Comerciantes y sindicatos ven factible que el PP proponga la liberación total de los horarios de venta
No han pasado ni diez días de las elecciones, pero ya se rumian los problemas. El equipo de Mariano Rajoy no sólo deberá darse prisa para atajar las grietas de la economía, sino también para tranquilizar al comercio. La negativa del partido a firmar el manifiesto andaluz y los avances legislativos de Esperanza Aguirre en Madrid han sido interpretados como una amenaza inminente: los sindicatos y los comerciantes de Málaga creen que los populares tienen la intención de trastocar los límites de los horarios y abrir la tan temida barra libre para los establecimientos; una medida, que, aseguran, afectaría perversamente a las pymes y al empleo.
Según Enrique Gil, presidente de la Federación de Comercio de Málaga (Fecoma), existen razones para temer que la medida forme parte de la agenda del Gobierno. La competencia es de las comunidades autónomas, pero la administración, resume, se arroga la posibilidad de influir a través de los mínimos. Apenas unas horas después de los comicios, Gil, respondía con claridad cuando se le solicitaba una petición para el nuevo gabinete: que no toquen los horarios de los comercios. «José María Aznar ya lo hizo y la liberación se incluyó en el programa de las elecciones de 2004», precisa.
La inquietud del sector se acrecentó, no obstante, en las semanas previas al 20N, cuando los comerciantes, junto a las agrupaciones de consumidores y los sindicatos, plantearon un manifiesto en defensa del régimen comercial andaluz, que limita la libertad de horarios a los establecimientos de menos de trescientos metros cuadrados y reserva ocho domingos adicionales para el resto del sector. El texto contaba con el respaldo de CCOO, UGT, Facua, UCA-UCE, Al-Andalus y la Ceca. La idea es que lo firmaran todos los partidos que concurrían a la convocatoria. Únicamente lo hizo Izquierda Unida, lo que ha acabado por agigantar la talla del fantasma de Madrid.
Sindicatos, empresarios y consumidores unidos para evitar una medida que ahora mismo flota como la sombra de un peligro sobre la actividad. ¿Obstinación política? Gonzalo Fuentes, responsable autonómico del sector en CCOO, apunta a un conjunto de intereses, el de las grandes distribuidoras y superficies, los únicos que, en su opinión, se beneficiarían de una eventual liberalización. «Es una estrategia para ganar cuota de mercado y quitársela al pequeño comercio, que no puede competir con más horas de apertura», indica.
Para el sindicalista, la supresión de los límites de los horarios golpearía de lleno al llamado comercio de proximidad. «La mayoría podría abrir todos los días por sus dimensiones y no lo hace porque no es rentable; el consumo es limitado», aduce. En Málaga, el 80 por ciento del empleo recae en los pequeños establecimientos, donde una medida de este calibre, señala, contribuiría a agravar la crisis y generar más despidos.
El equilibrio entre centros comerciales y tiendas
La apertura sin restricción de todos los establecimientos comerciales únicamente tiene el precedente en España de áreas turísticas restringidas y de la comunidad de Madrid, donde el gobierno regional, capitaneado por Esperanza Aguirre, está decidido a sacar adelante el proyecto, pese a la oposición de patronal y trabajadores. Según Gonzalo Fuentes, de CCOO, la barra libre en los horarios supondría romper el equilibrio entre el pequeño comercio y las grandes superficies en beneficio de estas últimas, cuya naturaleza, indica, les permite operar con mayor solvencia en este régimen especial. «El comercio de proximidad cuenta con muy pocos trabajadores por punto de venta, aunque es el que emplea al mayor número de personas en el sector», reseña.
De acuerdo con Fuentes, los establecimientos tradicionales, que apuestan por la venta asistida, se verían perjudicados por la competencia de la gran distribución, «que aboga por el autoservicio». En este sentido, aporta una fórmula subyacente a un estudio del propio sindicato; por cada empleo generado en los formatos de las grandes superficies, se destruyen cuatro en el pequeño comercio. Actualmente, el sector emplea a más de 474.000 personas en Andalucía, el 17 por ciento del total.
La ley andaluza, bandera del pequeño comercio
Los sindicatos, consumidores y empresarios se aferran a la defensa del modelo comercial andaluz, que permite la apertura sin límite a los establecimientos menores de trescientos metros cuadrados y limita la del resto a ocho domingos adicionales por ejercicio. El manifiesto presentado el pasado mes de octubre, que contaba con la firma de partida de Ceca, Facua, Uca-Uce, Al-Andalus, CCOO y UGT, insistía en la protección de un régimen legislativo que los principales implicados consideran armónico, especialmente en lo que se refiere a las relaciones entre los distintos formatos de venta. Desde la aprobación del texto, Andalucía ha aprobado el mayor número de licencias apertura de grandes superficies del conjunto nacional. No obstante, el único conflicto suscitado con la ley en vigor fue a propósito del centro comercial Vialia, ligado a la estación María Zambrano de Málaga, que entendió que tenía derecho a acogerse a la única salvedad que incorpora la normativa, establecida para los negocios anejos a las cabeceras de transporte público que presten algún tipo de servicio a los viajeros. Aquel, sin embargo, fue un caso puntual en la historia de una ley que ahora los comercios enarbolan como bandera, especialmente por el consenso que reclutó su elaboración.
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2011/11/27/temor-malaga-barra-libre-comercio/466627.html