235 días le ha costado al Málaga volver a ganar en casa después de que un 21 de Marzo, los pupilos del entonces entrenador Juan Ramón Muñiz se llevasen los tres puntos en feudo propio contra el Villarreal por 2-0. Mucho ha llovido desde entonces, Muñiz no pudo repetir la azaña en los otros 5 partidos que jugó en La Rosaleda, y a Jesualdo Ferreira le ha resultado imposible ganar como local en partido oficial, ha tenido que ser el nuevo entrenador, Manuel Pellegrini, quien rompa el maleficio de casa en competición oficial, que no aún en Liga, donde el domingo, los jugadores malaguistas querrán repetir la azaña de ayer y echar pelillos a la mar con la afición en tan nefasta estadística.
Otra de las malas estadísticas, puede ser la de goles encajados, aunque esta tendrá que esperar para verse solventada, y es que el equipo de la Costa del Sol ha encajado goles rivales en 9 de los 10 partidos de Liga que se llevan disputados, siendo esta una de las razones por la que los de Pellegrini ocupan la última plaza de la clasificación, el farolillo rojo de toda la vida. Cierto es que hay que darle tiempo al nuevo técnico para que apuntale sus ideales en el club, y de momento ha conseguido hacer algo que llevábamos mes y medio sin saber que era: ganar, y aparte ha conseguido algo que si me apuran es más importante que cualquier victoria: devolverle a los jugadores la moral y el orgullo perdido. El equipo hizo borrón y cuenta nueva el sábado pasado tras perder en Cornellá, cerrando la etapa de Jesualdo y la de transición con Rafa Gil, tocando fondo en el (valga la redundancia) fondo de la tabla.
Para un servidor, el domingo el contador empezó a marcar desde cero, otorgándole el 100% de credibilidad y confianza al nuevo proyecto, y tras el primer partido de esta nueva etapa, me siento correspondido, he visto una mejora, he visto un equipo que si sigue así no va a estar a final de temporada donde está a día de hoy, y sobre todo he visto un equipo ganador que consiguió vencer a su rival, no poniéndoselo fácil este. También soy de los que cree que no hay que lanzar las campanas al vuelo por un resultado favorable, soy de los que con los pies en la tierra y con la humildad por delante sabe donde están sus objetivos, su meta y sus exigencias, lo digo bien alto porque me gusta presumir: soy MALAGUISTA.
Hemos comenzado una nueva etapa, no hay que pensar en lo mal que se ha pasado ni en los quebraderos de cabeza y sofocos que anteriores decisiones nos han dado, mi contador está a cero, ¿y el tuyo?.
¡Arriba Málaga!
Fuente: Sentimiento Bokerón