Manda don Bernardo
El capitán completa el mejor partido numéricamente de su carrera para conducir al Unicaja a una victoria cómoda ante el Virtus Roma (104-83) ante un Carpena que acabó haciendo la ola
Era un partido tramposo y con mucho riesgo, pero el Unicaja lo despachó con solvencia y aquello devino en jolgorio y risas tras juguetear con el Virtus Roma (104-83). Había temor en el ambiente antes del encuentro, pero acabó en festival y con el Carpena haciendo la ola, hacía tiempo que no se veía. Fue el partido de Berni, ayer don Bernardo. Soberbio en todas las facetas. También el de Tripkovic, casi perfecto en el triple (5/6). Y el de Saúl, con buenas sensaciones en su regreso. El Unicaja estuvo certero (14/23 en los triples), curó su talón de Aquiles reboteador (44-26), el juego fluyó (25 asistencias) y hubo varias jugadas de Top 5 de la semana en la Euroliga para redondear el espectáculo. Un mate en carrera de Archibald con la izquierda, otro de Freire dividiendo la zona romana, algún alley hoop de Freeland y uno sensacional de Saúl Blanco para acabar el partido por encima de los 100 puntos. Una jornada redonda con el plus de recuperar algo del mal average acumulado.
El equipo de Aíto empequeñeció a un Virtus Roma menor, que no estuvo a la altura de las circunstancias y apenas dejó signos de peligrosidad. Blando y sin espíritu, todo lo contrario que el Unicaja, activo y enérgico. Desde el 2-2 gobernó el partido con mucha autoridad. Apretó el acelerador en los cinco minutos finales del segundo cuarto, cuando con un parcial de 15-0 liquidó el encuentro. Respira el Unicaja, que ha hecho los deberes antes de ganar un partido a domicilio que le dé la tranquilidad de asegurar el pase al Top 16. El próximo jueves en Bamberg es un buen momento.
Hablábamos de Berni Rodríguez. El capitán fue el capo del partido. Numéricamente el mejor encuentro de su carrera. Y ya ha jugado unos cuantos. 24 puntos, 10 asistencias y 36 de valoración. Récords de su carrera. Rompió con cuatro triples en el citado segundo cuarto. El capitán tiró del equipo cuando el Roma, siempre por detrás, no perdía la estela malagueña. Era el montenegrino Dasic, que pasó sin pena ni gloria por el Madrid, quien sostenía a los italianos, que anduvieron haciendo la goma hasta que don Bernardo dijo basta. El Unicaja se había manejado con los cinco puntos de diferencia como tope. La intensidad defensiva era bastante alta y la circulación ofensiva bastante solvente. Aíto volvió a darle la batuta, sin McIntyre, a Panchi Barrera, al que le cuesta arrancar. El técnico no le pierde la fe al uruguayo, que está disponiendo de oportunidades a discreción. Pero su talento permanece dormido, sólo se soltó en el último cuarto con todo vendido. Pese a ello, otro partido con valoración negativa. Mejor con Freire, ayer algo acelerado y con demasiadas pérdidas (cuatro). Pero imprime otro ritmo al equipo, desde su presión al base rival a la agresividad atacante sin perder la visión de juego (cinco asistencias). Está acumulando kilómetros en la élite, un rodaje que necesitaba para convertirse en un jugador de referencia.
Con 28-25 en el marcador, el Unicaja le dio cloroformo al Roma. Parcial de 15-0 en cinco minutos para cerrar el partido en la práctica. Ocho puntos de Berni, dos de Freeland y cinco de Tripkovic, tres de ellos con un triplazo desde la frontal sobre la bocina. El partido estaba visto para sentencia, sobraban 20 minutos para beneficio de inventario.
El resto del encuentro bastó para Berni redondeara una actuación esplendorosa, para que Tripkovic engrasara su muñeca. El serbio ya mostró en Manresa que, cuando está fino, es demoledor en el tiro. Ayer volvió a lucir su mano de seda, es verdad que con la corriente a favor y el partido en franquía. Pero la confianza nunca sobra y cargar el macuto siempre es reconfortante. Bien Saúl también, sin secuelas aparentes de su rotura fibrilar. Despejó dudas con un soberano mate en el minuto final. La diferencia nunca pasó de los 21 puntos (62-41), pero la sensación era que el partido estaba totalmente sentenciado. Archibald y Freeland calcaron sus números (24 puntos y 14 rebotes, entre los dos 12-7 para cada uno). La dosis de profesionalidad de Jiménez, la dosis de banquillo para Printezis y Rubio (20 minutos entre los dos cuatro de la plantilla). Lo clásico.
Y un Carpena encendido que, no hay que olvidarlo, aún no ha visto perder a su equipo desde su remodelación. Ayer se sintió a gusto, disfrutó del espectáculo. Y ése es un punto de apoyo para crecer. Amparado por su gente, el Unicaja cambia la timorata imagen que ha ofrecido a domicilio. Debe llevársela cuando hace la maleta.
