ROCÍO P. LLAMAS. MÁLAGA Son las 17.00 horas. Algunos malagueños toman su tradicional ´cafelito´ de cada tarde en la céntrica plaza de Uncibay. Parece que será un día como otro cualquiera, pero se equivocan, porque es jueves y en menos de una hora una avalancha de jóvenes universitarios inundan las calles para disfrutar de una tarde de fiesta. Una plaza, que durante toda la semana permanece tranquila, el jueves es conquistada por cientos de jóvenes que mejor o peor vestidos buscan a los relaciones públicas de los pubs para coger los ´flyers´ de promociones.
Aunque a muchos pueda parecerles esta tendencia como algo nuevo e inusual, nada más lejos de la realidad. Los jóvenes conocen la marcha vespertina desde hace varios años, sobre todo a través de los carteles que se cuelgan en la facultad. Las discotecas que ofrecen esta oferta diferente son también más de las que se piensan: Skopas, Dolce Vita, La Suite, Chocolate, Cool, La Botellita, La Pocha, Alcalá, Kimbala y Fragel Rock. No están todas las que son, pero sí son todas las que están.
Excepto las ganas de diversión, las reglas para ir de marcha por la tarde en el centro cambian. "El público universitario que viene a esta hora es diferente a la noche. Además, nosotros somos algo más permisivos, no dejamos entrar a menores, pero el límite de edad lo dejamos en 18 años. Por la noche, este grupo lo tiene más complicado porque en un bar suelen pedir a partir de 21 años y la tarde es la mejor alternativa para los universitarios", explica Kúlan, encargado de La Suite, situada en un callejón peatonal, perpendicular a calle Granada.
Además de la edad permitida para entrar, que desciende a los 18 años, también se tiene más ´manga ancha´ con respecto a la vestimenta. Las colas para entrar en los bares están repletas de jóvenes con los vaqueros caídos, camisetas anchas y tenis, calzado con el que, por la noche, es imposible entrar en la mayoría de las discotecas.
Afluencia. La Suite lleva sólo un par de meses tomando el testigo de abrir a las 17.00 horas y aunque al principio empezó tímidamente "ahora a partir de las siete el bar está lleno", algo que también comparten bares como Dolce Vita o Skopas. "Muchos jueves la cola para entrar al local llega hasta el final de la calle", destaca Sergio Blanco, encargado de Dolce Vita.
"Cuando se ve más gente es cuando no hay exámenes, entre octubre y hasta diciembre y desde febrero hasta junio o julio. En esta época el bar se llena incluso a niveles superiores que en la noche porque nuestro aforo es de unas 180 personas y podemos triplicar esta cifra de personas en rotación", explica Mario Ruiz, de Skopas. "La acogida es muy buena porque la noche de los jueves ha descendido mucho en cuanto a público se refiere", explica Kúlan, de La Suite, que suele cerrar los jueves no muy tarde, al igual que Dolce Vita que abre a las 16.00 horas hasta las 00.00 horas.
Aunque no todos hacen esto. Muchos hacen ´doblete´ como Chocolate y Skopas, que hacen un parón de 22.00 a 23.00 horas para limpiar y seguir trabajando hasta altas horas de la madrugada. "Que el bar abra por la tarde significa trabajar más. Nosotros hemos tenido que ampliar la plantilla con un par de camareras más", añade Mario Ruiz, de Skopas.
¿Por qué abrir tan temprano? Fácil. Por un lado, la prohibición del ´botellón´ ha provocado que los bares busquen alternativas para atraer a los jóvenes al interior de sus locales. La mejor forma de hacerlo es a través del bolsillo. Las cañas de cerveza a 0,50 euros y las copas a 3,50 euros son, sin duda, el mejor reclamo para los universitarios.
Reclamos. "En La Suite en vez de cañas ofrecemos quintos de cerveza y los jueves solemos gastar unos 480 botellines", afirma Kúlan de La Suite. "Nosotros podemos gastar perfectamente en tres horas unos 400 litros de cerveza", añade Sergio Blanco, de Dolce Vita. "En nuestro caso solemos tirar unos dos barriles de cañas. Se trata de unas horas en las que venden más barato para conseguir la mitad de las ganancias, pero sirve para fidelizar a los clientes", comparte Mario Ruiz, encargado de Skopas.
Sin duda, las discotecas de la capital ponen al mal tiempo buena cara y la crisis o la prohibición del ´botellón´ no va a frenar las ganas de diversión de los jóvenes. Ahora, muchos se lamentarán de no haber contado con estas opciones en su juventud.