El mediapunta tuvo que abandonar la escolaridad a los 13 años y le cuesta seguir los entrenamientos
Cuando se habla de la falta de acoplamiento de todos los jugadores incorporados este verano, la cuestión llega a trascender lo deportivo. Ya no sólo por la adaptación a un nuevo idioma o lenguaje, sino por otras cuestiones. Como sucede con el caso de Fernando Forestieri, que está sufriendo un particular peaje para aprender los métodos de entrenamiento de Muñiz. Al ítalo argentino le cuesta más que a los demás seguir sus instrucciones porque tuvo que abandonar la escolaridad a los 13 años.
Resulta que para el habilidoso futbolista no es fácil fijar su atención en las explicaciones del técnico blanquiazul por su falta de disciplina académica. El jugador se dispersa con facilidad durante los ejercicios que Muñiz propone en los entrenamientos. Ya se pudo apreciar en el del miércoles de la semana pasada, cuando en un ejercicio un poco más complejo que de costumbre Forestieri se equivocó continuamente porque no había comprendido en qué consistía exactamente. El entrenador malaguista llegó incluso a reprenderle en voz alta y, unido a las desatenciones de otros jugadores a lo largo de ese día, amenazó con suspender el entrenamiento.
La práctica del fútbol y el cambio de vida de Argentina a Italia impidió a Forestieri seguir los pasos habituales de cualquier niño que compagina fútbol con estudios, de ahí que a sus jóvenes 19 años le cueste más trabajo que a cualquiera de sus compañeros. Muñiz estará especialmente atento a él para que dicho handicap no le impida mostrar todo el fútbol que lleva dentro.
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