No era una boda, ni una comunión. Casi 300 descendientes del industrial malagueño se reunieron ayer en la capital venidos desde Hong Kong, Los Ángeles y otros puntos del mundo. La familia desplegó sus efectivos por el Centro y el barrio que lleva su nombre
Los turistas pasaban por delante de la iglesia del Sagrado Corazón, en la calle Compañía, buscando a la novia. Eran casi 300, un número perfecto para despistar. Y lo mejor de todo, iban ataviados para la ocasión. Pero no había contrayentes, aunque sí una macrorreunión familiar de las que hacen historia.
Los descendientes del famoso industrial malagueño Eduardo Huelin Reissig -y de su abuelo Guillermo, que fue el que desembarcó en Málaga venido desde Southampton hacia 1770- tomaron ayer el Centro de Málaga y el barrio que lleva su nombre para reivindicar que ésta sigue siendo su tierra. Venidos desde Hong Kong, Filipinas, Los Ángeles, Londres, Edimburgo, Luxemburgo, Southampton y otros muchos puntos de España hicieron ayer gala de ser una familia muy bien avenida y se dieron cita aún a sabiendas de que muchos de ellos ni se conocían. Todo gracias a Internet, donde Ignacio Huelin Bejarano, un ingeniero muy ingeniero, los ha ido buscando a todos, uno a uno, por expreso deseo de Jorge Huelin Benítez, que allá por agosto del año pasado le llamó: «Mira, Ignacio yo creo que podíamos hacer un esfuerzo y reunirnos todos». A lo que Ignacio, sabedor de sus posibilidades en la Red y de su perseverancia, le dijo que sí al instante. Muchos de los Huelin malagueños no daban mucho pábulo al encuentro, pensaban que se quedaría en agua de borrajas.
Pero la foto de familia de ayer no deja lugar a dudas. El ¿quién es quién? dio mucho juego desde primeras horas de la mañana, justo después de que el padre Carlos Huelin (obviamente, también de la familia) oficiara la misa para todos en la iglesia del Sagrado Corazón. Para facilitar los saludos y los acercamientos, los organizadores del evento habían repartido unas tarjetas de colores con los nombres y apellidos de cada uno de ellos, que llevaban colgadas del cuello, como en los congresos. Azul, verde, naranja claro, naranja oscuro, amarillo claro, amarillo oscuro y violeta acreditaban a las siete ramas de la familia.
Los más viajeros
Entre las curiosidades, la familia más viajera. La de seis hermanos repartidos por Filipinas, Hong Kong, Los Ángeles y Madrid, que hacía diez años que no se veían todos juntos con su prole. Casi un milagro. Paloma Vidaurrazaga y su hermano Juan José lo explicaban: «Es increíble, mi padres no viven ya, pero hemos conseguido juntarnos los 22», decía con cierto acento estadounidense. «Estudiamos todos fuera y por eso está cada uno en un sitio», asegura Paloma
«¿Quién quiere ir al barrio de Huelin?». Reparto de tickets con reserva de plaza, y los que no, de paseo por el Centro. ¡Qué organización! Al fondo del autobús, el grupo más joven y más divertido. Bea, María, Cristina, Félix, Fernando, Miriam y Carlos, hijos de Ignacio, Fernando, Nieves, María Dolores y Conchita. Todos desde los nueve hasta los 16 años. De excursión.
«Ya estamos en Huelintown», dice Ignacio, el organizador, a sus invitados. Paseo por el mercado de Huelin, donde los viandantes los confunden 'a priori' con algún partido político de campaña. «Señora, que es el día de reflexión», espeta el pescadero, que vende unos jureles fresquísimos. Vamos, que dan ganas de hacer la compra. En la visita, Ricardo Huelin Martínez de Velasco cuenta que su abuela era prima hermana de Picasso, y que pasó su infancia con él porque era hija de un médico militar de la Marina, que siempre estaba de viaje. ¡Cómo se cruzan los apellidos! Y para que todos supieran quién era quien a ciencia cierta un árbol genealógico de más de tres metros les esperaba a la hora de la comida en el Club Mediterráneo. Un aperito de lo más original, pero un poco indigesto.
http://www.diariosur.es/20090607/malaga/huelin-toman-malaga-20090607.html
Los turistas pasaban por delante de la iglesia del Sagrado Corazón, en la calle Compañía, buscando a la novia. Eran casi 300, un número perfecto para despistar. Y lo mejor de todo, iban ataviados para la ocasión. Pero no había contrayentes, aunque sí una macrorreunión familiar de las que hacen historia.
