Esta vez no hubo charla, sino diálogo. El técnico avisa a los jugadores de que la situación exige compromiso y concienciarse de que hay que convivir con la presión
Nueva jornada de reflexión en el Málaga. El quinto varapalo de la temporada ha dejado a la plantilla muy afectada. Quizá por ello el técnico, Juan Ramón Muñiz, huyó ayer de las correcciones e incluso de la propia charla en sí que tampoco suelen ser muy extensas- para cambiar un poco la dinámica habitual. Por eso prefirió conocer las impresiones de los jugadores para conocer su nivel de compromiso.
La reunión de ayer distó mucho de lo vivido en el descanso del partido. Entonces Muñiz combinó los reproches lógicos -esta vez, más que en compromisos anteriores- con los ánimos y distintas correcciones. En ese plano, en las charlas en el intermedio, el asturiano siempre tira de su experiencia como futbolista con innumerables encuentros en Primera para tratar de no fomentar la ansiedad y la culpabilidad, y busca siempre los aspectos positivos para intentar que se produzca una reacción a tiempo.
En las últimas semanas Muñiz siempre optaba por una charla al grupo en la que solía exponer sus impresiones sobre el nivel de juego del equipo, así como su plena confianza en los jugadores a tenor del rendimiento en el día a día. Ayer fue distinto, probablemente porque quiso evitar que en el ambiente del grupo pesara que se trataba de una rutina. Es decir, la derrota ante el Almería no es una más.
Muñiz fomentó el diálogo, tal como hizo Juande en aquella aciaga racha de seis derrotas consecutivas en la segunda vuelta de la temporada 2003-2004. Parece evidente que el asturiano busca carácter en el grupo y probablemente con el gesto de ayer trató de conocer hasta qué punto llega la implicación de cada uno y también qué hombres pueden asumir el liderazgo en una situación tan complicada.
El técnico malaguista ya vivió un momento similar el año pasado en Santander, en vísperas además de un partido muy complicado, en Mestalla. Aquella semana veteranos como Munitis y Colsa -con los que curiosamente mantuvo discrepancias, sobre todo con el segundo- marcaron el camino y tiraron del carro. Después el equipo cántabro ganó en Valencia y volvió a encontrar el norte. También sucedió algo parecido en el Espanyol, con un papel estelar para el fallecido Jarque e Iván Alonso, entre otros.
Mensaje calcado
La alocución de Muñiz fue clara ayer. No se anduvo con rodeos. De un lado, insistió en el compromiso y la unidad como primeras fórmulas para salir del atolladero. Por otro, recalcó que es fundamental concienciarse de que habrá que convivir con la presión. «Hay que vivir con esto todo el año y debemos estar preparados», apuntó. Si se observa la entrevista a Jesús Gámez que acompaña a esta información, el mensaje del lateral derecho fuengiroleño es casi calcado.
La principal conclusión después de la derrota con el Almería reside en que todos los componentes de la plantilla admiten en privado que el único objetivo esta temporada es conseguir la permanencia. Las limitaciones en varias facetas -de las que el grupo es muy consciente- aconsejan centrarse sólo en evitar las tres últimas posiciones.
http://malagacf.sur.es/noticias/2009-10-20...r-20091020.html