El proceso de fecundación in vitro que se está practicando a Bengoa acarrea un gasto a la sanidad pública de al menos 6.000 euros. La repetición de las pruebas, que entrañan cierta complejidad, encarecerá la factura final.
Según ha podido saber ABC de fuentes solventes, la etarra fue trasladada ayer por unas horas al centro sanitario para someterse de nuevo a una punción ovárica, que es el paso previo para proceder a la fecundación in vitro. Ello obligó a montar un dispositivo policial especial que, según las mismas fuentes, movilizó a más de una decena de agentes.
Es la segunda vez que la terrorista realiza el tratamiento. En septiembre pasado, su pareja, el etarra Fernando García Jodrá fue trasladado a la prisión de Córdoba desde la cárcel de Huelva para someterse al tratamiento de fertilidad junto a su pareja, internada en el centro penitenciario cordobés desde el año 2004.
Por este motivo, durante unos días, García Jodrá permaneció aislado de su pareja, que ocupa una celda en el módulo de mujeres. El etarra compartió prisión con su pareja durante seis años hasta que fue trasladado a la prisión de Huelva el pasado mes de junio.
Críticas por la decisión
El tratamiento de fertilidad ha sido duramente cuestionado por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, lo que obligó a la Junta de Andalucía a salir al paso de las críticas. Desde la Delegación de Salud en Córdoba se negó que la pareja de terroristas hubieran recibido un trato de favor por parte de la sanidad pública. La Junta aclaró que los etarras siguieron todos los cauces y plazos en las mismas condiciones que el resto de los ciudadanos que necesitan un tratamiento de este tipo.
Hay precedentes parecidos. En el año 2008, la terrorista Elena Beloki, que por entonces tenía 47 años, fue puesta en libertad para someterse a un tratamiento de fecundación in vitro. Meses después, la Audiencia Nacional decidió mantenerla en libertad bajo fianza de 6.000 euros para facilitar que la etarra se quedase embarazada.
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