Los descendientes del famoso industrial malagueño Eduardo Huelin Reissig -y de su abuelo Guillermo, que fue el que desembarcó en Málaga venido desde Southampton hacia 1770- tomaron ayer el Centro de Málaga y el barrio que lleva su nombre para reivindicar que ésta sigue siendo su tierra. Venidos desde Hong Kong, Filipinas, Los Ángeles, Londres, Edimburgo, Luxemburgo, Southampton y otros muchos puntos de España hicieron ayer gala de ser una familia muy bien avenida y se dieron cita aún a sabiendas de que muchos de ellos ni se conocían. Todo gracias a Internet, donde Ignacio Huelin Bejarano, un ingeniero muy ingeniero, los ha ido buscando a todos, uno a uno, por expreso deseo de Jorge Huelin Benítez, que allá por agosto del año pasado le llamó: «Mira, Ignacio yo creo que podíamos hacer un esfuerzo y reunirnos todos». A lo que Ignacio, sabedor de sus posibilidades en la Red y de su perseverancia, le dijo que sí al instante. Muchos de los Huelin malagueños no daban mucho pábulo al encuentro, pensaban que se quedaría en agua de borrajas.
Pero la foto de familia de ayer no deja lugar a dudas. El ¿quién es quién? dio mucho juego desde primeras horas de la mañana, justo después de que el padre Carlos Huelin (obviamente, también de la familia) oficiara la misa para todos en la iglesia del Sagrado Corazón. Para facilitar los saludos y los acercamientos, los organizadores del evento habían repartido unas tarjetas de colores con los nombres y apellidos de cada uno de ellos, que llevaban colgadas del cuello, como en los congresos. Azul, verde, naranja claro, naranja oscuro, amarillo claro, amarillo oscuro y violeta acreditaban a las siete ramas de la familia.
Los más viajeros
Entre las curiosidades, la familia más viajera. La de seis hermanos repartidos por Filipinas, Hong Kong, Los Ángeles y Madrid, que hacía diez años que no se veían todos juntos con su prole. Casi un milagro. Paloma Vidaurrazaga y su hermano Juan José lo explicaban: «Es increíble, mi padres no viven ya, pero hemos conseguido juntarnos los 22», decía con cierto acento estadounidense. «Estudiamos todos fuera y por eso está cada uno en un sitio», asegura Paloma
«¿Quién quiere ir al barrio de Huelin?». Reparto de tickets con reserva de plaza, y los que no, de paseo por el Centro. ¡Qué organización! Al fondo del autobús, el grupo más joven y más divertido. Bea, María, Cristina, Félix, Fernando, Miriam y Carlos, hijos de Ignacio, Fernando, Nieves, María Dolores y Conchita. Todos desde los nueve hasta los 16 años. De excursión.
«Ya estamos en Huelintown», dice Ignacio, el organizador, a sus invitados. Paseo por el mercado de Huelin, donde los viandantes los confunden 'a priori' con algún partido político de campaña. «Señora, que es el día de reflexión», espeta el pescadero, que vende unos jureles fresquísimos. Vamos, que dan ganas de hacer la compra. En la visita, Ricardo Huelin Martínez de Velasco cuenta que su abuela era prima hermana de Picasso, y que pasó su infancia con él porque era hija de un médico militar de la Marina, que siempre estaba de viaje. ¡Cómo se cruzan los apellidos! Y para que todos supieran quién era quien a ciencia cierta un árbol genealógico de más de tres metros les esperaba a la hora de la comida en el Club Mediterráneo. Un aperito de lo más original, pero un poco indigesto.
http://www.diariosur.es/20090607/malaga/huelin-toman-malaga-20090607.html