El capitán completa el mejor partido numéricamente de su carrera para conducir al Unicaja a una victoria cómoda ante el Virtus Roma (104-83) ante un Carpena que acabó haciendo la ola
Era un partido tramposo y con mucho riesgo, pero el Unicaja lo despachó con solvencia y aquello devino en jolgorio y risas tras juguetear con el Virtus Roma (104-83). Había temor en el ambiente antes del encuentro, pero acabó en festival y con el Carpena haciendo la ola, hacía tiempo que no se veía. Fue el partido de Berni, ayer don Bernardo. Soberbio en todas las facetas. También el de Tripkovic, casi perfecto en el triple (5/6). Y el de Saúl, con buenas sensaciones en su regreso. El Unicaja estuvo certero (14/23 en los triples), curó su talón de Aquiles reboteador (44-26), el juego fluyó (25 asistencias) y hubo varias jugadas de Top 5 de la semana en la Euroliga para redondear el espectáculo. Un mate en carrera de Archibald con la izquierda, otro de Freire dividiendo la zona romana, algún alley hoop de Freeland y uno sensacional de Saúl Blanco para acabar el partido por encima de los 100 puntos. Una jornada redonda con el plus de recuperar algo del mal average acumulado.
El equipo de Aíto empequeñeció a un Virtus Roma menor, que no estuvo a la altura de las circunstancias y apenas dejó signos de peligrosidad. Blando y sin espíritu, todo lo contrario que el Unicaja, activo y enérgico. Desde el 2-2 gobernó el partido con mucha autoridad. Apretó el acelerador en los cinco minutos finales del segundo cuarto, cuando con un parcial de 15-0 liquidó el encuentro. Respira el Unicaja, que ha hecho los deberes antes de ganar un partido a domicilio que le dé la tranquilidad de asegurar el pase al Top 16. El próximo jueves en Bamberg es un buen momento.
Hablábamos de Berni Rodríguez. El capitán fue el capo del partido. Numéricamente el mejor encuentro de su carrera. Y ya ha jugado unos cuantos. 24 puntos, 10 asistencias y 36 de valoración. Récords de su carrera. Rompió con cuatro triples en el citado segundo cuarto. El capitán tiró del equipo cuando el Roma, siempre por detrás, no perdía la estela malagueña. Era el montenegrino Dasic, que pasó sin pena ni gloria por el Madrid, quien sostenía a los italianos, que anduvieron haciendo la goma hasta que don Bernardo dijo basta. El Unicaja se había manejado con los cinco puntos de diferencia como tope. La intensidad defensiva era bastante alta y la circulación ofensiva bastante solvente. Aíto volvió a darle la batuta, sin McIntyre, a Panchi Barrera, al que le cuesta arrancar. El técnico no le pierde la fe al uruguayo, que está disponiendo de oportunidades a discreción. Pero su talento permanece dormido, sólo se soltó en el último cuarto con todo vendido. Pese a ello, otro partido con valoración negativa. Mejor con Freire, ayer algo acelerado y con demasiadas pérdidas (cuatro). Pero imprime otro ritmo al equipo, desde su presión al base rival a la agresividad atacante sin perder la visión de juego (cinco asistencias). Está acumulando kilómetros en la élite, un rodaje que necesitaba para convertirse en un jugador de referencia.
Con 28-25 en el marcador, el Unicaja le dio cloroformo al Roma. Parcial de 15-0 en cinco minutos para cerrar el partido en la práctica. Ocho puntos de Berni, dos de Freeland y cinco de Tripkovic, tres de ellos con un triplazo desde la frontal sobre la bocina. El partido estaba visto para sentencia, sobraban 20 minutos para beneficio de inventario.
El resto del encuentro bastó para Berni redondeara una actuación esplendorosa, para que Tripkovic engrasara su muñeca. El serbio ya mostró en Manresa que, cuando está fino, es demoledor en el tiro. Ayer volvió a lucir su mano de seda, es verdad que con la corriente a favor y el partido en franquía. Pero la confianza nunca sobra y cargar el macuto siempre es reconfortante. Bien Saúl también, sin secuelas aparentes de su rotura fibrilar. Despejó dudas con un soberano mate en el minuto final. La diferencia nunca pasó de los 21 puntos (62-41), pero la sensación era que el partido estaba totalmente sentenciado. Archibald y Freeland calcaron sus números (24 puntos y 14 rebotes, entre los dos 12-7 para cada uno). La dosis de profesionalidad de Jiménez, la dosis de banquillo para Printezis y Rubio (20 minutos entre los dos cuatro de la plantilla). Lo clásico.
Y un Carpena encendido que, no hay que olvidarlo, aún no ha visto perder a su equipo desde su remodelación. Ayer se sintió a gusto, disfrutó del espectáculo. Y ése es un punto de apoyo para crecer. Amparado por su gente, el Unicaja cambia la timorata imagen que ha ofrecido a domicilio. Debe llevársela cuando hace la maleta.