Jiménez dejó en el banquillo al malagueño y habló de dar a cada uno lo que se merece El centrocampista está lejos de lo que se espera de él y ya sabe que no es insustituible
La decisión de sentar a Apoño en el banquillo va mucho más allá de una mera cuestión técnica o de elección. Así la juzgó Jiménez en rueda de prensa cuando se le preguntó. Sin embargo, dejó claro que él intentaba "dar a cada uno lo que se merece". Y la aportación de Apoño no merecía continuar en la titularidad, por mucho que después el técnico alabara la actitud de todos, incluido el centrocampista malagueño.
Tampoco lo ofrecido por Romaric merece ese puesto, pero en el costamarfileño hay un lastre físico que permite dudar. En el caso de Apoño, clave en el curso pasado, Jiménez le mostró el banquillo porque no está satisfecho de su aportación. Ni más ni menos. Lo malo es que Apoño no le dio razones en la casi media hora final, con nueve jugadores, para aplicarle el indulto. De hecho, estuvo casi siempre escorado en la banda y con una escasa aportación defensiva, aunque es verdad que ya salió con el partido muy decidido por la inferioridad.
El técnico dudó mucho a lo largo de la semana sobre la suplencia de Apoño. Es un jugador fundamental en este Zaragoza, que ha hecho un esfuerzo brutal en su fichaje, una inversión que ha impedido, entre otras cosas, reforzar mejor otras zonas, como la defensa y el ataque. Y Jiménez quiere de Apoño que sea un centrocampista total, un jugador que ayude en la construcción, pero que recupere balones y que sea agresivo. El técnico le pide mucho porque sabe que lo puede dar y porque el Zaragoza ha hecho ese gran esfuerzo para que el malagueño lo dé.
Y Apoño está lejos de darlo. Demasiado lejos. Y tampoco está todo lo centrado que debería. O por lo menos todo lo centrado que su rol fundamental en el Zaragoza requiere. Todo es reconducible y en Jiménez y en el centrocampista se juntan dos caracteres calientes, pero también dos tipos que dicen las cosas a la cara y que no andan con segundas intenciones, lo que también ayuda en cualquier conflicto.
Es factible que, si hay un pequeño incendio, se acabe por apagar, pero el que tiene que dar el paso es Apoño. Y sobre todo dar mucho más. Jiménez no acabó nada satisfecho de él en Mestalla, charló con el jugador varias veces a lo largo de la semana, en su despacho y en el césped, y le habló muy claro. Sin embargo, parecía que le iba a dar otra oportunidad de inicio.
No se la dio al final, porque, queda dicho, en la virtud de un entrenador que se precie de ser justo está dar a cada uno lo que se merece. Quizá Jiménez no lo sea con Romaric, de nuevo titular ayer, pero no es menos cierto que el centrocampista está poniendo mucho de su parte para mejorar en la faceta física, aunque ayer se le fuera la parcela mental en la clara falta a Lacen que provocó su expulsión. En todo caso, sí que es justo con Apoño, que debe dar mucho más y que ya sabe que tiene una señal con la plaza en el banquillo que ocupó. En él, y solo en él, está el quitársela.
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/deportes/la-senal-sobre-apono_796281.html
La decisión de sentar a Apoño en el banquillo va mucho más allá de una mera cuestión técnica o de elección. Así la juzgó Jiménez en rueda de prensa cuando se le preguntó. Sin embargo, dejó claro que él intentaba "dar a cada uno lo que se merece". Y la aportación de Apoño no merecía continuar en la titularidad, por mucho que después el técnico alabara la actitud de todos, incluido el centrocampista malagueño.
Tampoco lo ofrecido por Romaric merece ese puesto, pero en el costamarfileño hay un lastre físico que permite dudar. En el caso de Apoño, clave en el curso pasado, Jiménez le mostró el banquillo porque no está satisfecho de su aportación. Ni más ni menos. Lo malo es que Apoño no le dio razones en la casi media hora final, con nueve jugadores, para aplicarle el indulto. De hecho, estuvo casi siempre escorado en la banda y con una escasa aportación defensiva, aunque es verdad que ya salió con el partido muy decidido por la inferioridad.
El técnico dudó mucho a lo largo de la semana sobre la suplencia de Apoño. Es un jugador fundamental en este Zaragoza, que ha hecho un esfuerzo brutal en su fichaje, una inversión que ha impedido, entre otras cosas, reforzar mejor otras zonas, como la defensa y el ataque. Y Jiménez quiere de Apoño que sea un centrocampista total, un jugador que ayude en la construcción, pero que recupere balones y que sea agresivo. El técnico le pide mucho porque sabe que lo puede dar y porque el Zaragoza ha hecho ese gran esfuerzo para que el malagueño lo dé.
Y Apoño está lejos de darlo. Demasiado lejos. Y tampoco está todo lo centrado que debería. O por lo menos todo lo centrado que su rol fundamental en el Zaragoza requiere. Todo es reconducible y en Jiménez y en el centrocampista se juntan dos caracteres calientes, pero también dos tipos que dicen las cosas a la cara y que no andan con segundas intenciones, lo que también ayuda en cualquier conflicto.
Es factible que, si hay un pequeño incendio, se acabe por apagar, pero el que tiene que dar el paso es Apoño. Y sobre todo dar mucho más. Jiménez no acabó nada satisfecho de él en Mestalla, charló con el jugador varias veces a lo largo de la semana, en su despacho y en el césped, y le habló muy claro. Sin embargo, parecía que le iba a dar otra oportunidad de inicio.
No se la dio al final, porque, queda dicho, en la virtud de un entrenador que se precie de ser justo está dar a cada uno lo que se merece. Quizá Jiménez no lo sea con Romaric, de nuevo titular ayer, pero no es menos cierto que el centrocampista está poniendo mucho de su parte para mejorar en la faceta física, aunque ayer se le fuera la parcela mental en la clara falta a Lacen que provocó su expulsión. En todo caso, sí que es justo con Apoño, que debe dar mucho más y que ya sabe que tiene una señal con la plaza en el banquillo que ocupó. En él, y solo en él, está el quitársela.
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/deportes/la-senal-sobre-apono_796281.html