La triste realidad económica que vive Málaga, machacada por las malas noticias (paro, situación de pobreza, decrecimiento, falta de perspectivas) que nos ahogan, necesitaba, más que nunca, un antídoto, y este llegó, aunque solo sea cuestión de sueños e ilusiones etéreas, de la mano del Málaga. La victoria ante el Valencia nos pone con un pie y medio en la Champions League, y llevó la alegría a docenas de miles de hogares malagueños donde hace tiempo que no entra una puñetera buena nueva. Hasta el jeque Al-Thani vino para disfrutar del momento. El fútbol (lo más importante de todo lo menos importante de la vida) tiene estas cosas, y por una vez la magia, la sensación de liderazgo y de poderío llegaba a Málaga de la mano de su equipo de fútbol, gracias a Pellegrini y a sus jugadores, y fundametalmente a la apuesta que el jeque y su hombre de confianza, Ghubn, hicieron por el equipo representativo de esta tierra hace menos de dos años.
La mala suerte nos privó de machacar al Valencia, que mereció irse a sus lares con una 'manita'. Otra vez dos tiros a los palos (los postes se están convirtiendo en los mayores enemigos de los malaguistas) evitaron una victoria más holgada y también más justa que hubiera supuesto adelantar en el coeficiente particular a quien ahora mismo es el único equipo que puede disputarnos la mítica tercera plaza.
Una pena, porque el Málaga barrió por completo a un Valencia que cada vez es más imagen de su entrenador, o sea un equipo muy raro. Fastidiado y cansado tras la eliminación de la semifinal de la segunda competición europea, el equipo valenciano llegaba a Martiricos con un difícil examen y salió suspendido, pero no con el 'muy deficiente' que debió llevarse en la cartilla. Solo consiguieron los visitantes, que no es poco tras lo visto, mantener ventaja particular en la lucha a dos, pero por lo demás no hicieron nada de mérito ni demostraron su supuesta categoría.
El Málaga, en su sitio, con clase, con sabiduría, y sobre todo muy seguro de sí mismo, hizo lo que debía, porque contra la mala fortuna no se puede luchar. Muy bien en líneas generales, con un Camacho sobresaliente que tuvo la recompensa del gol, y jugando sin balón casi mejor que con el esférico, el equipo de Pellegrini borró de un plumazo al Valencia, que siempre fue inferior al conjunto local, que ayer no falló y nos trajo la alegría cuando más la necesitábamos: porque el antídoto a esta maldita semana nos llegó vestido de blanquiazul...
PEDRO LUIS GÓMEZ
http://malagacf.diariosur.es/noticias/2012-04-30/antidoto-blanquiazul-20120430.html