Baño sin recompensaEl Málaga de Antonio Tapia le dio un baño de mucho cuidado al Santander de Muñiz, y, sin embargo, por esas cosas que tiene el fútbol, el marcador final registró un empate injusto a todas luces. Si un equipo mereció la victoria en El Sardinero ese fue el Málaga, que pudo sentenciar el partido y que, como ya le ha ocurrido en más de una ocasión esta temporada, perdonó en exceso: una pena. Jugar bien es difícil en el fútbol de hoy, pero encima jugar bien y no ganar es penoso... Vamos, un mal rato, porque viendo el encuentro por la pequeña pantalla no hubo duda alguna, el Málaga dio un repaso a un Racing que, sin duda, tuvo que acusar el partido de la UEFA ante el Manchester City.
Muñiz tiene que ponerle una vela a la Patrona cántabra, porque ayer les echó una mano de esas que no se olvidan. Bueno, la Patrona y el colegiado, que permitió que los locales acabaran con once jugadores cuando Colsa y Marcano se debieron ir a la calle mucho tiempo antes por sus entradas bruscas y a destiempo, que terminaron con Eliseu retirado en camilla. Pero aún así el Málaga debió machacar a su rival y perdonó en exceso, y porque Duda no tuvo su día y el segundo tiempo de Baha fue para olvidar, porque si no, ni un milagro hubiese evitado la derrota santanderina.
Muñiz conoce a este Málaga a la perfección, y sin embargo el que conocía al Racing al dedillo por su planteamiento fue Tapia. Encajó las piezas 'de repuesto' en un equipo que está dando mucho más resultado del que esperábamos casi todos (aunque ahora todos levanten la mano lo que acabo de decir es una verdad como un templo) y que llegaba con las sensibles bajas de Calleja y Miguel Ángel. Nacho y Lolo cumplieron a la perfección, y una internada del primero con un centro de época sirvió para que Baha lograra un golazo. Justa recompensa a un primer tiempo magnífico, sin alardes espectaculares, pero que marcó claramente las diferencias. El Racing no llegó a Goitia ni una sola vez, y el Málaga jugaba con un sentido y una inteligencia que hacían presagiar más goles.
El segundo tiempo mantuvo la tónica, aunque en los primeros minutos Colsa debió irse a la caseta tras una alevosa patada por detrás a un malaguista, pero las tarjetas caían del lado del Málaga por las protestas, airadas y sin sentido de Hélder por mucha razón que llevara (que la llevaba). El Racing no jugaba ni un pimiento, pero en el fútbol hay que estar despiertos en todo momento y, por supuesto, no se puede perdonar lo más mínimo: en una jugada a balón parado, un saque de esquina, con Goitia 'anclado' en la raya de gol, la pelota llegó a la cabeza de Varela y lograba el empate. Nos temimos lo peor, pero el Málaga no se descompuso y fue aún más superior que antes. El 1-2 se resistía, y como la pelota es cosa de difícil 'entendederas', en la penúltima jugada, Colsa pudo marcar el gol del triunfo local, pero esta vez la Virgen de la Victoria nos echó la mano a nosotros.
http://malagacf.sur.es/noticias/2008-12-22/bano-recompensa-20081222.html