Los hospitales de la capital ven cada día a unos 700 pacientes que podrían atenderse en centros de salud · Sólo el 6% de los adultos se ingresan y apenas el 2% de los niños
Las quejas por la masificación de las urgencias de los hospitales suelen ser recurrentes. Sin embargo, la situación en gran medida es culpa del mal uso que se hace de ese nivel asistencial, que los usuarios deberían dejar para los casos más graves. Pero no es así. Más de la mitad de los pacientes que acuden a las urgencias hospitalarias en realidad tienen patologías banales y algunos ni siquiera están enfermos. Una pediatra, por ejemplo, apuntaba que hay padres que van al Materno para resolver aspectos que se refieren al cuidado del bebé.
Solo en la capital, entre el Carlos Haya, el Materno, el Civil y el Clínico se atienden unas 1.200 urgencias cada día. De éstas, unas 700 son banales. Una cifra que si se repartiera por los puntos de urgencia de los centros de salud -que es a donde deberían ir esos casos dado que no revisten gravedad- aliviaría la presión sobre los hospitales.
"No hay que conocer de Medicina para saber que un dolor de muelas no es para acudir al hospital", apunta el responsable de la Unidad de Críticos y Urgencias del Carlos Haya, Guillermo Quesada. Los centros de salud tienen consultas no demorables y puntos de urgencia que son los que deben resolver los casos menos complejos. Y, además, están más cerca de los ciudadanos porque forman un amplio entramado de asistencia que llega a cada barrio.
El mal uso de las urgencias hospitalarias es un problema generalizado y afecta a toda la comunidad autónoma. Las estadísticas lo confirman. De las 193.310 urgencias de adultos atendidas el año pasado en todo el complejo Carlos Haya, el 59,74% fueron banales. Los datos del Clínico son muy parecidos. En 2010, este hospital asistió unas 150.000 urgencias. Más del 60% fueron casos que no revestían gravedad. En el Materno, las urgencias del año pasado fueron 102.390. El 46% eran de prioridad 5, es decir, banal.
Los profesionales insisten en que se haga un uso adecuado de los dispositivos de urgencia. "Los recursos de atención primaria están para utilizarlos; los hospitales son el último nivel", argumenta Quesada. El responsable de Cuidados Críticos y Urgencias del Carlos Haya recuerda que si hay una afluencia indebida de casos banales hacia los hospitales eso va en perjuicio de los enfermos que realmente están graves.
Debido a que en la última década el crecimiento de las urgencias era progresivo y que los profesionales constataban que gran parte eran banales, tuvo que establecerse un triaje mediante el cual se clasifican a los pacientes de 1 a 5, en función de su gravedad. El 1 es el más grave y el 5, el más leve. Los enfermos no son atendidos por orden de llegada, sino en función de esa clasificación. El de prioridad 1 es el que menos espera. El de 5, el que más. Dentro de esta última categoría entran resfriados, conjuntivitis, dolores de muelas o crisis de ansiedad. Incluso, un lumbago, porque aunque duela mucho, no es grave.
Hay otro indicador indirecto del elevado número de personas que acuden de forma indebida a urgencias. Es la baja proporción de usuarios que requieren hospitalización tras la asistencia. En el Clínico son ingresados el 9% de los atendidos; en el Carlos Haya, el 6% y en el Materno, el 2%.
El hospital infantil es uno de los que atiende más urgencias a nivel nacional y de los que tiene un porcentaje de hospitalización más bajo de Andalucía. De las 102.390 urgencias atendidas por el Materno en 2010, apenas se ingresaron 1.967 niños. "Algunos papás se ponen más nerviosos que otros y acuden con bastante frecuencia a urgencias. La prueba es el poco porcentaje de ingresos", apunta el director de Cuidados Críticos y Urgencias Pediátricas del Carlos Haya, Guillermo Milano. Pero a continuación intenta una explicación sociológica a esa realidad: "Las familias son ahora más pequeñas y el valor de los hijos es diferente". La jefe de sección de Urgencias Pediátricas, Isabel Durán, añade otros factores como el fácil acceso a urgencias, la confianza de los ciudadanos en los hospitales y el prestigio de estos centros. Quesada acota que yendo a urgencias, los usuarios también buscan inmediatez; que el hospital les dé diagnóstico y tratamiento al momento, como si se tratara de una consulta especializada.
La media diaria de urgencias atendidas en la capital supera las 1.200. Más de 500 corresponden al Carlos Haya, más de 400 al Clínico y el resto al Materno. En este último centro, la media es de 280, pero hay días de 150 pacientes y otros de 400. La época de mayor afluencia en el hospital infantil es la que va de noviembre a febrero por la gripe, los resfriados o la bronquiolitis. "En Navidad tuvimos hasta 470 casos en un día. Era un niño cada tres minutos", dice Durán. Por fortuna parece que está calando algo en la ciudadanía el mensaje de usar de forma más racional las urgencias de los hospitales. Después de años de crecimiento sostenido, por primera vez en 2010 se produjo un descenso de la afluencia de pacientes con respecto a 2009. En el Materno la caída fue del 7% y en el Carlos Haya del 4%. Milano recuerda: "Los centros de salud están perfectamente preparados para atender mucho tipo de urgencias y son otra vía para cuando las urgencias del hospital están masificadas".
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