En su peor registro de tantos en contra a estas alturas de la Liga, el equipo ha encajado un mínimo de dos en las seis últimas jornadas
El Málaga va a la moda de la Liga, que este fin de semana batió sus registros realizadores, con cuarenta y cuatro goles (a 4,4 por partido). Suelto en ataque e inseguro atrás, de forma que cuando el resultado no es satisfactorio no queda más remedio que poner la vista en las últimas filas de la formación. A estas alturas de la competición las cifras defensivas del equipo que entrena Antonio Tapia podrían ser calificadas como preocupantes de no ser porque el equipo ha resuelto de forma contundente su problema para ver puerta. Y es que en la corta etapa del Málaga Club de Fútbol en la máxima categoría es ya el más batido por estas fechas, disputadas catorce jornadas. Esos veintiséis tantos equivalen a 1,8 por partido, una rémora importante.
El problema es más grave si se recuerda que el equipo se mostró algo más solvente en el primer tramo de la temporada. Después del varapalo en el Vicente Calderón (4-0) sólo recibió tres tantos entre la jornada segunda y la sexta. Lo peor ha venido en los últimos encuentros, desde el segundo encuentro de la 'etapa reina' hasta ahora: encajó cuatro del Barcelona, otros tantos del Real Madrid y dos ante cada uno de las cuatro siguientes rivales: Villarreal, Mallorca, Osasuna y Deportivo. El resultado es que en las últimas seis jornadas ha necesitado al menos tres dianas para ganar.
El tercero peor
El Málaga es ahora el tercer conjunto más batido en la Liga. Curiosamente, le acompañan en esta estadística negativa los otros dos recién ascendidos. El Sporting, que se ha llevado ya treinta y dos y que no ha empatado -lo que da una idea de la valentía con que encara los partidos- es el peor, y le sigue el Numancia, con veintiocho. El irregular Mallorca también lleva veinticinco.
Tapia ha maniobrado con cambios para tratar de mejorar la seguridad del dispositivo defensivo. Entraron Cuadrado y Goitia por Hélder Rosário y Arnau, respectivamente, pero el mal parece estructural. En cualquier equipo de fútbol defienden todos. El trabajo de presión comienza en los dos puntas, Baha y Adrián, pero continúa en la labor de los medios centro, Miguel Ángel y Apoño, y en las ayudas en los flancos de Duda y Eliseu a los laterales. Tampoco a balón parado los únicos culpables de un despiste de marca son los zagueros.
Por el pasillo central se han producido fenómenos tan extraños como el 3-3 del Real Madrid en el Bernabéu, que llegó a escasos segundos del penalti materializado por Apoño y tras el saque de centro. Nadie detuvo el avance de los blancos e Higuaín disparó a placer desde la frontal del área.
Realismo
Desde el cuerpo técnico se analiza el problema con realismo, porque también se valora el potencial ofensivo del equipo, que comienza a ser reconocido por los rivales. Aunque no caben las comparaciones con el pasado, un medio centro defensivo de las características del uruguayo Romero encajaría muy bien en el actual diseño del equipo para compensar ciertas carencias. El jugador que se ajusta más a este perfil, el brasileño Pablo de Barros, con un enorme despliegue en el campo, aún es joven, tiene muy pocos partidos de experiencia en la máxima categoría en España y es algo impreciso con el balón, lo que ha generado alguna pérdida peligrosa.
Además de la sucesión de fallos de Weligton en los últimos encuentros el debate puede centrarse de nuevo en la portería. Goitia, notable en Mallorca y aceptable contra el Osasuna, no tuvo una actuación global negativa en el partido del domingo en La Coruña. Sin embargo, sí incurrió en un error puntual muy grave, que marcó el desarrollo del partido.
Antonio Tapia es el principal defensor de los guardametas de la primera plantilla. Ensalza las virtudes de Arnau y de Goitia y en su apuesta por el catalán desde el comienzo de temporada no fue nada fácil para él tener que rectificar. Consideró todos los comentarios de sus ayudantes y sopesó el mayor nerviosismo de Arnau en los últimos compromisos antes del relevo. Sus declaraciones tras el partido en Riazor dieron a entender que en cualquier momento puede haber una nueva variación: «Tengo confianza en los dos guardametas y van a hacer grandes intervenciones», dijo como si de aquí al final de la campaña se fuesen a producir varias alternancias.
