Una de las peores cosas que hay para este trabajo es la rutina. Y la costumbre. Porque empieza a parecerte normal lo que no es normal. Por eso es muy útil que venga alguien a refrescarte la memoria. Acabamos de tener el briefing de campaña del PP, para que nos cuenten el recorrido y el planteamiento de trabajo. Y como es habitual con Mariano Rajoy, no hay prevista ni una sola rueda de prensa en toda la campaña, ni siquiera un encuentro con la prensa. Nada.
Algún encuentro se improvisará, tal vez. Es probable. Pero no hay ni siquiera forma de preguntarle, a él o a alguien autorizado, qué opina de las propuestas del otro candidato, por ejemplo. O de las cosas que suceden en todas las campañas, cuando alguien dice algo inesperado, otro dirigente mete la pata, hay manifestaciones, huelgas. Noticias, vamos.
Los que le seguimos habitualmente protestamos bastante por estas cosas, pero agota darse contra una pared. Sobre todo porque la estrategia de no arriesgar le ha salido muy bien –veáse las encuestas-, así que nadie cree que la vaya a cambiar. Pero hoy estaba Ernesto Estévez en el briefing. Ernesto es un veterano corresponsal político de la Cadena SER, que hizo varias campañas electorales siguiendo a Aznar, luego se ocupó de internacional y ahora vuelve al periodismo político. Y cuando le han contado el plan, ha exclamado: “¡No me lo puedo creer!¡No me creo que no haya nada, ni ruedas, ni canutazos [pequeñas declaraciones] ni encuentros, ni forma de enterarse de qué piensa Rajoy!”.
Le parecía increíble. No lo es. Es real. Pero es inasumible. “Hay muchos mítines”, le han contestado. Estévez ha recordado que con Aznar había una breve rueda de prensa casi cada día. Los veteranos de esa época recuerdan que no era tan idílico. Cuentan que se controlaban mucho las preguntas y no se daba la palabra a todos los medios –hay que reconocer que Rajoy sí lo hace cuando da algunas de sus escasas ruedas de prensa, al César lo que es del César, él cuida mucho esas cosas- pero al menos había preguntas casi todos los días. Y varios encuentros.
Es lo normal en casi cualquier campaña. No es solo lo que se ve en las series o películas estadounidenses. Es la realidad en casi todas partes. Como los debates normales, con interrupciones, con preguntas de periodistas, con debate de verdad. Pero aquí no. En la última campaña, por ejemplo, hubo un solo encuentro con Rajoy.
Es una estrategia inteligente, que funciona, dicen los suyos. Una forma de no arriesgar, de no entrar a los temas que no quieres entrar. La única manera de perder unas elecciones que tienes ganadas es cometer errores, dicen en el PP. Y así, sin riesgos, se cometen muchos menos. Por eso habrá solo un debate y al principio de la campaña. Menos arriesgado uno que dos, menos arriesgado al principio que al final, porque se olvida y se pasa el efecto. Ganes o pierdas, es menos relevante.
Mi compañera Anabel Díez me cuenta que en el PSOE de momento no tienen el plan de campaña, así que no podemos comparar aún. En cualquier caso, eso de que no haya ninguna rueda de prensa en campaña se ha convertido en la norma en España, en los dos grandes partidos.
Lo cierto es que funciona. Cristina Fernández acaba de arrasar en las elecciones argentinas. Y como cuenta Soledad Gallego-Díaz, corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires, lo ha hecho sin ofrecer una sola entrevista –Rajoy sí las está haciendo y las hará, Rubalcaba no para de acudir a todos los medios- sin un solo debate y sin ni siquiera permitir que se le acercara algún periodista de los grandes medios internacionales para hacerle un perfil. Solo discursos, uno detrás de otro. Y una campaña controlada por publicistas brillantes.
Los políticos son posibilistas, y más el pragmático que Rajoy, que no suele hacer nada que no sea eficaz e imprescindible. Así que si funciona así, ¿para qué cambiar?, se preguntan los suyos.
http://blogs.elpais.com/objetivo-moncloa/2011/10/incre%C3%ADble-o-mejor-inasumible.html
Última edición por Capitán Trueno el Mar 1 Nov 2011 - 8:59, editado 1 vez