Jerez de la Frontera. DV. Cada partido es una historia y cada temporada, una vida. Es difícil encontrar parecidos en el fútbol actual, donde la igualdad y rivalidad son máximas y todos los pronósticos previos están construidos sobre vigas de papel.
Pero la necesidad agudiza el ingenio y la Real está muy necesitada. Por eso Juanma Lillo comparó el jueves el encuentro de esta tarde en Chapín con el de hace un año en La Rosaleda. Razones no le faltan al míster. Las similitudes son evidentes.
Después de una larga racha de resultados negativos que comenzó, casualmente, un 15 de marzo contra el Numancia en Anoeta (0-1), la Real viajó a Málaga para enfrentarse al líder, cuyo arranque liguero le había distanciado para siempre del resto de aspirantes al ascenso.
Los problemas del equipo para ganar partidos eran muchos y acceder a los primeros puestos se convirtió en un imposible por las derrotas en Gijón (1-0) y contra el Racing de Ferrol en Anoeta (1-2) y los empates con Celta (1-1) y Nástic (0-0), que hicieron insuficiente el triunfo sobre el Hércules (2-1).
Bajo la amenaza de otro año en Segunda División, la Real resucitó y se impuso al Málaga con goles de Labaka y Gari Uranga (0-2) en un partido que devolvió a los aficionados blanquiazules parte del orgullo perdido en el camino.
Aquel triunfo significó muchas cosas, pero Lillo destacó esta semana por encima de todas el espíritu con el que los jugadores regresaron de tierras andaluzas. La Real encadenó tres victorias en cuatro jornadas y ya no volvió a perder hasta la penúltima en Mendizorroza.
Chapín, como en su día La Rosaleda, debe ser hoy el lugar donde se escenifique el punto de inflexión que necesita el equipo para pelear por la gloria hasta el mes de junio.
http://real-sociedad.diariovasco.com/noticias/2009-03-14/espiritu-malaga-20090314.html
Pero la necesidad agudiza el ingenio y la Real está muy necesitada. Por eso Juanma Lillo comparó el jueves el encuentro de esta tarde en Chapín con el de hace un año en La Rosaleda. Razones no le faltan al míster. Las similitudes son evidentes.
Después de una larga racha de resultados negativos que comenzó, casualmente, un 15 de marzo contra el Numancia en Anoeta (0-1), la Real viajó a Málaga para enfrentarse al líder, cuyo arranque liguero le había distanciado para siempre del resto de aspirantes al ascenso.
Los problemas del equipo para ganar partidos eran muchos y acceder a los primeros puestos se convirtió en un imposible por las derrotas en Gijón (1-0) y contra el Racing de Ferrol en Anoeta (1-2) y los empates con Celta (1-1) y Nástic (0-0), que hicieron insuficiente el triunfo sobre el Hércules (2-1).
Bajo la amenaza de otro año en Segunda División, la Real resucitó y se impuso al Málaga con goles de Labaka y Gari Uranga (0-2) en un partido que devolvió a los aficionados blanquiazules parte del orgullo perdido en el camino.
Aquel triunfo significó muchas cosas, pero Lillo destacó esta semana por encima de todas el espíritu con el que los jugadores regresaron de tierras andaluzas. La Real encadenó tres victorias en cuatro jornadas y ya no volvió a perder hasta la penúltima en Mendizorroza.
Chapín, como en su día La Rosaleda, debe ser hoy el lugar donde se escenifique el punto de inflexión que necesita el equipo para pelear por la gloria hasta el mes de junio.
http://real-sociedad.diariovasco.com/noticias/2009-03-14/espiritu-malaga-20090314.html