Hay otro capítulo que pasa más inadvertido. Cara al choque del domingo no estará Cuadrado y regresará Hélder Rosário (o Lolo). El resto de defensas titulares están apercibidos, lo que puede originar una serie de partidos con cambios obligados en la retaguardia.
diariosur.com
El Málaga va a la moda de la Liga, que este fin de semana batió sus registros realizadores, con cuarenta y cuatro goles (a 4,4 por partido). Suelto en ataque e inseguro atrás, de forma que cuando el resultado no es satisfactorio no queda más remedio que poner la vista en las últimas filas de la formación. A estas alturas de la competición las cifras defensivas del equipo que entrena Antonio Tapia podrían ser calificadas como preocupantes de no ser porque el equipo ha resuelto de forma contundente su problema para ver puerta. Y es que en la corta etapa del Málaga Club de Fútbol en la máxima categoría es ya el más batido por estas fechas, disputadas catorce jornadas. Esos veintiséis tantos equivalen a 1,8 por partido, una rémora importante.
El problema es más grave si se recuerda que el equipo se mostró algo más solvente en el primer tramo de la temporada. Después del varapalo en el Vicente Calderón (4-0) sólo recibió tres tantos entre la jornada segunda y la sexta. Lo peor ha venido en los últimos encuentros, desde el segundo encuentro de la 'etapa reina' hasta ahora: encajó cuatro del Barcelona, otros tantos del Real Madrid y dos ante cada uno de las cuatro siguientes rivales: Villarreal, Mallorca, Osasuna y Deportivo. El resultado es que en las últimas seis jornadas ha necesitado al menos tres dianas para ganar.
El tercero peor
El Málaga es ahora el tercer conjunto más batido en la Liga. Curiosamente, le acompañan en esta estadística negativa los otros dos recién ascendidos. El Sporting, que se ha llevado ya treinta y dos y que no ha empatado -lo que da una idea de la valentía con que encara los partidos- es el peor, y le sigue el Numancia, con veintiocho. El irregular Mallorca también lleva veinticinco.
Tapia ha maniobrado con cambios para tratar de mejorar la seguridad del dispositivo defensivo. Entraron Cuadrado y Goitia por Hélder Rosário y Arnau, respectivamente, pero el mal parece estructural. En cualquier equipo de fútbol defienden todos. El trabajo de presión comienza en los dos puntas, Baha y Adrián, pero continúa en la labor de los medios centro, Miguel Ángel y Apoño, y en las ayudas en los flancos de Duda y Eliseu a los laterales. Tampoco a balón parado los únicos culpables de un despiste de marca son los zagueros.
Por el pasillo central se han producido fenómenos tan extraños como el 3-3 del Real Madrid en el Bernabéu, que llegó a escasos segundos del penalti materializado por Apoño y tras el saque de centro. Nadie detuvo el avance de los blancos e Higuaín disparó a placer desde la frontal del área.
Realismo
Desde el cuerpo técnico se analiza el problema con realismo, porque también se valora el potencial ofensivo del equipo, que comienza a ser reconocido por los rivales. Aunque no caben las comparaciones con el pasado, un medio centro defensivo de las características del uruguayo Romero encajaría muy bien en el actual diseño del equipo para compensar ciertas carencias. El jugador que se ajusta más a este perfil, el brasileño Pablo de Barros, con un enorme despliegue en el campo, aún es joven, tiene muy pocos partidos de experiencia en la máxima categoría en España y es algo impreciso con el balón, lo que ha generado alguna pérdida peligrosa.
Además de la sucesión de fallos de Weligton en los últimos encuentros el debate puede centrarse de nuevo en la portería. Goitia, notable en Mallorca y aceptable contra el Osasuna, no tuvo una actuación global negativa en el partido del domingo en La Coruña. Sin embargo, sí incurrió en un error puntual muy grave, que marcó el desarrollo del partido.
Antonio Tapia es el principal defensor de los guardametas de la primera plantilla. Ensalza las virtudes de Arnau y de Goitia y en su apuesta por el catalán desde el comienzo de temporada no fue nada fácil para él tener que rectificar. Consideró todos los comentarios de sus ayudantes y sopesó el mayor nerviosismo de Arnau en los últimos compromisos antes del relevo. Sus declaraciones tras el partido en Riazor dieron a entender que en cualquier momento puede haber una nueva variación: «Tengo confianza en los dos guardametas y van a hacer grandes intervenciones», dijo como si de aquí al final de la campaña se fuesen a producir varias alternancias.
Hay otro capítulo que pasa más inadvertido. Cara al choque del domingo no estará Cuadrado y regresará Hélder Rosário (o Lolo). El resto de defensas titulares están apercibidos, lo que puede originar una serie de partidos con cambios obligados en la retaguardia.
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