Entre vendedores y compradores existen dudas sobre el traslado que se realizará hasta el recinto ferial del Cortijo de Torres
Hay un lugar en Málaga donde se puede encontrar todo lo que se imagine sin recurrir a la lámpara de Aladino. Desde un kilo de higos chumbos hasta unas ventanas de color amarillo preparadas para aislar del ruido. Cientos de personas acuden a buscar aunque al final se vayan con las manos vacías.
Gente de todas las nacionalidades venden sus objetos ya usados y otras se ganan la vida con productos que ofertan a precios muy inferiores a los que presentan los carteles de los centros comerciales. El mercadillo de Martiricos, situado a unos metros del estadio de La Rosaleda, reúne a comerciantes los domingos por la mañana desde hace más de 20 años. Por sus pasillos se hace complicado hasta andar de la afluencia de público que tiene. Las furgonetas que cargan la mercancía se apilan de tal forma que parece un verdadero juego de Tetris.
Eso motivó la decisión del Ayuntamiento de trasladar el rastro al recinto ferial del Cortijo de Torres, en concreto a la zona donde se instalan las atracciones en época de feria. El Consistorio acordó realizar la mudanza por las condiciones del sitio actual, que no tiene la suficiente capacidad para albergar a la cantidad de puestos y de personas que se agrupan los domingos por la mañana. La idea es que en la explanada de Martiricos se construya una gran zona verde.
El traslado ocasiona división de opiniones entre comerciantes y compradores. Unos creen que se va a mejorar la situación, ya que habrá mayor espacio y contarán con aparcamientos que facilitarán la llegada de más clientela.
Otros, sin embargo, se muestran más reticentes ante el cambio que se producirá a principios del próximo año y consideran que la cercanía que tiene la actual ubicación con los vecinos del Centro se va a perder, y con ello el éxito actual que tiene este mercadillo.
«Hay muchos puestos que son ilegales y además no puede ser que unos tengan tres metros y otros ocupen 12, eso va a cambiar con el traslado», comenta María tras su mostrador de ropa interior femenina. Se ha levantado a las siete de la mañana para ocupar su lugar en la explanada, pero tiene que esperar hasta las tres de la tarde ya que la furgoneta donde carga su mercancía está literalmente bloqueada, no tiene espacio alguno por donde salir.
Al otro lado del puesto de María, lindando con la pared que separa la explanada del río sin caudal está una de las zonas más concurridas: la de los objetos usados. Aquí sí que se puede encontrar lo que menos se espera. Desde una alcachofa que regula la presión de la bombona de butano hasta un mando abierto por la mitad y pegado con cinta aislante.
Allí está Federico Damián, que hace sus regateos con los que se interesan por el precio de los objetos que vende. Él se queja de que a los vendedores de objetos usados no los van a trasladar al Cortijo de Torres. «Todo el mundo que entra en este mercadillo pasa primero por aquí y después se marcha hacia la otra zona, así que sin los objetos usados se perderá mucho público», comenta Federico.
En esta zona hay compradores y vendedores de lo más variopinto. Todas las nacionalidades están presentes. Ponen sus mantas en el suelo y esperan con paciencia a que alguien les pregunte el precio de alguno de los objetos que exponen.
Recogida de firmas
«Estamos recogiendo firmas para exigir que el traslado que se va a realizar incluya también a los vendedores de objetos de segunda mano», comenta uno de los comerciantes de la zona. Él señala que actualmente hay muchas personas que se están ganando la vida con la venta que realizan los domingos.
Algunos han decidido probar suerte en el mundo de los mercadillos. Eso le pasó a un vendedor de bolsos que dice que ha llegado del mismo Pakistán. No quiere revelar su nombre aunque sí su nacionalidad, que es ecuatoriana. Quizá este comerciante cree que estamos persiguiendo falsificaciones, que también las vende. «Puede que entre estos puestos haya mercancía robada, aunque yo no lo creo así. Las personas tienen que ganarse la vida en algo», asegura.
El traslado del mercadillo de Martiricos parece que va a tener más ventajas que inconvenientes, pero entre comerciantes y vendedores todavía está presente la sombra de la duda por la acogida que tendrá la nueva zona. Va a ser una mudanza con incertidumbre.
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2010/08/31/incertidumbre-martiricos/363954.html