Perdió el trabajo y penó once meses en la cárcel en aplicación de la legislación contra violencia de género. Su ex pareja se paseó de plató en plató de televisión rogando para que no lo dejaran salir de prisión porque temía por su vida y la de sus hijos. Ahora, un juez acaba de archivar la causa.
El juzgado de Violencia Doméstica de Sevilla ha dado carpetazo al caso contra J. A. S. B., de 39 años. No sólo eso, sino que la maquinaria de la Justicia se ha girado en redondo para deducir testimonio -inicio del proceso legal- contra su compañera R. V. D. por un presunto delito de denuncia o acusación falsa. Pero los once meses de cárcel y el sufrimiento desde diciembre de 2005 nadie se lo va a resarcir.
El juzgado ha llegado a la conclusión de que las lesiones denunciadas por su compañera en ocho denuncias entre diciembre de 2005 y abril de 2008 se las causó ella misma con un cúter o en cualquier caso no las pudo cometer el acusado.
Madre de dos hijos pequeños, la denunciante proclamó en televisión que no sabía "cómo pedir protección para no ser la próxima en la lista" de mujeres asesinadas por su pareja.
Fernando Retamar, abogado defensor del denunciado, ha lamentado en declaraciones a Efe que su cliente haya pasado once meses en prisión preventiva debido a estas falsas denuncias, pese a los numerosos testimonios que tenía a su favor, entre ellos 1.200 firmas de apoyo de sus vecinos en La Rinconada.
El juzgado de Violencia Doméstica, en un auto al que ha tenido acceso Efe, explica que una parte de las agresiones no pudo cometerlas el denunciado porque, según demostró mediante testigos, esos días estaba fuera de Sevilla y, respecto a la presuntamente cometida el 8 de marzo de 2007, se encontraba en prisión.
Dice el juez que no sólo hay dudas sobre la forma en que se produjeron los hechos denunciados, sino por la "evidente falta de verosimilitud de la denunciante".
El auto se basa en el informe forense sobre la agresión supuestamente ocurrida el 21 de enero de 2008, en el que se recoge que las lesiones de la mujer "están todas situadas en la cara anterior del cuerpo, zonas accesibles para la interesada".
Además, las heridas que presentaba en el cuello "son difícilmente producidas en una situación de forcejeo, las del antebrazo y muslo son paralelas, difícilmente producidas en una situación de forcejeo en que dos personas se están moviendo continuamente y mantienen posiciones diferentes".
Por ello, el forense concluía que "no se puede descartar la característica autolesiva de las lesiones descritas", según recoge el auto, que además se refiere a que el acusado estuvo ese día localizado en Umbrete, una localidad del Aljarafe sevillano, según certificó la Policía.
El 12 de junio de 2007, la mujer presentó una nueva denuncia contra la madre de su compañero que también concluyó con una sentencia absolutoria en el juzgado de instrucción 13 de Sevilla, añade el juez.
Además, un informe de la Unidad de Valoración Integral del Daño (UVIG), especializada en violencia de género, dio cuenta del "escaso grado de verosimilitud de las denuncias presentadas por la perjudicada" pues su testimonio "tiene poca veracidad, destacando su inconsistencia, las contradicciones y la escasa concreción de su relato".
El afectado ha anunciado a Efe que va a presentar a su vez una demanda por los daños y perjuicios causados para que su ex compañera "pague la parte del daño que ha causado", ya que cuando estuvo en la cárcel perdió su trabajo y le ha costado encontrar otro.
El juzgado de Violencia Doméstica de Sevilla ha dado carpetazo al caso contra J. A. S. B., de 39 años. No sólo eso, sino que la maquinaria de la Justicia se ha girado en redondo para deducir testimonio -inicio del proceso legal- contra su compañera R. V. D. por un presunto delito de denuncia o acusación falsa. Pero los once meses de cárcel y el sufrimiento desde diciembre de 2005 nadie se lo va a resarcir.
El juzgado ha llegado a la conclusión de que las lesiones denunciadas por su compañera en ocho denuncias entre diciembre de 2005 y abril de 2008 se las causó ella misma con un cúter o en cualquier caso no las pudo cometer el acusado.
Madre de dos hijos pequeños, la denunciante proclamó en televisión que no sabía "cómo pedir protección para no ser la próxima en la lista" de mujeres asesinadas por su pareja.
Fernando Retamar, abogado defensor del denunciado, ha lamentado en declaraciones a Efe que su cliente haya pasado once meses en prisión preventiva debido a estas falsas denuncias, pese a los numerosos testimonios que tenía a su favor, entre ellos 1.200 firmas de apoyo de sus vecinos en La Rinconada.
El juzgado de Violencia Doméstica, en un auto al que ha tenido acceso Efe, explica que una parte de las agresiones no pudo cometerlas el denunciado porque, según demostró mediante testigos, esos días estaba fuera de Sevilla y, respecto a la presuntamente cometida el 8 de marzo de 2007, se encontraba en prisión.
Dice el juez que no sólo hay dudas sobre la forma en que se produjeron los hechos denunciados, sino por la "evidente falta de verosimilitud de la denunciante".
El auto se basa en el informe forense sobre la agresión supuestamente ocurrida el 21 de enero de 2008, en el que se recoge que las lesiones de la mujer "están todas situadas en la cara anterior del cuerpo, zonas accesibles para la interesada".
Además, las heridas que presentaba en el cuello "son difícilmente producidas en una situación de forcejeo, las del antebrazo y muslo son paralelas, difícilmente producidas en una situación de forcejeo en que dos personas se están moviendo continuamente y mantienen posiciones diferentes".
Por ello, el forense concluía que "no se puede descartar la característica autolesiva de las lesiones descritas", según recoge el auto, que además se refiere a que el acusado estuvo ese día localizado en Umbrete, una localidad del Aljarafe sevillano, según certificó la Policía.
El 12 de junio de 2007, la mujer presentó una nueva denuncia contra la madre de su compañero que también concluyó con una sentencia absolutoria en el juzgado de instrucción 13 de Sevilla, añade el juez.
Además, un informe de la Unidad de Valoración Integral del Daño (UVIG), especializada en violencia de género, dio cuenta del "escaso grado de verosimilitud de las denuncias presentadas por la perjudicada" pues su testimonio "tiene poca veracidad, destacando su inconsistencia, las contradicciones y la escasa concreción de su relato".
El afectado ha anunciado a Efe que va a presentar a su vez una demanda por los daños y perjuicios causados para que su ex compañera "pague la parte del daño que ha causado", ya que cuando estuvo en la cárcel perdió su trabajo y le ha costado encontrar otro.