Posteado Vie 10 Dic 2010 - 8:44
EMILIO FERNÁNDEZ. MÁLAGA
Hubiera sido muy injusto, pero durante un par de segundos, un deja vú recorrió las cuatro esquinas del Martín Carpena. Teodosic, el base serbio que ´mató´ a la España de Scariolo en el último Mundial de Turquía con un triple imposible, buscó la misma acción desesperada anoche para que su Olympiacos ganara en el Carpena al Unicaja. El balón hizo una parábola perfecta desde la mano del balcánico hacia el aro... Pero no, esta vez la bola no entró.
El Palacio estalló de júbilo. La ´marea verde´ había visto el partido ganado entrado ya el duelo en el último cuarto, 67-50, pero tuvo que sufrir hasta el mismo bocinazo final por culpa de la remontada imposible (69-71) de un rival fabricado a golpe de talonario para ganar todo lo que juegue.
El cara o cruz, desde luego, premió al que más lo mereció. El Unicaja hizo un partidazo 35 de los 40 minutos. Lo bordó en ataque, trabajó hasta la extenuación en defensa y supo maniatar a un Olympiacos a merced de los verdes desde el salto inicial.
Sufrimiento al margen, lo cierto es que ganar al subcampeón de Europa tiene su punto. Sobre todo porque este Olympiacos que ayer vimos en el Carpena es muy probable que esté en mayo en el Palau Sant Jordi jugándose otra vez el cetro continental. No sé si a día de hoy es el favorito número uno, dos o tres para ser campeón de Europa, pero que está entre los que apuntan a alzar el trofeo en cualquier pronóstico previo, es evidente.
El Unicaja aprovechó ayer otra vez el calor de su gente para mitigar su considerable inferioridad técnica y de recursos frente a los de El Pireo. Pocas veces a lo largo del año el Unicaja tiene enfrente un rival tan superior. Ni en Europa ni en la ACB. Convertir el habitual 5 contra 5 en un partido de 11.005 contra 5 era el objetivo previo. Y el Carpena no falló. El Palacio no se llenó, pero tiró a muerte de los suyos, ejerció otra vez de juez y resultó clave para igualar las fuerzas entre unos y otros.
De poco le valió al Olympiacos presentar todo su arsenal de estrellas internacionales. El Unicaja supo siempre leer el partido, llevó el ritmo de la mano de un gran Blakney y encontró en Freeland y en Blanco los dos estiletes necesarios para sumar un nuevo ´eurotriunfo´.
Después de los 40 minutos de anoche y del fiestón en la grada, es difícil no lanzar hoy las campanas al vuelo. Es complicado mantener la calma y no pensar que lo que ayer fue verde esperanza se puede volver en sólo un par de días negro zaino en la cancha del colista de la ACB. Pero es que, objetivamente hablando, el presente invita a soñar y el futuro próximo pinta inmejorable con el inminente regreso a las pistas de Terrell McIntyre y la ilusionante idea que maneja el club de convertir al temporero Blakney en fijo indefinido.
También es cierto que no se deben sacar conclusiones absolutas de esta primera fase europea. Octubre, noviembre y diciembre son meses en los que tradicionalmente los ´grandes´ del continente van con el freno de mano echado esperando momentos más álgidos de la temporada. Lo que pasa es que el Unicaja se ha mostrado intratable en Málaga y eso, en la Euroliga, es un pasaporte hacia la mismísima gloria. Habrá que ver qué depara la suerte para el futuro, pero más allá de que los próximos rivales sean más o menos fuertes, lo que está claro es que si el equipo sigue ganando cada vez que se deje ver por el Carpena, no hay que descartar nada. Alguno le parecerá utópico hoy pensar en algo más que el Top 16, pero las estadísticas y la historia están ahí y ellas dicen que con ganar en casa y cuidar el average...
El Unicaja avisó de que iba en serio desde el salto inicial. La puesta en acción fue majestuosa (11-4) y aunque el Olympiacos tiró de Spanoulis y Teodosic para frenar el ímpetu verde, lo cierto es que el tiro exterior entró y el partido llegó al descanso con 42-37. El tercer cuarto todavía mejoró el panorama. Pero con todo a favor (67-50), ya en el último acto, llegó lo inesperado. Los árbitros se inventaron una antideportiva a Blakney, se tragaron el pito con un par de pasos de Nesterovic y el equipo de Ivkovic le dio la vuelta al partido con un parcial de 2-21. A 2.51 del final, había que empezar de nuevo. El Unicaja supo entonces ´resetear´ a tiempo para forzar a Teodosic a ese triple imposible, que esta vez no entró.
El Unicaja sigue tercero, pero todavía podría ser primero, segundo y hasta cuarto en estas dos semanas que quedan de liguilla.