Hace unos años dormía en una cama de dos por dos con un colchón de látex que mandó hacer a medida. Hoy pasa las noches en un sofá de dos plazas en casa de su hermana. Así lleva cuatro meses. «Me duele todo el cuerpo», se queja. Con el desplome del ladrillo también se vino abajo todo lo que este soldador había conseguido hasta entonces. Dejó de entrar dinero en casa y comenzaron los problemas con la que era su pareja. Hoy, divorciado, en paro, recién salido de prisión «por una pelea que tuve con mi mujer», sin vivienda y con una paga de 426 euros al mes, este malagueño de 43 años , padre de un niño, ha optado por poner a la venta uno de sus riñones a través de una web de anuncios en Internet.
Está dispuesto a dárselo a quien le pague «50.000 o 60.000 euros», aunque el precio es negociable. «He visto casos en los que se piden hasta 150.000 euros», apunta este usuario de la Red, que pensó en esta drástica medida tras ver varios anuncios similares en diferentes webs. Colgó el anuncio hace unos días y solo ha recibido la llamada de este periódico, al que confiesa que, aunque tiene miedo, está «desesperado». «Nunca pensé que llegaría a esto, pero es la única forma que veo de salir adelante. Me agobia la situación en la que estoy, no puedo seguir viviendo así. Siento que soy un estorbo para mi hermana y su familia y no tengo a nadie más», asegura angustiado J. L. D., que prefiere permanecer en el anonimato, ya que solo un amigo conoce sus intenciones.
Como él, otras muchas personas, arrastradas por la crisis económica, han colgado anuncios en Internet en los últimos tiempos para desprenderse de un órgano a cambio de dinero. Solo hay que teclear «vendo un riñón» en cualquier buscador para obtener decenas de enlaces, muchos de ellos procedentes de personas extranjeras. En España, sin embargo, este mercadeo carnal no llega en ningún caso a término, según el coordinador de trasplantes del sector Málaga, Miguel Ángel Frutos, que afirma que aunque «poner un anuncio es muy fácil y barato, aquí está todo muy regulado y solo se hacen trasplantes en hospitales públicos, ya que es una de las operaciones más complejas, hay que tener unas infraestructuras y un número de profesionales cualificados que no podría mantenerse en la impunidad y el anonimato», afirma tajante. A nivel mundial, sin embargo, el año pasado 7.000 mujeres, niños y varones, por este orden, se desprendieron de un riñón, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«A lo que sea»
Ignorante de la legislación existente al respecto, J. L: D. responde que está dispuesto «a lo que sea», cuando se le pregunta si viajaría al extranjero si alguien contactara con él para realizar la transacción, aunque si encuentra antes un trabajo, «quitaré el anuncio».
Ante la proliferación de anuncios de este tipo por la crisis económica, la asociación Facua-Consumidores en Acción ya advirtió de que estas personas pueden caer en manos de mafias dedicadas al tráfico de órganos que pueden poner en riesgo sus vidas, como avisa Frutos: «El donante puede transmitir enfermedades como hepatitis o VIH».
Está dispuesto a dárselo a quien le pague «50.000 o 60.000 euros», aunque el precio es negociable. «He visto casos en los que se piden hasta 150.000 euros», apunta este usuario de la Red, que pensó en esta drástica medida tras ver varios anuncios similares en diferentes webs. Colgó el anuncio hace unos días y solo ha recibido la llamada de este periódico, al que confiesa que, aunque tiene miedo, está «desesperado». «Nunca pensé que llegaría a esto, pero es la única forma que veo de salir adelante. Me agobia la situación en la que estoy, no puedo seguir viviendo así. Siento que soy un estorbo para mi hermana y su familia y no tengo a nadie más», asegura angustiado J. L. D., que prefiere permanecer en el anonimato, ya que solo un amigo conoce sus intenciones.
Como él, otras muchas personas, arrastradas por la crisis económica, han colgado anuncios en Internet en los últimos tiempos para desprenderse de un órgano a cambio de dinero. Solo hay que teclear «vendo un riñón» en cualquier buscador para obtener decenas de enlaces, muchos de ellos procedentes de personas extranjeras. En España, sin embargo, este mercadeo carnal no llega en ningún caso a término, según el coordinador de trasplantes del sector Málaga, Miguel Ángel Frutos, que afirma que aunque «poner un anuncio es muy fácil y barato, aquí está todo muy regulado y solo se hacen trasplantes en hospitales públicos, ya que es una de las operaciones más complejas, hay que tener unas infraestructuras y un número de profesionales cualificados que no podría mantenerse en la impunidad y el anonimato», afirma tajante. A nivel mundial, sin embargo, el año pasado 7.000 mujeres, niños y varones, por este orden, se desprendieron de un riñón, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«A lo que sea»
Ignorante de la legislación existente al respecto, J. L: D. responde que está dispuesto «a lo que sea», cuando se le pregunta si viajaría al extranjero si alguien contactara con él para realizar la transacción, aunque si encuentra antes un trabajo, «quitaré el anuncio».
Ante la proliferación de anuncios de este tipo por la crisis económica, la asociación Facua-Consumidores en Acción ya advirtió de que estas personas pueden caer en manos de mafias dedicadas al tráfico de órganos que pueden poner en riesgo sus vidas, como avisa Frutos: «El donante puede transmitir enfermedades como hepatitis o VIH».