Un año, cuatro meses y 12 días después, tras 45 encuentros, desde la jornada 35 del curso 08/09 con el Racing, el Málaga volvió a visitar el punto de los 11 metros. Apoño anotó con un tiro a la escuadra
El juez de línea levantó al lluvioso cielo getafense su banderín y lo agitó una y otra vez formando círculos. Bajito, de complexión gruesa y perilla. No lo olvidaremos nunca. Apunten su nombre: Cayetano Borrás Márquez, del colegio balear. A Eliseu le habían tirado una patada a la rodilla que dio con el luso por los suelos. El árbitro, Estrada Fernández, que no había visto acción antirreglamentaria en el desesperado esfuerzo del central Rafa, se echó el silbato a la boca. No le quedó otra. Aspiró, sopló con fuerza e indicó el punto fatídico. Los 11 metros.
Hacía, justo anoche, 500 días, que al Málaga no le señalaban un penalti a favor. Hay que remontarse a la jornada 35 de la temporada 2008/09. Ante el Racing, el Málaga de Antonio Tapia había salvado con tremenda facilidad el obstáculo de la salvación, pero no le quedaron ni ganas ni fuerzas para intentar escalar a cotas mayores. Aquel año, el viento soplaba a favor. Y aquel encuentro, hace justo un año, cuatro meses y doce días, fue el último en el que un futbolista blanquiazul asistía al duelo directo con el cancerbero rival. Cara a cara, 11 metros de distancia y un balón de por medio.
Aquel lejano 10 de mayo de 2009 fue Luque el encargado de ejecutar el tiro. Apoño fue el hombre elegido para lanzar esta pena máxima. Y de qué forma. Él es el especialista. El mismo que aquella dulce campaña transformó siete de ocho penaltis.
El centrocampista malagueño agarró el balón con rabia y lo colocó en el punto fatídico. Tomó carrerilla y puso a funcionar ese misil de precisión milimétrica que tiene por pierna derecha.
El balón salió disparado hacia la escuadra derecha de Codina. El cancerbero del Getafe adivinó la intención del palmillero, pero ni con tres porteros se podría haber frenado ese balón, ese cohete con dirección al éxito, al gol.
El tanto era el segundo del partido, el 0-2. El Getafe se había quedado con diez, por lo que la victoria estaba ya casi garantizada. Sólo la expulsión de Jesús Gámez hizo temer por la reacción local, que no llegó nunca.
Miguel González Martín del Campo ´Míchel´, técnico de los madrileños, no tiene esta vez motivos para quejarse. Habló con amargura tras el Dépor-Getafe, en el que a los coruñeses le señalaron dos penaltis dudosos. En sala de prensa, el ex futbolista pidió honestidad para el colectivo arbitral. La misma que brilló ayer. Fue un encuentro limpio, duro por momentos, pero honesto. Tanto por el trío arbitral como por los jugadores.
Ese penalti vuelve a hacer soñar al equipo de Jesualdo Ferreira. Se pedía un equipo más equilibrado. Y ayer lo puso. Un centro del campo más resguardado, con Sandro Silva como ancla, con Apoño y Fernando a su lado, para que el barco no zozobrara. Quincy y Eliseu, más pendientes de defender, le dieron cordura al equipo. Y todo fue más fácil. Tanto, que hasta le pitaron un penalti al Málaga.
Seguro que desde la grada, Juan Ramón López Muñiz, que vio en directo el encuentro, sonrió para sus adentros. Se pasó un año echando sapos y culebras. Quizá con este equipo hubiera apostado por otro fútbol. Que tenga suerte en Tenerife. Y que a Jesualdo no le falte en Málaga.
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