Los radares instalados por el Ayuntamiento de Málaga en cuatro de las vías que mayor volumen de tráfico soportan de la ciudad, los paseos marítimos Antonio Machado y Pablo Ruiz Picasso y las avenidas Valle Inclán y Andalucía, han cazado a lo largo de su primer mes de funcionamiento a unos 45.000 vehículos por encima de los 60 kilómetros por hora, velocidad a la que salta el dispositivo de estos mecanismos.
Los datos dados a conocer a este periódico por el área de Movilidad constatan, no obstante, un efecto disuasorio entre los conductores que casi a diario transitan por estos puntos, ya que en la experiencia piloto realizada por este departamento en agosto del pasado año se elevaban a unos 120.000 los vehículos pillados. Esta comparativa hace que el concejal responsable del área de Movilidad, Juan Ramón Casero, se muestre optimista ante el resultado de las primeras semanas de funcionamiento de los aparatos, al haber disminuido de manera sensible el número de infractores.
"Creo que el objetivo que se persigue con la instalación de los radares urbanos se está cumpliendo, ya que parece que está disuadiendo a muchos de pisar el acelerador", explicó Casero. Incluso, el edil del PP consideró que el efecto puede ser incluso mayor en el momento en que empiecen a llegar las primeras sanciones a los usuarios que han superado los niveles permitidos. "Sé de mucha gente que me cuenta que empieza a acostumbrarse a reducir la velocidad en esos puntos", añadió.
Si bien la cifra de unos 45.000 vehículos puede parecer relevante, no lo es tanto si se compara con el nivel de tránsito diario que tienen estas cuatro vías. En concreto, en el lapso de tiempo transcurrido entre el 2 de febrero, cuando empezaron a funcionar los mecanismos, y el pasado 28 de febrero, estas avenidas soportaron unos 768.000 vehículos, con lo que el porcentaje de aquellos que han sido sancionados ronda apenas el 6%.
No obstante, del análisis de la información extraída de los cinemómetros se pueden extraer datos realmente llamativos. Uno de ellos es que a lo largo del pasado mes fueron captados unos 200 vehículos a una velocidad superior a los 100 kilómetros por hora, más del doble del límite legalmente permitido en estas zonas urbanas, que es de 50 kilómetros. De ellos, 153 lo fueron entre el 2 de febrero y el 21, lo que supuso apenas el 0,03% de toda la circulación contabilizada en estos puntos y durante esas fechas. La infracción de buena parte de ellos, en concreto los que circulasen a 110 kilómetros, será tipificada como delito, de acuerdo con la reforma del código penal que entró en vigor a principios del pasado.
La mayoría de estos episodios se producen, además, los sábados y domingos, con 70 vehículos sólo en las tres primeras semanas del mes. Como ejemplo de ello, el domingo 8 de febrero fueron fotografiados en estas circunstancias 23 coches y otros 17, el domingo siguiente. Asimismo, cabe destacar el hecho de que los fines de semana concentran los mayores porcentajes de vehículos cazados por los radares, con hasta un 15%, lo que hace suponer una mayor distracción por parte de los conductores en esos días. El resto de las jornadas el dígito se reduce significativamente a en torno el 5%.
A juicio de Casero, los casos de conductores que "van como locos" son escasos en el marco del balance global del mes de febrero. El edil apuntó que justo entre el 2 y el 21 de febrero se contabilizaron 542.313 vehículos por debajo de los 60 kilómetros. A ellos hay que sumar, en este mismo espacio temporal, 24.155 vehículos (4,19%) a entre 61 y 70 kilómetros; 7.314, lo hicieron a entre 71 y 80 kilómetros (1,27%); 1.876 más lo hicieron a entre 81 y 90 kilómetros (0,33%), y 403 usuarios conducía a entre 91 y 100 kilómetros (0,07%).
El edil popular admitió que previsiblemente aún no se habrán notificado las primeras sanciones económicas a los usuarios infractores, puesto que el trámite administrativo necesario requiere de un tiempo superior al mes. En este sentido, explicó que el departamento encargado de remitir esta información es Gestrisam, al que llega toda la información relativa a los radares.
El modus operandi de estos dispositivos es bien sencillo. Justo en el momento en que los vehículos sobrepasan los 60 kilómetros por hora, el cinemómetro salta y toma una fotografía del mismo. El documento pasa a manos de la Policía Local, que la filtra, al objeto de procesar las imágenes en las que no hay duda respecto al número de la matrícula y, por tanto, sobre la titularidad. Finalmente, es el órgano de gestión tributaria el que da a conocer la multa.
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