El margen de maniobra del Málaga cada vez se antoja más complicado. La tarea que tiene por delante la nueva estructura, en la que sobresale Vicente Casado como director general, va a ser ardua en los próximos nueve meses y medio. Los compromisos se acumulan y las dificultades obligan a replantear situaciones impensables hace apenas cien días. Incluso, la panacea de la clasificación del equipo blanquiazul para la fase de grupos de la Liga de Campeones parece quedar minimizada por la elevada prima (cinco millones) que debe afrontar al club como compensación a los técnicos y jugadores.
La economía asfixia al Málaga hasta límites insospechados. La puesta en escena del nuevo emisario de los propietarios, Moayad Shatat (ahora en el cargo de vicepresidente ejecutivo), apenas resultó convincente el miércoles al mediodía en la sala de prensa de La Rosaleda. Dejó varias preguntas sin respuesta -por ejemplo, si el paso atrás del jeque Abdullah Al-Thani en el mes de julio había sido por una decisión propia o por sugerencia del emirato a la vista de las cuantiosas pérdidas de los dos primeros ejercicios- y en una de sus últimas intervenciones, en una cuestión planteada por este periódico, llegó a afirmar: «No tenemos ninguna deuda con ellos (empleados y jugadores) hasta el momento». Y la realidad es otra, bien distinta, como bien pueden suscribir unos y otros.
El Málaga afronta una situación de asfixia económica, porque a los 40 millones de deuda ya vencidos y exigibles (todo ello, una vez descontados los ingresos por los traspasos de Cazorla, Rondón y Mathijsen) se suma además que el club debe afrontar pagos ya correspondientes a este ejercicio y que en absoluto guardan relación directa con los ingresos previstos. De salida, el desfase es de 50 millones, aunque no cabe duda de que en la entidad se aúnan esfuerzos para buscar dinero debajo de las piedras, para abrir nuevas vías de negocio y para reclutar apoyos de empresas, sean malagueñas o no.
El nuevo director general sabe que cuenta con el apoyo sin fisuras del alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y del presidente de la Diputación, Elías Bendodo, que la semana pasada se mostraron en el viaje a Atenas particularmente preocupados por la situación del club y, después del encuentro, visiblemente eufóricos por la clasificación para la fase de grupos de la Champions.
Agenda condicionada
Al Málaga se le acumulan los compromisos en una agenda claramente condicionada por el acuerdo con Hacienda para confeccionar un calendario de pagos que permita ponerse al día con la administración pública, particularmente pendiente de todo lo que sucede en La Rosaleda. La prueba más evidente se centra en que, como SUR explicaba el jueves, en esa negociación la Agencia Tributaria también le impuso al club una rebaja de 12 millones en su masa salarial. De momento, el club ya ha conseguido dos tercios de su objetivo, puesto que entre las salidas y llegadas y el cambio en la dirección deportiva (aunque Mario Armando Husillos solo lo es oficialmente del primer equipo, y no de todo el club, como era el caso de Antonio Fernández) el ahorro asciende a unos ocho millones. Igualmente, al final se decidió no realizar más incorporaciones en los últimos días del plazo del mercado (cuatro y no cinco, Saviola, Santa Cruz, Iturra y Onyewu) para gastar solo cuatro de los seis millones inicialmente previstos. En ese momento convenía ser muy precavido y así lo entendió el entrenador, Manuel Pellegrini.
El nuevo obstáculo para el Málaga es muy peculiar, porque tiene su origen en un momento festivo y en la consecución de un hito. La clasificación del equipo blanquiazul para competir en el selecto grupo de clubes europeos dentro de la Champions implica una inyección económica vital para que la entidad se mantenga a flote durante los próximos meses merced a los derechos garantizados y a otras variables. No obstante, tanto en el acuerdo global para las primas con los componentes de la plantilla como también en otras cláusulas particulares (los llamados 'bonus') se incluían cantidades que en total suman cinco millones. Y este es a día de hoy otro 'obstáculo' en ese difícil camino del Málaga para avanzar hacia a una situación económica desahogada y sin los graves apuros de la actualidad.
La economía asfixia al Málaga hasta límites insospechados. La puesta en escena del nuevo emisario de los propietarios, Moayad Shatat (ahora en el cargo de vicepresidente ejecutivo), apenas resultó convincente el miércoles al mediodía en la sala de prensa de La Rosaleda. Dejó varias preguntas sin respuesta -por ejemplo, si el paso atrás del jeque Abdullah Al-Thani en el mes de julio había sido por una decisión propia o por sugerencia del emirato a la vista de las cuantiosas pérdidas de los dos primeros ejercicios- y en una de sus últimas intervenciones, en una cuestión planteada por este periódico, llegó a afirmar: «No tenemos ninguna deuda con ellos (empleados y jugadores) hasta el momento». Y la realidad es otra, bien distinta, como bien pueden suscribir unos y otros.
El Málaga afronta una situación de asfixia económica, porque a los 40 millones de deuda ya vencidos y exigibles (todo ello, una vez descontados los ingresos por los traspasos de Cazorla, Rondón y Mathijsen) se suma además que el club debe afrontar pagos ya correspondientes a este ejercicio y que en absoluto guardan relación directa con los ingresos previstos. De salida, el desfase es de 50 millones, aunque no cabe duda de que en la entidad se aúnan esfuerzos para buscar dinero debajo de las piedras, para abrir nuevas vías de negocio y para reclutar apoyos de empresas, sean malagueñas o no.
El nuevo director general sabe que cuenta con el apoyo sin fisuras del alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y del presidente de la Diputación, Elías Bendodo, que la semana pasada se mostraron en el viaje a Atenas particularmente preocupados por la situación del club y, después del encuentro, visiblemente eufóricos por la clasificación para la fase de grupos de la Champions.
Agenda condicionada
Al Málaga se le acumulan los compromisos en una agenda claramente condicionada por el acuerdo con Hacienda para confeccionar un calendario de pagos que permita ponerse al día con la administración pública, particularmente pendiente de todo lo que sucede en La Rosaleda. La prueba más evidente se centra en que, como SUR explicaba el jueves, en esa negociación la Agencia Tributaria también le impuso al club una rebaja de 12 millones en su masa salarial. De momento, el club ya ha conseguido dos tercios de su objetivo, puesto que entre las salidas y llegadas y el cambio en la dirección deportiva (aunque Mario Armando Husillos solo lo es oficialmente del primer equipo, y no de todo el club, como era el caso de Antonio Fernández) el ahorro asciende a unos ocho millones. Igualmente, al final se decidió no realizar más incorporaciones en los últimos días del plazo del mercado (cuatro y no cinco, Saviola, Santa Cruz, Iturra y Onyewu) para gastar solo cuatro de los seis millones inicialmente previstos. En ese momento convenía ser muy precavido y así lo entendió el entrenador, Manuel Pellegrini.
El nuevo obstáculo para el Málaga es muy peculiar, porque tiene su origen en un momento festivo y en la consecución de un hito. La clasificación del equipo blanquiazul para competir en el selecto grupo de clubes europeos dentro de la Champions implica una inyección económica vital para que la entidad se mantenga a flote durante los próximos meses merced a los derechos garantizados y a otras variables. No obstante, tanto en el acuerdo global para las primas con los componentes de la plantilla como también en otras cláusulas particulares (los llamados 'bonus') se incluían cantidades que en total suman cinco millones. Y este es a día de hoy otro 'obstáculo' en ese difícil camino del Málaga para avanzar hacia a una situación económica desahogada y sin los graves apuros de la actualidad.