Treinta minutos infames, un desplome de los jugadores inesperado, sin aparente motivo, y un Bernard Schuster que está decidido a darles la razón a sus muchos detractores de Madrid hicieron posible que el Málaga acabara como un juguete roto en manos del Granada, que ganó con mucha más facilidades de las previstas.
Este Málaga tiene que luchar por la permanencia. Pese a que su presupuesto es de media tabla, el equipo no lo es. Anoche quedó demostrado en Los Cármenes, donde a un rival directo se le dieron alas. Seguimos siendo un equipo generoso que resucita adversarios. Y a jugadores rivales, como El Arabi, que logró los tres goles ante el festival de fallos con los que nos deleitó Angeleri.
No le salió bien a Schuster la extraña decisión de dejar en el banquillo a Weligton. Tenía problemas en el ataque, con Santa Cruz y El Hamdaoui lesionado, pero él añadió otro atrás, porque el central argentino no sólo erró en el primer gol de forma clamorosa, sino que hizo un pésimo partido, porque aparte sus errores defensivos, encima no sacó ni una pelota bien desde atrás. Claro que en esto de errar pases y equivocarse al lanzar balones quien se lleva la palma es Tissone. Que a estas alturas siga Camacho en el banquillo es algo que nadie comprende, salvo el entrenador alemán.
El Málaga encajó un gol inesperado tras haber mantenido el empate inicial en el primer tiempo, con Caballero como siempre de salvador, pero a los dos minutos tras el descanso, una pifia de Angeleri propició el 1-0. Curiosamente, el gol espoleó a los malaguistas, que reaccionaron con brío y cercaron a Roberto. En un rechace de éste, Juanmi, que llevaba medio minuto en el campo, empató. Pero poco duró la alegría. En una jugada de carambolas y rechaces absurdos que nace de otro error infantil, El Arabi logró el 2-1, y a partir de entonces el débil Málaga que nos ha quedado se desmoronó por completo, sin que el banquillo supiera reaccionar. Fueron treinta minutos lamentables, para llorar, y el Granada nos apuntilló. Sobró Iturra. Lamentable su actitud, que pareció estar cargada de resentimiento. Ha olvidado muy rápido. Estaba en el paro y el Málaga lo rescató y lo catapultó, pero eso no le dijo nada y por muy poca diferencia se fue a Granada. Anoche deleitó a sus ex compañeros con un recital de juego duro y feas entradas. Allá él con su conciencia. Lo peor no fue Iturra, sino lo mal que estuvo el Málaga, que hizo 30 minutos para olvidar.
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