SERGIO CORTÉS Twitter: @Sergioboqueron | MÁLAGA..-
A cada nombre que aparecía, más aumentaba la sorpresa entre los aficionados. El verano pasado fue desconcertante para el entorno del Málaga. Sin director deportivo y a tirones, se adoptaron decisiones que ahora, en el mercado de diciembre, han dejado al descubierto una deficiente planificación. Las apuestas jóvenes no han dado resultado y el club se ha visto obligado a buscar nuevas piezas ofensivas (al menos tres) para tratar de buscar más mordiente ofensiva ante la preocupante falta de gol.
El Málaga se desprendió del cuerpo técnico encabezado por Manuel Pellegrini y de los jugadores más caros (Joaquín, Demichelis, Toulalan y Baptista) para ahorrarse, solo en ellos, en torno a 30 millones de sueldo. Luego, también Isco o Saviola. El nuevo plan incluía una apuesta por jugadores jóvenes -más baratos, por supuesto- con el claro objetivo de hacer caja a corto plazo si alguno de ellos deslumbraba. Y así llegaron el portugués Flávio, el panameño Chen, el costamarfileño Anderson y el polaco Pawlowski. Además, se buscaba potenciar a Juanmi y Fabrice, al tiempo que se le daba la oportunidad al nuevo entrenador, Bernd Schuster, de analizar a otros jóvenes valores, como Samu o Sergi Darder.
Criterios fijados
El fracaso no ha podido ser más sonoro. La comisión encabezada por el director general, Vicente Casado, y de la que formaban parte, entre otros, el nuevo secretario técnico, Adrián Espárraga, y, sobre todo, el asesor del técnico, el excentral Belenguer, fue la encargada de suplir al director deportivo. Los criterios estaban fijados, pero desde luego nadie se detuvo a analizar si esos jugadores estaban capacitados para dar el salto desde su liga a la española (como Anderson) o si contaban con los mínimos requisitos tácticos para la Primera División (como Pawlowski).
Salvo el caso de Flávio, baja por lesión hasta hace apenas un par de semanas -ademas, un jugador que a sus 21 años era capitán en su equipo-, los otros jóvenes no han dado la talla. Al final Chen y Anderson han acabado en el Waregem belga, como Fabrice, mientras que Pawlowski no ha sido descartado sencillamente por una decisión del club. Pero es que las otras dos incorporaciones no se han ajustado a lo esperado. Angeleri no ha desentonado como central -incluso al principio tuvo alguna buena actuación-, pero conviene recordar que llegó como teórico recambio de Jesús Gámez en el lateral derecho y en sus dos actuaciones ha mostrado pocas virtudes para jugar ahí. Respecto a El Hamdaoui, no se sabe en qué porcentaje han influido sus molestias durante más de dos meses, pero desde luego no ha sido una dolencia nueva para él. Si acaso, sí ha cumplido las expectativas Tissone, del que se conocía su papel defensivo, aunque el argentino ha desesperado a más de un aficionado por sus errores en la entrega de la pelota.
Defensa y ataque
La conclusión es sencilla. Casi todas las incorporaciones para el dispositivo defensivo sí pasan la prueba del algodón (Flávio, Angeleri y Tissone), pero las elegidas para el juego creativo o de ataque han debido ser sustituidas en este mercado de invierno. Pablo Pérez viene a suplir a Anderson (un medio con llegada), Amrabat viene a actuar en las bandas (como Pawlowski) y Rescaldani es otro delantero centro (para compensar las persistentes ausencias de El Hamdaoui). Y aun así no se descarta otro refuerzo para las cuatro posiciones de vanguardia.
Como ha sucedido históricamente, el trasiego en la plantilla durante el mercado de invierno deja al descubierto la deficiente planificación. Así sucedió las temporadas que comenzaron bajo la dirección de Gregorio Manzano (con Míchel, Baiano y Tote como caras nuevas), de Antonio Tapia (con Bóvio, Ribeiro, Antonio López y Gabriel) y de Jesualdo Ferreira (con Asenjo, Caballero, Demichelis, Camacho, Maresca y Baptista). En la que estuvo Juan Ramón Muñiz solo llegó Caicedo, pero las limitaciones económicas obligaron al asturiano a recurrir a filiales como Toribio, Javi López, Pedrito, Iván u Orozco. Esta vez se repite la historia.
