El Málaga cierra su primer balance en descenso, como el equipo que más partidos ha perdido (9), el más goleado (27) y como el peor conjunto en casa, tanto en número de puntos (3) como en derrotas (5)
El salto de calidad que se buscaba desde la llegada de Abdullah Al-Thani no ha existido. Es más, a día de hoy, el Málaga ha bajado varios peldaños en la búsqueda de su nuevo estatus. Al cierre del primer tercio de competición, se siguen buscando soluciones para una hemorragia que no se detiene. El balance en las trece primeras jornadas es preocupante: ubicado en zona de descenso (18º), el Málaga es el equipo que más partidos ha perdido (9), el más goleado (27), el que ostenta un peor bagaje de goles a favor y en contra (-12), el que más tiempo acumula sin marcar un gol a domicilio (400 minutos) y un desastre en casa, ya que es quien menos suma ante sus fieles y más derrotas ha acumulado (tres puntos y cinco derrotas). Revelador.
Es muy significativo que ya haya existido terapia de choque con el relevo en el banquillo. A las diez jornadas, Abdullah Ghubn, vicepresidente y brazo ejecutivo del presidente, perdió la paciencia con el hombre que debía edificar un Málaga de futuro para apostar por Manuel Pellegrini, un perfil similar al de Jesualdo Ferreira pero con el añadido de conocer la Liga española, el principal pecado del luso. Tan sólo han transcurrido tres partidos ligueros con el chileno (cuatro si se incluyen sus directrices sin banquillo en Cornellá y cinco contando el de Copa contra el Hércules), pero el balance de derrotas supera el de victorias.
No ha sido el único intento por enderezar el barco. Se ha señalado el bajo rendimiento por distintas causas de algunos de los llamados a ser puntales (Jesús Gámez, Weligton, Apoño, Sandro Silva, Quincy...) y se ha rebuscado en la cantera en pos de hallar aire nuevo y algunos de los mimbres que no han aparecido en la primera plantilla.
Lo cierto es que casi en un abrir y cerrar de ojos se ha esfumado un tercio de la competición y durante ella ha habido más dedos acusadores que mirlos blancos, sobre todo hacia el ex entrenador. Su política de fichajes (de los 17 millones invertidos por ahora sólo Kris se distancia del bajo rendimiento de los demás), su controvertido sistema de juego y su estructura organizativa con normas restrictivas, así como las lesiones musculares, se han considerado grandes achaques para los malos resultados.
En el lado opuesto, las pocas buenas nuevas: la llegada de Pellegrini, cuyo efecto revitalizador duró tan sólo cuatro días aunque permitió el avance en la Copa del Rey, y las buenas noticias con Recio y Portillo. Ahora se espera el mercado de invierno como el nuevo maná, una solución que vuelve a pone de manifiesto los errores veraniegos. Quedan dos tercios para enmendar la plana, aunque las perspectivas a estas alturas eran mucho más halagüeñas de lo que dice actualmente la clasificación.
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