La estación, que se halla en el litoral oriental, solo llevaba operativa 20 días después de haber sido reparada tras un ataque anterior
El Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) vuelve a ser víctima de su propio éxito. Desde su implantación, esta red de potentes radares e infrarrojos creada para blindar el litoral español se reveló como una herramienta eficaz para luchar contra el narcotráfico y la inmigración irregular. Y los delincuentes lo saben.
Hace unos días, una de las tres estaciones del SIVE que vigilan la costa malagueña sufrió un ataque que la ha dejado inservible. Un grupo de encapuchados prendió fuego al interior de la caseta que alberga todo el instrumental técnico para manejar los radares. Los daños causados por el incendio superan con creces el millón de euros.
Es la segunda vez que esta misma instalación se convierte en blanco de delincuentes. De hecho, solo llevaba 20 días operativa después de haber sido reparada tras el último ataque que sufrió, hace ya un año y medio, en el que los equipos resultaron dañados por las llamas, según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas al caso.
Caseta de hormigón
La estación afectada, que se encuentra en un punto del litoral oriental cuya ubicación apenas se conoce, fue asaltada el martes de la semana pasada por un grupo de encapuchados. Primero rompieron dos vallas que rodean el perímetro del recinto. Una vez dentro, franquearon la puerta de entrada al habitáculo de hormigón donde se encuentra el circuito de telecomunicaciones que hace funcionar el radar.
Las alarmas saltaron sobre las siete y media de la tarde. Las cámaras de videovigilancia, que son controladas desde la Central Operativa de Servicios (COS) -el cuartel general de coordinación de la Guardia Civil-, captaron la presencia de los intrusos en el recinto. La comandancia movilizó a las patrullas más cercanas para intentar atrapar a los delincuentes, que emprendieron la huida. Cuando llegaron los agentes ya se había desatado el incendio y no quedaba ni rastro de los autores.
La Guardia Civil avisó inmediatamente a los bomberos del puesto de Vélez-Málaga. Las llamas se localizaban solo en la caseta de hormigón donde se hallan los instrumentos técnicos del sistema, por lo que consiguieron sofocarlas en unos minutos. Sin embargo, aunque el fuego se extinguió rápidamente, los equipos quedaron inservibles.
Así, la Dirección General de la Guardia Civil ha enviado a Málaga un grupo de especialistas del Equipo de Investigación de Incendios para que intenten esclarecer el suceso. Han empezado por analizar las imágenes de las cuatro cámaras de videovigilancia que hay en el recinto, que está totalmente vallado.
Refuerzo de la vigilancia
Entre tanto, el Instituto Armado ha reforzado la vigilancia en la zona mediante medios humanos y técnicos con el fin de suplir el radar incendiado, que ha quedado temporalmente fuera de servicio.
Desde su puesta en marcha en Málaga en diciembre de 2003, las estaciones del SIVE han protagonizado numerosas intervenciones de alijos y pateras. Pero también han sufrido varios ataques. El de la semana pasada fue el cuarto.
El más reciente tuvo lugar el pasado octubre en la misma estación que ahora ha sido incendiada. Fue un sabotaje frustrado, ya que la Guardia Civil sorprendió a dos hombres que, al parecer, se encontraban en la zona donde se ubica el dispositivo de vigilancia. Los agentes lograron interceptar a uno de ellos y hallaron en el lugar unas garrafas de gasolina con las que, supuestamente, iban a atentar contra la instalación.
Hasta el momento, los investigadores de la Benemérita han imputado al menos a cinco personas por su presunta implicación con dos de los ataques anteriores. El último sigue en investigación.
El Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) vuelve a ser víctima de su propio éxito. Desde su implantación, esta red de potentes radares e infrarrojos creada para blindar el litoral español se reveló como una herramienta eficaz para luchar contra el narcotráfico y la inmigración irregular. Y los delincuentes lo saben.
Hace unos días, una de las tres estaciones del SIVE que vigilan la costa malagueña sufrió un ataque que la ha dejado inservible. Un grupo de encapuchados prendió fuego al interior de la caseta que alberga todo el instrumental técnico para manejar los radares. Los daños causados por el incendio superan con creces el millón de euros.
Es la segunda vez que esta misma instalación se convierte en blanco de delincuentes. De hecho, solo llevaba 20 días operativa después de haber sido reparada tras el último ataque que sufrió, hace ya un año y medio, en el que los equipos resultaron dañados por las llamas, según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas al caso.
Caseta de hormigón
La estación afectada, que se encuentra en un punto del litoral oriental cuya ubicación apenas se conoce, fue asaltada el martes de la semana pasada por un grupo de encapuchados. Primero rompieron dos vallas que rodean el perímetro del recinto. Una vez dentro, franquearon la puerta de entrada al habitáculo de hormigón donde se encuentra el circuito de telecomunicaciones que hace funcionar el radar.
Las alarmas saltaron sobre las siete y media de la tarde. Las cámaras de videovigilancia, que son controladas desde la Central Operativa de Servicios (COS) -el cuartel general de coordinación de la Guardia Civil-, captaron la presencia de los intrusos en el recinto. La comandancia movilizó a las patrullas más cercanas para intentar atrapar a los delincuentes, que emprendieron la huida. Cuando llegaron los agentes ya se había desatado el incendio y no quedaba ni rastro de los autores.
La Guardia Civil avisó inmediatamente a los bomberos del puesto de Vélez-Málaga. Las llamas se localizaban solo en la caseta de hormigón donde se hallan los instrumentos técnicos del sistema, por lo que consiguieron sofocarlas en unos minutos. Sin embargo, aunque el fuego se extinguió rápidamente, los equipos quedaron inservibles.
Así, la Dirección General de la Guardia Civil ha enviado a Málaga un grupo de especialistas del Equipo de Investigación de Incendios para que intenten esclarecer el suceso. Han empezado por analizar las imágenes de las cuatro cámaras de videovigilancia que hay en el recinto, que está totalmente vallado.
Refuerzo de la vigilancia
Entre tanto, el Instituto Armado ha reforzado la vigilancia en la zona mediante medios humanos y técnicos con el fin de suplir el radar incendiado, que ha quedado temporalmente fuera de servicio.
Desde su puesta en marcha en Málaga en diciembre de 2003, las estaciones del SIVE han protagonizado numerosas intervenciones de alijos y pateras. Pero también han sufrido varios ataques. El de la semana pasada fue el cuarto.
El más reciente tuvo lugar el pasado octubre en la misma estación que ahora ha sido incendiada. Fue un sabotaje frustrado, ya que la Guardia Civil sorprendió a dos hombres que, al parecer, se encontraban en la zona donde se ubica el dispositivo de vigilancia. Los agentes lograron interceptar a uno de ellos y hallaron en el lugar unas garrafas de gasolina con las que, supuestamente, iban a atentar contra la instalación.
Hasta el momento, los investigadores de la Benemérita han imputado al menos a cinco personas por su presunta implicación con dos de los ataques anteriores. El último sigue en investigación.