Adiós a un mito malaguistaSandro se desligará mañana formalmente del Málaga CF tras más de 10 años en la entidad albicelesteTodo principio tiene un final, aunque para algunos llega antes de lo esperado. Carlos Alejandro Sierra Fumero «Sandro» juró amor eterno al Málaga CF, pero el eterno «23» malaguista vivirá hoy su último día como componente del club que le encumbró y la que fue su casa durante diez años y medio. Con su salida se marcha algo más que un hombre del organigrama blanquiazul, se despide un icono del malaguismo en la primera década del siglo XXI.
Sin embargo, la marcha de Sandro será silenciosa. No levantará la voz pese a ser otro juguete roto de la «era Sanz». Es más, hace días que el tinerfeño ya no hace vida por el club. Ha sido relegado a un tercer o cuarto plano y mañana 1 de julio dejará de representar al Málaga CF de manera oficial.
La vida de Sandro como malaguista se divide en dos etapas. Una esplendorosa como futbolista y otra con varias sombras como hombre de club. El «23» dio el salto a los despachos en el verano de 2008, justo después de colgar las botas. El de Las Galletas con corazón malagueño –dio el pregón de la Feria el verano de 2008- participó en el ascenso del equipo a Primera División como jugador y pasó a la dirección deportiva para intentar mantener el proyecto en la élite.
Sandro comenzó como ayudante de Ricardo Rodríguez, que por entonces era el director deportivo malaguista. Así sumó la primera temporada donde hubo un consenso total con Antonio Tapia, de ahí el éxito de acabar octavos.
En el segundo curso y ya con Muñiz en el banquillo, las diferencias entre ambos jugaron en contra del ex jugador blanquiazul. Tras conocerse la no continuidad de Rodríguez a mitad de temporada tomó las riendas de la confección del bloque. Pero seguía sin tener libertad de movimientos en la creación de la plantilla, donde el técnico Muñiz sería el responsable de gestionarla.
En plena lucha de egos se produjo la venta del club, que acabó con el asturiano fuera y con Sandro de nuevo en un segundo plano. Con Abdullah Al Thani como máximo mandatario, Jesualdo Ferreira confeccionó el equipo a su propio antojo con la ayuda en gran medida de su agente. Sandro seguía perteneciendo al grupo que decidía las riendas deportivas, pero con menor peso.
Sin embargo, la salida de Ferreira a las primeras de cambio también terminó por enviar a Sandro al fondo del cajón, donde el olvido lo engulle todo. Los focos dejaron de apuntar hacia él y en el fútbol base tuvo un papel también secundario, sin tener definidas del todo sus funciones. El Málaga CF también estaba revolucionando la cantera de arriba abajo y en los planes de La Academia no entraba Sandro.
Ahora el final como malaguista llama a su puerta. Diez años después, Sandro dejará de defender el escudo blanquiazul ya sea sobre el césped contra fornidos defensas o sobre una mesa contra avispados agentes.
En el recuerdo quedará el invierno de 1997 cuando aterrizó en un Málaga de Segunda B un galáctico llamado Sandro. Su pasado madridista era la gran esperanza. Era un fichaje mediático para el nuevo equipo con viejas ilusiones. En los años siguientes lideró con su magia y sus pases a un equipo de leyenda que ascendió de la categoría de bronce a la élite en dos campañas. Incluso llegó a disputar la Copa de la UEFA, lo que supone por el momento el mayor logro del club.
Con el paso de los años será recordado como historia reciente junto a Darío Silva, Dely Valdés, Fernando Sanz, Valcarce, Contreras, Basti, Catanha, Roteta, Rufete y otros muchos más que confeccionaron la base de lo que hoy es el Málaga CF.
El futuro para Sandro ahora es incierto. La llamada de su Tenerife natal cobra fuerza con el paso de los días. Pero aunque sea desde la distancia, en Martiricos siempre quedará un hueco para los pases de Sandrito.
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