El estado de salud de Adolfo Suárez, primer presidente de la democracia, ha empeorado en los últimos meses
Hace más de cinco años que Adolfo Suárez González (Cebreros, Ávila, 25 de septiembre de 1934) no recuerda que fue el primer presidente de la democracia española y faro en el camino hacia la Transición. La enfermedad degenerativa que padece desde hace casi una década –aunque no está diagnosticado se cree que padece alzhéimer– hace poco a poco mella en su salud. Primero perdió la memoria, pero desde hace unos meses el deterioro cognitivo ha dejado paso a uno físico. Según los médicos, este es uno de los pasos que, de forma inevitable, suelen dar quienes padecen este tipo de enfermedades.
La Transición española va perdiendo a las figuras que la hicieron posible. En mayo de 2008 falleció Leopoldo Calvo-Sotelo, expresidente de España entre febrero de 1981 (tras el intento de golpe de Estado) y diciembre de 1982, y hace algo más de una semana (el pasado día 15) fallecía el fundador del Partido Popular, Manuel Fraga Iribarne, que fue clave también en el paso que España dio hacia la democracia.
La última intervención pública de Adolfo Suárez tuvo lugar hace nueve años, en un mitin celebrado el 2 de mayo de 2003 en Albacete. Fue en un acto político para apoyar a su hijo (Adolfo Suárez Illana) que, enrolado en las filas del Partido Popular, disputaba la presidencia de Castilla-La Mancha. El mitin sirvió para evidenciar el avance de la enfermedad del primer presidente de la democracia. Durante su discurso, Suárez se perdió varias veces mientras leía sus notas e incluso llegó a leer en varias ocasiones el mismo folio. Acabó su mitin asegurando: "Bueno, para qué más discursos, lo que os quiero decir es que mi hijo es una persona de bien y que hará muy bien su trabajo".
Desde entonces su salud ha ido cuesta abajo. La última imagen que se conoce de él fue una fotografía que su propio hijo le hizo de espaldas abrazado al rey mientras ambos daban un paseo por el jardín de su finca en el barrio de La Florida (Madrid). En los últimos meses la familia ha decidido restringir las visitas que recibe Adolfo Suárez. Desde el último año, cuando se ha producido un importante bajón físico, asegura, la restricción se ha vuelto más estricta. Sus cuatro hijos (Adolfo, Laura, Javier y Sonsoles) son su compañía regular, sus hermanos (Hipólito, Carmen, Ricardo y José María) también le visitan con regularidad, además de su cuñado Aurelio Delgado. Algunos de sus mejores amigos como Gustavo Pérez Puig (antiguo realizador de televisión), Fernando Alcón (político abulense y amigo desde la infancia de Suárez) han ido espaciando sus visitas, en parte por sus propios achaques de salud y en parte para ahorrarse ver a su amigo en la situación en la que se encuentra. El rey de España y el cardenal Antonio Cañizares también visitan de vez en cuando a Suárez.
Sus más allegados aseguran, no obstante, que pese a la gravedad de su salud, el exlíder del partido Unión de Centro Democrático (UCD) apenas está sufriendo, ni tan siquiera es consciente de su estado. Ni siquiera fue capaz de acudir al entierro de su hija mayor, Mariam, en 2004. De hecho, cuando le dieron la noticia de su muerte se mostró extrañado y solo se le ocurrió preguntar: "¿Y quién es Mariam?". Cuando se lo explicaron, replicó enfadado: "Con esas cosas no me gastes bromas".
Fue en el verano de 2003 cuando la enfermedad que padece Adolfo Suárez, según cuenta su familia, se intensificó. Ese año perdió buena parte de sus facultades cognitivas y dejó de reconocer a sus más allegados. Cuentan también que su último acto de lucidez tuvo lugar en 2005. En la primavera de ese año, su hijo decidió que el cardenal Antonio Cañizares confesara al primer presidente de la democracia. El eclesiástico, sentado junto a Suárez en el jardín de su casa madrileña, le puso la mano sobre la rodilla y le dijo: "¿Quieres que te administre el perdón?", a lo que el abulense respondió: "Yo siempre estoy dispuesto a dar y pedir perdón".
La familia recibe cada día decenas de muestras de apoyo. Según refleja el diario "El Mundo", hasta el propio presidente del Gobierno francés, Nicolás Sarkozy, le expresó a sus familiares la admiración que tiene por la principal figura de la Transición española y el fundador de UCD. "Tiene 79 años, pero parece que tiene 100", aseguran sus allegados al diario.
El rey abraza a Suárez, en la casa del expresidente, en Madrid.
http://www.laopiniondemalaga.es/nacional/2012/01/23/primera-luz-democratica-espana-apaga/479341.html