El vestuario del Málaga tiene claras las cuentas: seis victorias. Ese es el único objetivo que se plantea la plantilla a día de hoy. Nadie se pone límites para la conclusión de la primera vuelta y todos se mentalizan de que únicamente falta conseguir media docena de victorias para garantizar la permanencia. Y sólo entonces el equipo dejará de mirar hacia abajo para centrarse en los que lo superan y buscar cotas más altas.
Miguel Ángel, uno de los jugadores más experimentados de la plantilla y también uno de los más carismáticos del vestuario, respondió ayer sin ambages en la sala de prensa a los comentarios sobre posibles aspiraciones europeas del equipo. «Tenemos que pensar en acabar la primera vuelta con 31 puntos. Esa cifra sí sería superbuena», fue su mensaje. No se trató de un brindis al sol, ni tampoco de una frase cara a la galería. El centrocampista catalán lo dijo plenamente convencido, porque esa es la sensación que existe en el vestuario. Todos tienen la certeza de que está a su alcance vencer mañana en el campo del Betis (17.00 horas, PPV) y luego, la semana que viene, en La Rosaleda frente al Espanyol.
La sesión táctica de ayer a puerta cerrada sirvió para que Antonio Tapia y su cuerpo técnico incidieran en las virtudes del Betis y en la necesidad de mantener el excelente tono defensivo mostrado en los últimos partidos. El equipo apenas hizo concesiones a su rival en casa con el Numancia, también fue una muralla en Santander -donde el gol encajado llegó en un fallo de marcaje en un saque de esquina e impidió el triunfo- y se repitió el pasado domingo contra el Sporting.
Tapia arengará a los suyos mañana, en la charla táctica matinal, con un mensaje claro: «Si defendemos bien, tendremos el triunfo, porque seguro que vamos a hacer goles». El entrenador fuengiroleño es consciente de que la premisa principal es la firmeza atrás, pero siempre recuerda la importancia de marcar, sobre todo a domicilio.
Discurso
El discurso de Tapia ha calado en el vestuario. «Tenemos equipo para ganarle a cualquiera», suele repetir. De ahí que el empate en casa con el Villarreal disparara su euforia y le hiciera apuntar (delante del presidente, Fernando Sanz, y de varios testigos) que el Málaga estaba capacitado para concluir la primera vuelta con 28 puntos. La conclusión es evidente: los jugadores afrontan cada partido con la convicción de que tienen el triunfo a su alcance.
Esa mentalidad hace que los cálculos en el vestuario malaguista no se ciñan exclusivamente a la primera vuelta. Se opta por una visión más global. El equipo acumula 25 puntos y está en plena cuenta atrás para asegurar la permanencia. Tradicionalmente el listón se fija en 42 puntos, pero en la última década casi nunca fue necesario alcanzar esa cifra para continuar un año más en Primera.
En el vestuario del Málaga prefieren ser cautos y desean sumar incluso algún punto más para evitar posibles empates en el caso de que la igualdad sea extrema. Las cuentas cuadran: para llegar a 43 sólo faltan dieciocho, es decir, seis triunfos. A día de hoy ese es el única cálculo en la plantilla cuando todavía quedan pendientes veintiún encuentros.
No es casual que en los últimos días todos los jugadores hayan hablado de la importancia de obtener el triunfo en el campo del Betis. En el vestuario malaguista sólo se piensa en sumar de tres en tres. En Segunda División cualquier punto vale su peso en oro, pero en Primera un equipo tiene poco futuro si no gana a menudo y encadena varios empates. Tapia y los suyos, la mayoría muy curtidos en la máxima categoría, ansían obtener cuanto antes los seis triunfos necesarios. Y el primero de ellos, mañana en el estadio Ruiz de Lopera
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