23-10-2012 12:05 - Paco Rengel
La posible presencia del jeque Al-Thani en el partido del Málaga frente al Milan, que apunta hoy en su edición de papel 'La Opinión de Málaga', abre un sinfín de conjeturas propias de la forma de actuar del propietario del club desde que 'desapareció' en medio del verano. Sin embargo, caso de que se confirme ese anuncio, sólo quedará clara una postura, la de la afición, que será libre para expresar su opinión sobre el regreso del propietario en el momento que lo vea aparecer en el palco.
Desde que el enfado del jeque puede deberse a la traición de gente de confianza que fue descubierta con las manos en la masa (algo que en rueda de prensa desmintió el tercero en discordia), a que todo tiene relación directa con los problemas para la construcción del hotel a la orilla del mar en el puerto de La Bajadilla, o incluso que en realidad Al-Thani no hace más que de intermediario en los negocios que pretende abrir aquí y que dependen de las más altas instancias del emirato, y que éstas prohibieron más inversión en el fútbol... todo son rumores, suposiciones, elucubraciones. Nada ha salido de boca de ellos. Simplemente, el ambicioso proyecto futbolístico se esfumó al mismo tiempo que los resultados deportivos crecieron de manera inversamente proporcional. Paradojas del destino.
POSTURAS
Con la clase política denostada por la penosa situación que vive el país, quienes ven en el fútbol su única vía de escape, no dudan en culpar directamente a la burocracia del 'frenazo' del jeque. "Si este hombre lo que va a hacer es generar puestos de trabajo, ¿por qué no le dan todas las facilidades?", argumentan. No se atienen a la legalidad vigente, quieren que su equipo sea el mejor cueste lo que cueste. Y se basan en que bastantes barrabasadas se han visto ya como para no pasar la mano en una a la que les ven sólo beneficios.
Otros, quizás más próximos a la coherencia, quienes permanecerían callados en ese hipotético plebiscito del estadio el próximo miércoles, están absolutamente convencidos de que el jeque no se hizo malaguista porque le contaron las aventuras de Viberti, sino que se agarró al fútbol para hacer negocios de la forma más fácil y directa, por lo que viven la situación con un apartado escepticismo.
Y habría un tercer grupo en esa manifestación popular, la de los apasionados del equipo que han visto la postura del jeque como una huída que les ha dejado desamparados. Los que cambiaron la estampita de Al-Thani por la de Pellegrini en su mesita de noche y que consideran que el jeque ha quedado retratado con su postura y el cúmulo de deudas en el club.
A la espera del partido histórico, de la posible asistencia del sueño sólo queda una duda: ¿Habrá referéndum?