Muñiz tiene muy claro que su Málaga ha cometido errores "en la estrategia". Pero también que únicamente la suerte le ha privado de tener un botín de puntos superior al actual. "Si tuviéramos tres puntos más estaríamos muy satisfechos con el equipo, con la clasificación y con el trabajo. Pasa una vez en la vida que con el juego que estamos haciendo no llevemos más puntos. Hay que estar tranquilos", asegura el asturiano en una entrevista concedida a Marca. "Los errores a balón parado son una pena porque con atención y actitud se resuelven, pero no podemos perder puntos a lo tonto porque luego se echarán de menos", asevera Muñiz, que insiste en que hay que tener paciencia: "Del décimo para abajo estamos en un pañuelo y lo vamos a estar en la jornada 35. Hay que estar lo más arriba posible y saber que los partidos determinantes que se van a jugar hay que ganarlos con esos detalles que ahora nos están haciendo perder".
La unidad es básica para llegar a buen puerto a final de temporada. Por este motivo se organizan jornadas de convivencia y se trabaja para que futbolistas y técnicos pasen el mayor tiempo posible juntos: "Es fundamental que en el vestuario vayamos todos a una". Hay calma y confianza en el trabajo, pero la necesidad de empezar a lograr buenos resultados apremia: "No podemos permitirnos el lujo de llegar a la meta de los últimos. Pero estoy tranquilo por el trabajo que están haciendo los jugadores y soy feliz, cada vez que vengo a Málaga soy feliz. Como Málaga no hay ningún sitio y me veo muchos años aquí, entrenando o viviendo. Me siento muy identificado con el club y quiero ver cómo esta entidad llega a niveles altos porque tiene ciudad para poder estar. Se ha dejado un pasado, estamos en otra realidad y va a llegar un futuro en el que a todos nos gustará estar aquí".
De preocupación, ni rastro: "La habría si no tuviésemos ocasiones de gol, si nos ganaran de cuatro o si el dominio del rival fuese aplastante, pero no es así. Las victorias tienen que llegar. Veo a un equipo fuerte de moral en cada entrenamiento y eso ayuda muchísimo".
La unidad es básica para llegar a buen puerto a final de temporada. Por este motivo se organizan jornadas de convivencia y se trabaja para que futbolistas y técnicos pasen el mayor tiempo posible juntos: "Es fundamental que en el vestuario vayamos todos a una". Hay calma y confianza en el trabajo, pero la necesidad de empezar a lograr buenos resultados apremia: "No podemos permitirnos el lujo de llegar a la meta de los últimos. Pero estoy tranquilo por el trabajo que están haciendo los jugadores y soy feliz, cada vez que vengo a Málaga soy feliz. Como Málaga no hay ningún sitio y me veo muchos años aquí, entrenando o viviendo. Me siento muy identificado con el club y quiero ver cómo esta entidad llega a niveles altos porque tiene ciudad para poder estar. Se ha dejado un pasado, estamos en otra realidad y va a llegar un futuro en el que a todos nos gustará estar aquí".
De preocupación, ni rastro: "La habría si no tuviésemos ocasiones de gol, si nos ganaran de cuatro o si el dominio del rival fuese aplastante, pero no es así. Las victorias tienen que llegar. Veo a un equipo fuerte de moral en cada entrenamiento y eso ayuda muchísimo".