Los clubes de Primera deben 2.086 millones de euros, siendo el Málaga uno de los dos que menos deben, mientras que Almería, Recreativo y Sevilla están saneados
Asfixiados. Ésta es la situación económica de la mayoría de los clubes de Primera División, que a día de hoy suman una deuda total de 2.086 millones de euros.
La insolvencia es el denominador común en la mayoría de los clubes que compiten en la máxima categoría. Algunos de ellos rozan, incluso, la quiebra técnica. El Málaga ocupa la decimosexta posición entre las entidades más endeudadas de Primera, con 16 millones.
El principal acreedor es Hacienda. Los clubes de Primera y Segunda adeudan a la Agencia Tributaria 627 millones de euros. A esta cantidad de dinero hay que añadir lo que se debe a la Seguridad Social, aunque la cifra de desconoce ya que el Gobierno la considera de "carácter reservado".
Un caso llamativo es el del Valencia, que debe al fisco en torno a los 100 millones de euros. O el del Deportivo, que adeuda 52. El Mallorca está próximo a cerrar un acuerdo con Hacienda para aplazar un pasivo de 16 millones.
Tintes dramáticos. Esta situación adquiere tintes dramáticos en un contexto de crisis económica global que se ha ensañado especialmente con España.
Las empresas relacionadas con el ladrillo, antes espléndidos patrocinadores, han dejado el fútbol porque ellas mismas sufren una angustia económica. En julio, Martinsa Fadesa se declaró en suspensión de pagos, dejando huérfano de espónsor al Deportivo de La Coruña.
La constructora Seop hizo lo propio con el Racing de Santander y Restaura también ha roto relaciones con Osasuna. En Mallorca, la quiebra del Grupo Drac -el holding inmobiliario de Vicente Grande- amenazó su supervivencia.
Los clubes de Primera suelen gastar más de lo que ganan, lo que en el último año ha obligado a seis de ellos a acogerse a la Ley Concursal, única vía para evitar que las entidades quiebren y hacer frente a su deuda pública -Hacienda y Seguridad Social- y otros acreedores privados.
El Málaga entró en concurso y salió airoso. Redujo un pasivo de 27 millones a los 16 actuales, subió a Primera y ahora lucha por jugar la Copa de la UEFA.
La coyuntura actual ha demostrado el fracaso de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas de principios de los 90. El objetivo era eliminar la deuda de los clubes para partir de cero y generar recursos propios. Casi todos, en cambio, se convirtieron en máquinas de generar deuda.
La temporada 09-10 se presenta como la más austera de los últimos años. Pero la política de control de gastos lleva aplicándose desde antes de que apareciera el fantasma de la crisis económica. Entre mediados de los 90 y los primeros años de esta década los clubes gastaron dinero a espuertas con las cantidades de los contratos de televisión. Ahí empezó un endeudamiento que no ha dejado de crecer hasta la actualidad.
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