Vecinos y peatones piden que la 'guerra de las mamparas' no derive en la consolidación de lo ilegal
La guerra de las mamparas está en la calle. Un simple paseo por el casco antiguo de Málaga revela que hay adeptos a esta idea entre hosteleros, comerciantes y vecinos, aunque también hay voces en contra, que ponen sobre todo el acento en una cuestión clara: que esta medida, diseñada por el Ayuntamiento para regular el paso de peatones entre las terrazas de los bares, no sirvan para una 'legalización' de la ocupación de la vía pública.
Así lo expresa Ignacio, agente comercial que transita con asiduidad por el Centro. «Ya es bastante problemática la invasión de las terrazas para que ahora se les dé el visto bueno con una simple mampara», apostilla. En esa línea se expresan también algunos residentes, para quienes el debate no está en las mamparas, sino en la invasión de mesas y sillas por parte de restaurantes y cafeterías, o en otras cuestiones como los músicos callejeros que no dejan descansar a los vecinos y la suciedad ligada a los contenedores soterrados.
Uno de los comerciantes a favor de que las terrazas estén delimitadas con mamparas es el joyero Fernando Martín Barba. «Nuestra tienda -ubicada en la calle Strachan- está encajonada por dos establecimientos de hostelería. Entre quitasoles y toldos tapan la visión de la calle y de los escaparates. El Ayuntamiento debería enterarse que Málaga no es sólo hostelería. El comercio nunca ha tenido su respeto y las mesas y las sillas nos invaden salvajemente», aseveró. Uno de los vecinos del entorno, Antonio Montoro, apuntó que en una ocasión tuvieron que levantar «de prisa y corriendo las mesas, las sillas y los toldos porque no podía pasar un camión de bomberos».
Uno de los hosteleros más veteranos del centro, Mariano Reche, propietario de Lo Güeno, aplaude la medida de las mamparas, sobre todo por la posibilidad que dejó abierta la concejala de Comercio, Purificación Pineda, de dejarlas de forma permanente.
Cristóbal Torres, camarero de Pepa y Pepe, cree que las mamparas les parece bien a vecinos y comerciantes «porque ofrece mejor vista a la calle y acota el espacio que se ocupa». Coincide con él Alejandro Puerto: «Yo vivo en la calle Marín García y me parece bien las mamparas, que se regule, pero también debería el Ayuntamiento vigilar más a los pedigüeños y a los músicos callejeros, que no nos dejan dormir». Algunos hosteleros del centro ya se han adelantado a la medida y han colocado estos dispositivos en sus terrazas, aunque deberán modificarlas.
Divisiones claras
La concejala de Comercio, Purificación Pineda, salió ayer al paso de las críticas de la asociación de vecinos Centro Antiguo, a los que se comprometió a mostrar el proyecto para colocar separadores transparentes que delimiten las terrazas de los bares y restaurantes. «La filosofía no es legalizar lo que estaba mal, sino hacer claramente las divisiones entre el espacio que ocupan los hosteleros y el de uso ciudadano, con elementos que no estorban a la visión de la calle; eso es lo que planteamos», afirmó.
A su juicio, se trata de hacer un reparto «más racional» de la vía pública: «Garantizamos los pasos hacia los portales y los escaparates de los establecimientos y las zonas de tránsito de los vecinos, los peatones y los vehículos de emergencias». Al tiempo, recalca que en las plazas se garantiza que no se superará el 50% de ocupación con mesas y sillas. «Una vez que lo vean ya puestos en alguna calle cambiarán de opinión. Los vecinos no han entendido el concepto, y puedo entender su miedo».
http://www.diariosur.es/v/20110224/malaga/mesas-sillas-invaden-salvajemente-20110224.html