El comienzo de la Liga ha estado marcado por los interrogantes en torno a la televisión. ¿Se puede ver el partido? ¿Cuál es la mejor opción? ¿Cómo hay que sintonizarlo? ¿Por dónde se puede seguir en taquilla? A todas esas dudas razonables que todavían acucian a algunos -y parece que varios meses más- hay que añadir la extraña política de elección de los encuentros y, consecuentemente, los horarios fijados. Esta situación se agrava además por la tardanza en la comunicación a los distintos conjuntos implicados, lo que acarrea dificultades en lo relativo a la planificación del trabajo y a los viajes.
A día de hoy el fútbol español es un caos absoluto. Los intereses económicos de los grupos afectados por los derechos de emisión de los encuentros contribuyen al ocultismo de las tremendas dificultades, incluso insólitas, que deben superar las distintas partes implicadas para vivir en una normalidad que hasta ahora era absoluta. Un partido por Canal Plus, otro el sábado por la noche y el resto por taquilla. El aficionado y también los dirigentes de los clubes asumían esta estructura con naturalidad y sabían a qué atenerse. Ahora el panorama es totalmente distinto. Y como la televisión paga, no sólo manda y decide. También impone como nunca.
Criterio
El criterio de elección de los encuentros de Primera División provoca por ejemplo que los clubes dispongan de un estrecho margen de maniobra para planificar entrenamientos y viajes. Antes, la comunicación oficial de la fecha y hora de un partido solía producirse con diez días de antelación (el miércoles de la semana anterior o, como máximo, el jueves). Incluso, en muchas ocasiones los contactos con las plataformas implicadas permitían intuir por dónde iban los tiros. Ahora es totalmente imposible.
La confirmación oficial de que el Málaga-Racing se adelantará a las ocho de la tarde del próximo sábado se demoró varios días respecto a lo habitual, hasta el pasado sábado. Entre los responsables del equipo se daba por hecho que al no ser un partido interesante para las televisiones se disputaría en domingo. Al jugarse un día antes y disponer de menos margen para la programación de las sesiones preparatorias, los técnicos optaron por variar la primera, fijada para ayer. En vez de hacerlo recién llegados de La Coruña (en torno a las dos de la tarde en La Rosaleda), prefirieron trasladarla a la tarde. Así, Juan Ramón Muñiz y sus ayudantes pudieron reunirse como siempre una hora antes para intercambiar impresiones y comenzar a analizar al Racing. Asimismo, los futbolistas no utilizados en Riazor afrontaron un entrenamiento más exigente.
Treinta personas
Al mismo tiempo, también se hace más complicado planificar los viajes, porque aumentan las dificultades para encontrar billetes para un amplio grupo que ronda la treintena de personas (veintiocho miembros fijos y uno o dos directivos). Y en caso de plantear un cambio en el viaje, como ha ocurrido en este para llegar el sábado al mediodía a La Coruña, resulta inviable. Otro ejemplo: el Málaga todavía no sabe cuándo jugará a mediados de la semana que viene en el Nuevo Estadio del Espanyol y ha reservado plazas con Vueling, pero con el compromiso de que no tendrá coste alguno cancelarlas.
Los aficionados también están desconcertados. Tan ilógico fue que el partido con el Atlético de Madrid se disputara un 30 de agosto a las cinco de la tarde en Málaga como lo es que se adelante al sábado el partido frente a un rival como el Racing, que ni es de los más seguidos desde el punto de vista televisivo y tampoco compite en Europa. Ya se sabía que la televisión manda, pero no con un criterio tan extraño y a todas luces sin pies ni cabeza.
A día de hoy el fútbol español es un caos absoluto. Los intereses económicos de los grupos afectados por los derechos de emisión de los encuentros contribuyen al ocultismo de las tremendas dificultades, incluso insólitas, que deben superar las distintas partes implicadas para vivir en una normalidad que hasta ahora era absoluta. Un partido por Canal Plus, otro el sábado por la noche y el resto por taquilla. El aficionado y también los dirigentes de los clubes asumían esta estructura con naturalidad y sabían a qué atenerse. Ahora el panorama es totalmente distinto. Y como la televisión paga, no sólo manda y decide. También impone como nunca.
Criterio
El criterio de elección de los encuentros de Primera División provoca por ejemplo que los clubes dispongan de un estrecho margen de maniobra para planificar entrenamientos y viajes. Antes, la comunicación oficial de la fecha y hora de un partido solía producirse con diez días de antelación (el miércoles de la semana anterior o, como máximo, el jueves). Incluso, en muchas ocasiones los contactos con las plataformas implicadas permitían intuir por dónde iban los tiros. Ahora es totalmente imposible.
La confirmación oficial de que el Málaga-Racing se adelantará a las ocho de la tarde del próximo sábado se demoró varios días respecto a lo habitual, hasta el pasado sábado. Entre los responsables del equipo se daba por hecho que al no ser un partido interesante para las televisiones se disputaría en domingo. Al jugarse un día antes y disponer de menos margen para la programación de las sesiones preparatorias, los técnicos optaron por variar la primera, fijada para ayer. En vez de hacerlo recién llegados de La Coruña (en torno a las dos de la tarde en La Rosaleda), prefirieron trasladarla a la tarde. Así, Juan Ramón Muñiz y sus ayudantes pudieron reunirse como siempre una hora antes para intercambiar impresiones y comenzar a analizar al Racing. Asimismo, los futbolistas no utilizados en Riazor afrontaron un entrenamiento más exigente.
Treinta personas
Al mismo tiempo, también se hace más complicado planificar los viajes, porque aumentan las dificultades para encontrar billetes para un amplio grupo que ronda la treintena de personas (veintiocho miembros fijos y uno o dos directivos). Y en caso de plantear un cambio en el viaje, como ha ocurrido en este para llegar el sábado al mediodía a La Coruña, resulta inviable. Otro ejemplo: el Málaga todavía no sabe cuándo jugará a mediados de la semana que viene en el Nuevo Estadio del Espanyol y ha reservado plazas con Vueling, pero con el compromiso de que no tendrá coste alguno cancelarlas.
Los aficionados también están desconcertados. Tan ilógico fue que el partido con el Atlético de Madrid se disputara un 30 de agosto a las cinco de la tarde en Málaga como lo es que se adelante al sábado el partido frente a un rival como el Racing, que ni es de los más seguidos desde el punto de vista televisivo y tampoco compite en Europa. Ya se sabía que la televisión manda, pero no con un criterio tan extraño y a todas luces sin pies ni cabeza.