A cada nombre que aparecía, más aumentaba la sorpresa entre los aficionados. El verano pasado fue desconcertante para el entorno del Málaga. Sin director deportivo y a tirones, se adoptaron decisiones que ahora, en el mercado de diciembre, han dejado al descubierto una deficiente planificación. Las apuestas jóvenes no han dado resultado y el club se ha visto obligado a buscar nuevas piezas ofensivas (al menos tres) para tratar de buscar más mordiente ofensiva ante la preocupante falta de gol.
El Málaga se desprendió del cuerpo técnico encabezado por Manuel Pellegrini y de los jugadores más caros (Joaquín, Demichelis, Toulalan y Baptista) para ahorrarse, solo en ellos, en torno a 30 millones de sueldo. Luego, también Isco o Saviola. El nuevo plan incluía una apuesta por jugadores jóvenes -más baratos, por supuesto- con el claro objetivo de hacer caja a corto plazo si alguno de ellos deslumbraba. Y así llegaron el portugués Flávio, el panameño Chen, el costamarfileño Anderson y el polaco Pawlowski. Además, se buscaba potenciar a Juanmi y Fabrice, al tiempo que se le daba la oportunidad al nuevo entrenador, Bernd Schuster, de analizar a otros jóvenes valores, como Samu o Sergi Darder.
Criterios fijados
El fracaso no ha podido ser más sonoro. La comisión encabezada por el director general, Vicente Casado, y de la que formaban parte, entre otros, el nuevo secretario técnico, Adrián Espárraga, y, sobre todo, el asesor del técnico, el excentral Belenguer, fue la encargada de suplir al director deportivo. Los criterios estaban fijados, pero desde luego nadie se detuvo a analizar si esos jugadores estaban capacitados para dar el salto desde su liga a la española (como Anderson) o si contaban con los mínimos requisitos tácticos para la Primera División (como Pawlowski).
Salvo el caso de Flávio, baja por lesión hasta hace apenas un par de semanas -ademas, un jugador que a sus 21 años era capitán en su equipo-, los otros jóvenes no han dado la talla. Al final Chen y Anderson han acabado en el Waregem belga, como Fabrice, mientras que Pawlowski no ha sido descartado sencillamente por una decisión del club. Pero es que las otras dos incorporaciones no se han ajustado a lo esperado. Angeleri no ha desentonado como central -incluso al principio tuvo alguna buena actuación-, pero conviene recordar que llegó como teórico recambio de Jesús Gámez en el lateral derecho y en sus dos actuaciones ha mostrado pocas virtudes para jugar ahí. Respecto a El Hamdaoui, no se sabe en qué porcentaje han influido sus molestias durante más de dos meses, pero desde luego no ha sido una dolencia nueva para él. Si acaso, sí ha cumplido las expectativas Tissone, del que se conocía su papel defensivo, aunque el argentino ha desesperado a más de un aficionado por sus errores en la entrega de la pelota.
Defensa y ataque
La conclusión es sencilla. Casi todas las incorporaciones para el dispositivo defensivo sí pasan la prueba del algodón (Flávio, Angeleri y Tissone), pero las elegidas para el juego creativo o de ataque han debido ser sustituidas en este mercado de invierno. Pablo Pérez viene a suplir a Anderson (un medio con llegada), Amrabat viene a actuar en las bandas (como Pawlowski) y Rescaldani es otro delantero centro (para compensar las persistentes ausencias de El Hamdaoui). Y aun así no se descarta otro refuerzo para las cuatro posiciones de vanguardia.
Como ha sucedido históricamente, el trasiego en la plantilla durante el mercado de invierno deja al descubierto la deficiente planificación. Así sucedió las temporadas que comenzaron bajo la dirección de Gregorio Manzano (con Míchel, Baiano y Tote como caras nuevas), de Antonio Tapia (con Bóvio, Ribeiro, Antonio López y Gabriel) y de Jesualdo Ferreira (con Asenjo, Caballero, Demichelis, Camacho, Maresca y Baptista). En la que estuvo Juan Ramón Muñiz solo llegó Caicedo, pero las limitaciones económicas obligaron al asturiano a recurrir a filiales como Toribio, Javi López, Pedrito, Iván u Orozco. Esta vez se repite la historia.