Nada de nada
JUAN ANTONIO MORGADO | .-
El Málaga anda para atrás, como los cangrejos. Pero con un matiz, va más veloz que estos en esa carrera en sentido contrario que ya empezó contra el Real Madrid y que ratificó ayer en Pamplona. De más a menos. Perdió su imbatibilidad fuera de casa y se quedó sin marcar por primera vez en la Liga.
El marcador no podía ser otro a poco que el Osasuna acertara con la portería rival. El equipo de Ferreira no disparó entre los palos en los 93 minutos que duró el partido. Y así es imposible marcar. Este desacierto cara al gol es el resultado de unas preocupantes carencias en el juego colectivo. El Málaga llega al área rival más por inercia que fruto de un trabajado ejercicio de fútbol. Y como el conjunto pamplonés sí atinó, la derrota fue inapelable.
Ni las numerosas bajas que viene sufriendo el equipo son una excusa ante el mal juego desplegado ayer. Incluso la palabra 'juego' es de dudosa aplicación en este caso, porque en su justo empleo el término no puede utilizarse para designar lo que el Málaga realizó ayer sobre el mal cuidado césped del viejo El Sadar. El cuadro visitante no dio sensación en ningún momento de poder no solo ganar, sino igualar siquiera.
Tras los continuos varapalos en casa frente a rivales de fuste, al Málaga le llegó la hora de resarcirse frente a un enemigo de 'su' liga. El desenlace no pudo ser más desesperanzador. A pesar de haber transcurrido solo un mes, qué lejos queda ya esa exhibición de juego de contragolpe mostrada por los discípulos de Ferreira en Getafe. El equipo coquetea con los puestos de descenso y el próximo domingo jugará en casa. Urge ya una reacción.
El marcador no podía ser otro a poco que el Osasuna acertara con la portería rival. El equipo de Ferreira no disparó entre los palos en los 93 minutos que duró el partido. Y así es imposible marcar. Este desacierto cara al gol es el resultado de unas preocupantes carencias en el juego colectivo. El Málaga llega al área rival más por inercia que fruto de un trabajado ejercicio de fútbol. Y como el conjunto pamplonés sí atinó, la derrota fue inapelable.
Ni las numerosas bajas que viene sufriendo el equipo son una excusa ante el mal juego desplegado ayer. Incluso la palabra 'juego' es de dudosa aplicación en este caso, porque en su justo empleo el término no puede utilizarse para designar lo que el Málaga realizó ayer sobre el mal cuidado césped del viejo El Sadar. El cuadro visitante no dio sensación en ningún momento de poder no solo ganar, sino igualar siquiera.
Tras los continuos varapalos en casa frente a rivales de fuste, al Málaga le llegó la hora de resarcirse frente a un enemigo de 'su' liga. El desenlace no pudo ser más desesperanzador. A pesar de haber transcurrido solo un mes, qué lejos queda ya esa exhibición de juego de contragolpe mostrada por los discípulos de Ferreira en Getafe. El equipo coquetea con los puestos de descenso y el próximo domingo jugará en casa. Urge ya una reacción.