el perfil previsto
La llegada del brasileño De Barros fue otra de las sorpresas mayúsculas. Meses atrás había sido ofrecido y no gustaba. Pero más que nada porque de lo que pedía Tapia, de las características que debía tener -el perfil era el racinguista Colsa-, a las virtudes del futbolista del Zaragoza media un abismo. Quería un jugador con criterio, llegada, dominio del juego aéreo. Las referencias sobre él no son esas. Encima, después de que Tapia y todos los técnicos aseguraran que venía para reforzar el centro del campo, el presidente dijo que también podía actuar en la banda derecha. Y el lunes el técnico pidió un centrocampista de posición y que fuera bien por alto. ¿Pero no era De Barros?
SILVA
Una plaza más para fichar a Luque y Kepa
La llegada de Adrián y De Barros y el interés por reforzar dos plazas -la banda derecha y la delantera- llevaron a plantear prescindir de un futbolista. Y comenzó la negociación con Silva para que se marchara al Xerez. Para ello se ha accedido a ampliarle el contrato un año más cuando ni se planteaba inicialmente. Según el club, la intención era disponer de dos plazas para las posiciones referidas al comienzo de este punto. Pero paralelamente se negociaba con dos puntas, Alberto Luque y Kepa, porque Sanz quería dar un golpe de efecto. ¿Y el extremo derecho?
ÚLTIMO DÍA
'Triple salto mortal' con otro medio centro
El último día fue un galimatías en La Rosaleda. El primer efecto de la desconcertante planificación se produjo tras la derrota con el Calderón. El último día el Málaga tenía una plaza libre y llegó a plantearse traer un lateral izquierdo, otro centrocampista y un extremo derecho. La prioridad era esto último (se negoció hasta el final con Taarabt, del Tottenham), pero se buscó con afán... ¿otro 'pivote'! Para ello se negoció con el Alavés para incorporar a Astudillo. Había que prescindir de un futbolista. El club vitoriano pidió un jugador de esas características. Sobre la mesa se puso el nombre de Apoño, renovado por cuatro años el día del Costa del Sol. El Málaga dice que no contempló su salida, pero el Alavés argumenta lo contrario.
Opina